Toni Cantó (Valencia, 1965) es un actor que hace de político o un político que hace de actor, según se mire. El más reciente y lacerante azote parlamentario de Luis Bárcenas es un tipo que ha llegado a donde está saltando, a veces, de polémica en polémica y dándose algún que otro trompazo profesional y vital, pero también a base de saber escuchar y rectificar. Ahí sigue, demostrando que la cosa pública es de y para todos los que se atreven a entrar en ella. A riesgo de que les llamen de todo, menos guapo de cara…
¿Que si yo estoy muy puesto en corrupción? Sí, digamos que es uno de los temas que más me ocupan ahora mismo. Yo estoy contento. Creo que estamos equilibrando bien lo necesario que es, por un lado, seguir viendo qué ha sucedido en el pasado, centrándonos más aquí, en Madrid, en las responsabilidades del PP, del mismo modo que en Andalucía hay que centrarse más en las del PSOE, o en Cataluña en las de CiU… De todos los partidos que han estado en el poder, en suma… Pero tan importante como esclarecer todo esto es plantearnos qué tenemos que hacer para que todo esto no se repita.
¿Cómo? Pues hay que tomarse mucho más en serio la despolitización de la justicia, hay que dotarla de medios, hay que entrar a fondo en la financiación de los partidos… La prioridad, como he dicho, es que estas cosas no se repitan, porque aparte del coste económico que tienen para todos, lo peor, para mí, es el irreparable alejamiento de las personas de las instituciones que estos escándalos producen. La gente, desengañada ante estas cosas, a veces se echa en brazos de movimientos que lo que buscan no es construir, o reconstruir, o mejorar nada, sino pura y simplemente destrozar.
¿Que se me nota mucho que esto lo digo pensando en Podemos? Sí, no lo oculto. Podemos es una reacción, por otra parte, lógica. Si pensamos en la gran cantidad de gente que lo ha pasado muy mal con la crisis, crisis en gran parte propiciada por la misma corrupción… Mucha gente ha votado en clave de querer cargarse el sistema, en clave de revancha, no importando mucho el resultado. Ni el futuro. Nosotros estamos en la línea de reconstruir, de poner en valor algo que debemos a las generaciones políticas que nos han precedido: y es el gran esfuerzo que estas generaciones hicieron para que nos alejáramos de las trincheras, del frentismo. Algunos, con su afán de simplificar todo tanto, parece que nos quieren volver a llevar a eso. A las trincheras.
¿Que esas cosas tienen unos indudables réditos en política? Claro. Simplificas la cosa, simplificas el mensaje, simplificas al enemigo poniéndole una diana encima… Pero yo creo que, a medida que trabajas en política, te vas dando cuenta, yo por lo menos me he dado cuenta, de que las cosas no son tan sencillas. Yo no he salido del bipartidismo del PSOE y del PP para caer ahora en el nuevo bipartidismo de trinchera al que nos quiere llevar Podemos. Yo creo que ahora lo que se necesita en este país es lo que nosotros ofrecemos, con franqueza: pacto, diálogo, arrancar concesiones, sólo con 32 diputados hemos conseguido arrancarle cosas muy valiosas al PP. Yo creo que esa es la nueva cultura política que va a determinar el futuro en este país. Es normal que sea complicado acostumbrarse a ella. Pero nosotros estamos contentos. ¿Cómo no vamos a estar contentos después de arrancarle a Montoro 2.000 millones en rebaja fiscal? Me siento orgulloso.
Me pregunta usted, señorita, que cómo se van a compensar esos 2.000 millones, cómo y de dónde saldrá lo que falta… Pues mire, hay muchas maneras de compensar esas cosas, y yo creo que nunca se insiste lo suficiente en ellas. Lo primero, incrementar los esfuerzos para que aflore toda la economía sumergida. Y desde luego los esfuerzos para reducir duplicidades administrativas, simplificar todo lo que es Administración sobrante.
Apunta usted, rauda, que a mí casi se me cargan por entrar a saco con los excesos de la televisión pública valenciana, Canal Nou… Yo sigo siendo muy crítico con esos excesos. Y ahora veo atónito como Compromís de Valencia va e impone una directora de informativos que es de ellos, de Compromís. En fin, que acaba sucediendo lo de siempre: Compromís criticaba el Canal Nou del PP pero termina creando A punt para Compromís… Cuando yo creo que tanto el PP como Compromís, si quieren una televisión propia, que se la paguen ellos…Pero que no se la hagan pagar a los valencianos. Yo sí creo en la necesidad de una televisión pública valenciana. Pero no politizada.
