Entre botellas de cristal que lanzaban los propios manifestantes y las porras que se alzaban entre las manos de los antidisturbios, una mujer se desnudó de cintura para arriba, cerró los ojos y esperó a que pasase el vendaval. Aquella imagen quedaría como uno de los símbolos de la protesta.
Rebobinemos cuatro años: martes 25 de septiembre de 2012, primera convocatoria de Rodea el Congreso durante un pleno del Parlamento. Aquel día, miles de personas salieron a las calles de Madrid a protestar "contra los recortes" del gobierno de Mariano Rajoy. Cercaron el Congreso de los Diputados para rebelarse ante una "democracia secuestrada", como afirmaba la Coordinadora de la protesta en un manifiesto colgado en internet. Reclamaban "justicia y libertad". Por aquel entonces se hablaba de deuda, de Troika y de mercados financieros. La jornada acabó con ocho imputados de la organización, una causa que el juez Santiago Pedraz archivó porque, según el auto, "no se produjo ningún delito contra las instituciones del Estado".
Hoy, sábado 29 de octubre, se ha convocado un nuevo Rodea el Congreso para protestar contra la investidura de Mariano Rajoy facilitada por el PSOE. Los convocantes lo consideran "ilegítimo". En esta ocasión, sin embargo, ninguna mujer se alzará entre las cabezas de los manifestantes. Jil Love, la activista que se dio a conocer el 25-S por su desnudo pacífico, no acudirá a la llamada.
Jil Love, cuyo nombre real es Jordina Salabert, me recibe en Skype desde su casa en San Francisco, donde reside desde 2007. Acaba de despertar con dolor de cabeza, pero me concede media hora: "Me da mucha pena no poder estar allí el sábado pero al menos puedo lanzar un mensaje: que la gente se quite el miedo y salga a la calle. Ahora más que nunca", dice.
De su infancia en Tarragona, donde nació, le gusta hablar poco. Tampoco quiere decirme su edad: "Prefiero que sea un misterio. Nací en los 80, ahí lo dejo. La mejor época". Lo único que rememora de su pasado es la época en la que comía mucho pescado. "Mi padre era perito naval. Traía el mejor pescado, el más fresco, los mejores carabineros... Con el tiempo me he informado y, bueno, la gente que come pescado es más inteligente. Por el fósforo y todo eso".
—Se considera inteligente, entonces.
—Me considero una persona inteligente, sí. Creo que sobre todo tengo inteligencia emocional, porque si tuviera otra inteligencia estaría en otro mundo: sería científica de la NASA o algo así.
Dice que siempre quiso ser actriz, aunque la profesión le ha decepcionado. Probó suerte en Estados Unidos: estudió interpretación en Los Ángeles y rodó algunas películas. La más memorable, Saving Isis, dirigida y protagonizada por ella, y con voz en off de Pilar Bardem. "Veía muchísimo cine con mi madre desde que era pequeña. Ella era muy revolucionaria y fuerte, muy pasionaria, igual que mi abuela. De ahí salí yo, con determinación para cambiar el mundo a mejor".
—Hubo gente que la acusó de desnudarse el 25-S, y también en protestas posteriores, para promocionar su película, Saving Isis.
—Sí, el estreno coincidía casi con el Rodea el Congreso, fue por aquella época. Ya ves, no tuve ninguna suerte con ella. Pero están muy equivocados: la razón por la que yo volví a España [llevaba 5 fuera] es porque mi madre murió. Vine para su funeral y me quedé con mi padre un tiempo en Tarragona. Justo estaba terminando la película. Surgió lo de Rodea el Congreso y decidí ir a protestar y tal. Allí me encontré con esta revolución espiritual y allí nació el 'Love Revolution'. No había ninguna preparación, me vino como una llamada divina.
—¿Cómo definiría su 'Love Revolution'?
—Soy 'artivista', es decir, mezclo arte y activismo. Y quiero cambiar el mundo con mensajes de amor. Cambio de formas y colores para levantar conciencia sobre los derechos humanos, los derechos de los animales, sobre la naturaleza... Es decir, me pinto con sangre o con petróleo para protestar por ejemplo por Palestina o por los desastres medioambientales.
—¿Y aquello comenzó el 25-S?
—Sí, había mucha violencia. Los manifestantes tiraban botellas, la policía cargaba... yo, de repente, me encontré en medio de todo ese caos. Pensé: "¿Qué puedo hacer para parar esto?". Quería calmar los ánimos. Cerré los ojos y al abrirlos me encontré con un cambio de energía increíble. ¡En un solo momento!
—¿Por qué decidió ir a protestar aquel día?
—Yo estaba en Madrid por mi película y también para visitar a unos amigos. Recuerdo que me enteré de la convocatoria, que era para protestar contra las medidas de austeridad de Rajoy. Como que nos querían despojar de todo, de los derechos y privilegios, y dejarnos desnudos, en la calle, pasando frío. Por eso me desnudé. Me quitas todo: la casa, el salario... Yo lo simbolicé así. Recuerdo que cuando volví a España la vi mucho peor que como la dejé. La gente estaba muy triste, todo muy gris. Quise aportar algo de alegría.
Cuenta que se mudó a San Francisco por amor. "Conocí a alguien y decidí venirme definitivamente. Fui a España en 2012 y me quedé hasta principios de 2014. Luego regresé, pero ahora ya como 'artivista'. Del cine quedé muy desencantada. Ahora hago protestas y recopilo fotografías y pensamientos en mis libros. Gracias, en parte, a la herencia de mi madre puedo hacer lo que realmente quiero". "Estuve un tiempo en Nuevo México. Estudié enfermería y empecé a trabajar. Cuidaba de gente que estaba en transición: entre la vida y la muerte. Era muy duro ser enfermera de hospicio pero era algo que desde pequeña quise hacer. Siempre me han gustado los ancianos y los niños. Son más auténticos, más puros. A los niños les da igual lo que piensen de ellos, y los mayores no tienen nada que perder. Son los adultos los que están atados a sus obligaciones".
No ve posible un Rodea el Capitolio, pero si tuviese que hacerlo preferiría protestar contra Hillary Clinton. "Es mucho peor que Trump. Hillary quiere continuar con las mismas guerras, leyes y políticas que Obama. Ella nos quiere llevar a la III Guerra Mundial", apunta. Y añade: "De todas formas, aquí no haría lo mismo que en el Rodea el Congreso. Aquí la policía va muy armada, son muy chungos. En el Capitolio no me atrevería a hacerlo".
Antes de terminar la conversación —y las tostadas de su desayuno— dice que apoyará el Rodea el Congreso de hoy de forma espiritual. "No sabes lo que me encantaría estar ahí: subirme a la valla y pintarme el cuerpo con todo aquello que quiero reivindicar: paz, libertad, dignidad".