Luis Zueco dirige dos castillos en Aragón; también vive en uno de ellos.

Luis Zueco dirige dos castillos en Aragón; también vive en uno de ellos. Cedida

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Luis Zueco, el novelista histórico e ingeniero industrial que restaura y dirige castillos: "Al escribir hablo con reyes"

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¿Se imaginan criarse en un castillo del siglo XIV? No todo el mundo tiene ese privilegio. Entre almenas, torreones, murallas y matacanes, Luis Zueco se ha pasado su infancia corriendo y jugando por los pasillos de una auténtica fortaleza medieval y, 36 años después, se ha convertido en un reputado novelista histórico que ha pasado de soñar con castillos a vivir en uno. Reviviendo los hechos acaecidos, el aragonés plasma la esencia de las diferentes épocas de las que escribe, pues para él la historia es la herramienta que puede explicarlo todo.

"Perseverante, hiperactivo e impaciente" son las palabras que el novelista ha escogido para describirse, y razón no le falta. De mente inquieta, siempre tiene que estar ocupado para ordenar sus pensamientos. Además de novelista, también es ingeniero industrial, licenciado en Historia, máster en Investigación Artística e Histórica, miembro de AEAC (Asociación Española de Amigos de los Castillos), autor de 16 libros, restaurador y director de los castillos de Grisel y de Bulbuente, en Aragon.

"No me gusta centrarme en una cosa solo", comenta Luis. Sus inicios como literato de éxito comenzaron a la vez que ejercía como ingeniero. Polifacético y después de su primer grado universitario, Zueco trabajaba en Madrid como industrial, se sacaba la carrera de historiador, escribía su primera novela y en los ratos libres ayudaba a su familia a restaurar las fortalezas que ahora gestiona; todo a la vez.

Una fotografía de Luis Zueco.

Una fotografía de Luis Zueco. Cedida

Al final, las pasiones superaron al oficio y el escritor se decantó por los tiempos de antaño como forma de vida. Al terminar su primera novela, las otras venían sobre ruedas, o sobre carruajes escoltados por caballeros en cota de maya y espada en mano. Sus obras han trascendido las fronteras de España y se han publicado en México, Chile, Estados Unidos, Polonia, Portugal, Italia…, casi imitando al imperio donde nunca se ponía el sol; solo que utilizando la escritura.

En las diferentes salas de los castillos que regenta, Zueco encuentra la inspiración para sus aventuras literarias. "Restaurar estas estructuras es devolver un pedazo de nuestra historia", dice. Literatura, historia y castillos, esos son los pilares que construyen a este escritor y que no duda en charlar con EL ESPAÑOL sobre la importancia que tienen.

Un viaje al pasado

El aragonés tiene muy claro que escribir sobre historia es como un "viaje en el tiempo". La historia no es una asignatura más que se imparte en las aulas educativas, si no la disciplina que explica de dónde venimos, quiénes somos, y por qué somos como somos. "Es esencial, es mucho más que puro conocimiento o dárselas de culto. Gracias a la historia se puede entender la economía, política, climatología… Todo. Es una herramienta con la que podemos comprender el pasado, el presente y el futuro", afirma Luis.

¿Conocen la sensación de ver una película y saber cómo va acabar? A muchas personas no les gusta, y a los novelistas históricos tampoco. Una de las principales complicaciones de este tipo de obras es que narran algo que ya está contado, escrito o sabido, por lo que no tienen las mismas libertades literarias que las novelas de ficción.

Luis Zueco y el Castillo de Bulbuente.

Luis Zueco y el Castillo de Bulbuente. Cedida

Zueco es el autor de 16 novelas históricas.

Zueco es el autor de 16 novelas históricas. Cedida

"Cuando escribes sobre historia tienes que utilizar muy bien los elementos de sorpresa y buscar las diferentes perspectivas desde las que contar la trama. Siempre digo que hay que ver los enfoques de frente, de lado y de espaldas. Si repites las estructuras de los libros de texto no vas a poder enganchar al lector", menciona.

Zueco es autor de las novelas El castillo (2015), La ciudad (2016), El monasterio (2018), El Mercader de Libros (2020), El Cirujano de Almas (2021) y El tablero de la reina (2023)..., y la lista sigue subiendo, pues el autor publica un libro por año. "A veces estoy escribiendo tres obras a la vez, necesito tratar varios temas diferentes para no cansarme de ninguno", resalta.