Pega usted un quiebro y me pregunta qué se siente al ser un chico de derechas…¡¿Yo?! Bueno, claro, ahora todo es decir que PSOE y Podemos son de izquierdas, y el PP y Ciudadanos, de derechas… No precisamente en tono admirativo, estoy de acuerdo con usted, señorita… Bueno, es el bipartidismo ese barato y desesperante que al principio comentábamos, amenizado en nuestro caso, por esa manía de que si defiendes la unidad de España, lo cual no significa necesariamente que seas centralista, pues eso, como algo de derechas… Mientras que el nacionalismo sería…¿de izquierdas? Pues ya me perdonarán, pero lo más progresista que hay es defender que todos los ciudadanos españoles tengan exactamente los mismos derechos independientemente de donde vivan y donde hayan nacido…
Cierra usted ahora el foco, señorita, en mi trayectoria personal, que efectivamente ha oscilado de Ciudadanos a UPyD y vuelta a empezar. De la época de UPyD yo conservo un recuerdo agridulce. Muchísima gente se quedó de repente en el vacío. Otra cosa es que la inmensa mayoría de aquellos votantes estén ahora con nosotros, con Ciudadanos. ¿Rosa Díez se equivocó mucho?, me pregunta usted. Yo creo que Rosa y el resto de la dirección se equivocaron, esto no lo digo ahora, ya lo dije en su momento donde lo tenía que decir. Y sí, es verdad que ahora Ciudadanos se ha quedado solo. No hay nadie que nos acompañe en este espacio de centro, liberal, progresista… Estamos solos propugnando la simplificación de la Administración o una ley electoral más justa o la despolitización de la justicia.
A veces nos extraña incluso esta soledad, porque en la mayoría de estas aspiraciones uno piensa que nos debería acompañar la izquierda, y sin embargo, en la práctica no es así… La izquierda ha abandonado hace tiempo este terreno, y está de acuerdo en que haya comunidades autónomas de primera y de segunda… El PP, que en teoría debería cumplir con la tradición liberal de otros partidos de otros países, no está nada por la labor de adelgazar Administraciones.
Sí, en algunas cosas estamos muy solitos. Pero con nuestros 32 votos vamos consiguiendo cosas… Yo tengo grandes peleas con la gente de Podemos y de Compromís, que nos echan en cara que hayamos alcanzado determinados pactos con el PP. Ellos están allí anclados en un discurso inmovilista, todo el día hablando de la corrupción y ya está, y es verdad que en Valencia ha habido mucha corrupción, pero ni siquiera es la comunidad más corrupta, por delante están Andalucía y Cataluña, pero eso a ellos no les importa porque no saben ni quieren hablar de otra cosa. No tienen para nada clara la idea de utilidad política. Entonces, yo pregunto a un ciudadano valenciano, ¿qué le es más útil, votar para el Congreso al PSPV o a Compromís, que aquí no le van a solucionar nada, o a Ciudadanos, que hoy le arrancamos 2.000 millones de rebaja fiscal a Montoro?¿Que hemos conseguido una ley muy ventajosa para los autónomos? ¿Que hemos conseguido igualar los permisos de paternidad?
Me pregunta usted, señorita, si es verdad que Compromís casi se carga la fiesta taurina de Hogueras, en Alicante, porque aparecía la cara de Miguel Hernández en el cartel… ¡Con lo taurino que era Miguel Hernández! Pues mire, no lo sé, pero sin duda algo así es muy típico de ellos. Se creen que un poeta como Miguel Hernández o como Federico García Lorca sólo les puede pertenecer a ellos. A mí esto me raspa por dos lados, por el político y por el lado de hombre de la cultura. Estos partidos siempre han querido utilizar la cultura, apropiársela, patrimonializarla. Sólo les interesa para conseguir votos. Nadie se ha preocupado realmente de hacer una política cultural en este país, y mucho menos de educación.