Una ficción muy real, muy histórica

Como informa el restaurador a este diario, sus novelas son "muy sencillas" de leer con tramas "muy complicadas", y estas dos llaves son las claves que abren la cámara del tesoro, la del éxito. Zueco considera que para sumergir al lector en las aventuras que se escriben, hay que engañarlo, jugar con su mente y conseguir que se identifique con los personajes; pero esto no es lo más complejo.

El ingeniero explica que este tipo de ficciones históricas son más que batallas, guerras y reyes. "No es escribir solo de la Segunda Guerra Mundial, de Hitler o de Fernando VII", comenta. A su parecer, escribir sobre historia se trata de transportar al lector a otra época, plasmar en el papel lo que se vivía en esos años, olvidarse de quienes somos para sentir otras realidades a través de las palabras, de la lectura. "Es moverse a periodos pasados, evadirse del presente", añade.

Luis Zueco.

Luis Zueco. Cedida

"Lo más difícil es captar el espíritu de la época de la que te estás inspirando y, cuanto más separado esté este periodo histórico, más complejo todavía. La novela histórica requiere de mucho esfuerzo porque tienes que entender el contexto de cómo se vivía allí, documentarse mucho, traducir un cacho de historia al papel. Además, todo cambia con el paso del tiempo, no solo los años, si no la mentalidad y el dinamismo de la sociedad, por lo que hay que atender a los cambios de la filosofía, los personajes, la cultura", resume Zueco.

En este sentido, parece que no se puede crear nada nuevo si te centras en hechos históricos, pero la realidad no es así. Dentro de este tipo de literatura hay mucha ficción, solo que tiene sus limitaciones. "Si nos centramos en la edad media, no tendría sentido un campesino de más de 40 años porque la esperanza de vida era menor, o una mujer no podía hacer lo mismo en el siglo XV que en la actualidad. Puedes inventar muchas cosas, pero siempre bajo el yugo de la sociedad que narres", aclara Luis.

El rey del castillo

La familia del escritor también es una gran amante de la historia. Cuando Luis no era más que un niño sus familiares compraron un castillo en ruinas con el objetivo de restaurarlo, y esa hazaña les ha llevado más de 30 años. Desde los 13 años el novelista ha estado ayudando en la gestión y restauración de esta propiedad. Al ser un edificio histórico no basta con comprarlo, también hay que restaurarlo, mantenerlo y darle uso.

Luis Zueco.

Luis Zueco. Cedida

"Tuvimos que invertir mucho y para poder amortizarlo habilitamos el castillo de Grisel como alojamiento turístico en 2011. Luego repetimos la misma operación con el castillo de de Bulbuente", dice el historiador. Estas arquitecturas dotan del siglo XI y mantienen la mayoría de sus elementos originales después de largos años y arduas tareas de conservación.

Zueco se encarga de dirigir estas propiedades como una atracción y atractivo turístico aragonés. "Todos los edificios históricos deberían estar abiertos al público de una manera u otra, ya sea como museo, hoteles, restaurantes, miradores… Al fin y al cabo es parte de lo que somos, es el patrimonio de nuestros antepasados", considera el escritor.

Luis Zueco en el interior del castillo.

Luis Zueco en el interior del castillo. Cedida

Vivir en un castillo es llamativo, aunque Luis afirma que no lo ha hecho a propósito de su profesión. Eso sí, es un "lujo" las condiciones de trabajo que tiene este novelista histórico. Como un rey en su castillo, Luis asegura que escribe en las mejor ambiente laboral que nunca ha tenido, de hecho, su próxima novela la está ejecutando en lo alto del torreón.

Desde sus fortalezas el escritor defiende a capa y espada la importancia de la lectura frente a la invasión de las nuevas tecnologías. "Cada vez que escribo me transporto a otra época y conozco nuevos espacios, nuevas personas; es una aventura diferente cada día. ¡Yo hablo con reyes cuando escribo! En un mundo cada vez más digital, hacen falta, cada vez más, esos refugios donde nos podamos concentrar, donde huir de la realidad", finaliza el novelista.