¿Que si aquí, más que cultura, tenemos cultureta, y ojito con no ser progre? Bueno, es un hecho que en el colectivo cultural, en el colectivo artístico, ha habido un miedo a identificarse con partidos políticos que no fueran clarísimamente de izquierda o de extrema izquierda. Es cierto que ha habido gente de la cultura que por no hacer esto ha pagado un coste, empezando por un servidor. Pero poquito a poquito esto va cambiando, creo. Lo que le decía de hacer las cosas con calma y con mesura y con criterio útil… Los que hemos conseguido reducir el IVA de los espectáculos culturales somos nosotros, un partido de centro. Ningún otro porque no están en ello. Y me da rabia que pretendan apropiarse nombres como el de Federico García Lorca, que no puede pertenecer a nadie, ni a las izquierdas ni a las derechas…
Me dice usted si me veo volviendo a ejercer de actor full time o si, como Ronald Reagan, ya veo mi paso a la política como irreversible… No, mire, yo este fin de semana voy a Oviedo a hacer Aquiles. Lo que pasa es que yo ahora sólo puedo hacer estas cosas en el plan de aquello que cantaba Perales, “a qué dedica el tiempo libre”… En las vacaciones de verano, en las de Semana Santa… Nada, haré unas ocho o diez funciones de aquí a fin de año, luego ya se acaba. Pero yo lo considero necesario para mi salud mental. Cuando estás acostumbrado a un trabajo creativo, la política es muy sota, caballo y rey… ¿Cómo dice? ¿Que cómo lo hago, que si me pongo a hacer de Aquiles con los escoltas a pie de escenario? Quite, quite, yo nunca he llevado escolta en mi vida, aunque es verdad que a veces… Sobre todo en el mundo virtual, yo recibo insultos y amenazas cada dos por tres.
Yo creo que ese es otro tema preocupante del que se tendrá que hablar algún día, y espero que no lo tengamos que hablar a raíz de una desgracia. Porque otra cosa que yo siempre reprocharé a las fuerzas de izquierda es la banalización de la violencia. Me parece peligrosísimo eso. Porque peligrosos son los que te escriben en Twitter, a partir de ahora mira los bajos de tu coche, o cuando vengas a Cataluña te vamos a pegar una paliza… Pero luego hay gente que, sin haber escrito nunca eso, lo lee, de repente te ve un día y se le puede ocurrir tomarse la ¿justicia? por su mano… En esta banalización de la violencia están algunas fuerzas de izquierda y nacionalistas, y eso a mí me parece especialmente repugnante. La violencia debe estar siempre clarísimamente rechazada venga de donde venga.
¿Qué tiene que pasar para que Ciudadanos entre en el gobierno y para que yo sea ministro?, me pregunta usted, señorita Grau, sin respirar y del tirón… ¡Bueno!... Yo creo que Albert Rivera ya dijo, y a mí me parece que está muy bien tirado, que esta no era la legislatura de entrar en gobiernos. Entre otras cosas porque teníamos que prepararnos. Teníamos que ser conscientes de que en un partido joven como el nuestro tenemos que formarnos todavía mucho. Aprender. Coger experiencia.
Yo creo que esta legislatura, además de la pequeñita que vino antes, ha sido muy buena para esto. Hoy estábamos reunidos en el grupo parlamentario y lo estábamos viendo, nos hemos dado cuenta de que todos hemos intervenido, de que todos ya vamos teniendo mucho trabajo parlamentario detrás. Se ha creado un grupo muy currante, formado mayormente por profesionales muy válidos, que vienen formados de la sociedad civil, no son gente que viene de la política. Yo veo a mis compañeros y los veo a todos preparados para entrar a formar parte del gobierno de cualquier Comunidad Autónoma o Ayuntamiento. Creo que ha sido buena decisión esperar y tomarnos este tiempo de preparación.
Y usted erre que erre: que si culminado este período formativo, me veo yo de ministro de Cultura, sin ir más lejos…¿O no será que me da miedo ocupar ese ministerio que tanta gente considera maldito? Jo, pues mire, a mí me parece increíble que sea visto como un ministerio maldito. Es más, me parece increíble que no exista como tal ministerio, independiente, porque creo que es necesario. Y de maldito nada, a mí me parece una grandísima oportunidad. Mentiría si dijera que no me gustaría. Miente cualquiera que se mete en política y diga que no le gustaría un día gestionar. ¿No estamos aquí para eso?