Conducir con una sillita a favor de marcha, ¿peligro mortal para los niños?
Los padres de Gabriel, de 3 años, culpan de la muerte de su hijo a una silla de coche inadecuada. Los de Marco, también. Informes aconsejan que los bebés deben viajar a contramarcha.
30 octubre, 2016 02:53Noticias relacionadas
"Viajar en sillas a favor de la marcha mata", advierten incansablemente Fernando López y Elena Chamorro desde el dolor y la impotencia por haber sufrido la peor de las desgracias a la que pueden enfrentarse unos padres: perder a su hijo con apenas 3 años, y dejar sin hermano mayor a Lara, de 2, tras un accidente. El comité de prevención de lesiones de la Asociación Española de Pediatría (AEP) revela "que en nuestro país los accidentes de tráfico representan una de las causas más importantes de muerte en menores".
Gabriel era un niño sano, alegre, cariñoso, con un brillo en la mirada que le acompañó hasta el último instante, al que le gustaba tocar la guitarra como a su padre, y se pasaba el día correteando por la casa diciendo a su mamá "te ayudo, te ayudo".
El pequeño regresaba del colegio junto a Fernando, conductor de ambulancias, una lluviosa tarde de noviembre de 2014, cuando un vehículo los embistió en la M-618 a la altura de Canto del Pico (Madrid). Tras el impacto, el técnico en emergencias sanitarias tuvo que reanimar a su hijo durante más de media hora "para que al menos llegase con vida al hospital, y se despidiera de su madre", recuerda el sanitario.
Posiblemente el tipo de sistema de retención infantil (SRI) en el que sentaron a Gabriel, exactamente una silla Cybex Pallas Fix con escudo frontal, fue, presuntamente, responsable de la decapitación interna que sufrió el bebé: luxación completa de la primera vértebra cervical que provoca la separación de cráneo y columna vertebral.
En la descripción del producto el fabricante indica lo siguiente: "El cojín de seguridad, (refiriéndose al escudo), reduce el riesgo de sufrir daños en el cuello. Las fuerzas del impacto se distribuyen sobre la superficie del cojín, se neutralizan gracias a sus materiales diseñados para absorber la energía del golpe. Las sensibles zonas de la cabeza, el cuello y el pecho quedan protegidas". Pero el niño sufrió una pentaplejia que le dejó inmóvil en una camilla, y enganchado a una máquina de oxígeno. Aparentemente, el impacto no había tenido consecuencias para el pequeño. "Gabriel sólo tenía un rasguño en la barbilla", recuerda el padre.
La creciente visibilidad en los medios de la familia López-Chamorro llega a través de la pasada campaña de sensibilización Ni un peque más en peligro y de las emotivas publicaciones que comparten en su popular página de Facebook (con más de 7.000 seguidores), Gabriel el Vikingo y la Leyenda de la Ola Verde. Allí acarician con mimo sus recuerdos, creando un puente de ternura y consuelo, para dirigirse a su pequeño, como si en el mundo virtual se concediera una tregua al duelo.
Gabriel, a los 7 meses de aquel demoledor impacto, tras su tenaz lucha para sobrevivir, dejó de respirar, y falleció en brazos de sus padres.
"Nuestro hijo murió por culpa de una sillita de coche inadecuada. Por una silla como la que tienen en sus coches la mayoría de familias españolas instalada a favor de marcha", insisten los padres del Vikingo, quienes han iniciado una recogida de firmas que ha recibido el apoyo de 192.937 personas, para que la DGT y el Ministerio del Interior se comprometan a que las sillas a contramarcha (ACM) sean obligatorias hasta los 4 años como mínimo.
Tráfico no reacciona
"Desgraciadamente, a pesar de los esfuerzos, las autoridades de Tráfico, aunque conocen el problema, no obligan a que las sillas se coloquen a contramarcha, algo que sería deseable". Habla el veterano periodista Paco Costas, toda una referencia en el mundo del motor: "Esto no es algo nuevo: a finales de los 60 visité Suecia y ya por entonces Volvo y Saab tenían un acuerdo con la firma Klippan, fabricante de las sillas infantiles, para colocarlas en el sentido inverso a la marcha". En 1963, el profesor sueco Bertil Aldman desarrolló el primer prototipo de silla, basándose en la posición (de espaldas a la marcha) en la que amerizaban los astronautas de la 'Misión Gemini'.
Para comprar el tan galardonado asiento infantil alemán de Gabriel, Fernando y Elena realizaron un esfuerzo económico, con la esperanza de que protegiera al bebé. Poseía la nota más alta en algunos test de motor como los del Real Automóvil Club de España (RACE). "Eso nos llevó a tener una falsa confianza en un producto que a todas luces no era el más seguro", manifiesta López.
Paradójicamente, este tipo de dispositivo de sujeción infantil, orientado a favor de la marcha (AFM) y con escudo frontal, sigue siendo de los más recomendados por los clubes automovilísticos europeos, especialmente por el prestigioso club del automóvil alemán ADAC.
En 1995 el programa Extra, de la cadena de televisión germana RTL sorprendía a la audiencia de este modo: "Hoy ha salido a la luz una situación incómoda para los fabricantes de sillas. Hablamos de las graves deficiencias en seguridad que encontramos en prácticamente todas las sillas alemanas. Deficiencias que han provocado que varios niños hayan sufrido heridas graves aun habiendo estado sentados y abrochados según lo estipulado. En Suecia han desarrollado sillas de auto que protegen al niño de una forma más completa. Este peligro que sufren los niños ya fue documentado por ADAC en 1990, cuando realizaron una comparación de los dos sistemas. A contramarcha, la carga que sufre el cuello quedó confirmada en 0'5 kN (unidad de fuerza), lo equivalente a una presión de 50 kg. Cuando el asiento está orientado en el sentido de la marcha, este mismo valor se multiplica por 7, hasta un total de 3'2 kN de carga sobre el cuello del niño. Casi media tonelada".
Pese a estos datos, ADAC continúa recomendando mayoritariamente las sillas en dirección a la marcha.
El RACE, homólogo de ADAC en España, ha publicado esta semana su informe de 2016, donde, en el rango de 1 a 4 años, otorga la máxima puntuación a sillas similares a las que utilizaba Gabriel. Es decir, a favor de la marcha. Suspende, de un modo que ha suscitado polémica, a las que se instalan de espaldas al conductor. Este hecho resulta incomprensible para los padres de Gabriel. Esta periodista ha pedido a RACE su opinión sobre el caso del menor, pero no ha obtenido respuesta.
El modelo sueco
¿Por qué se siguen recomendando las sillas a favor de la marcha? "La respuesta a esa pregunta sólo la tiene RACE. Lo único que puedo afirmar con total rotundidad es que la física es incuestionable. Ningún niño tiene garantizada su seguridad en una silla a favor de la marcha (con escudo o arnés), en el escenario más frecuente y lesivo (impacto frontal) por muchos galardones que haya obtenido. Quien se sirva de un test, ranking o dummie para afirmar lo contrario, desde el punto de vista de la física, miente". Así lo considera Cristina Barroso, asesora en sistemas de retención infantil y portavoz y precursora del modelo sueco en España.
Barroso afirma que "los organismos suecos como el laboratorio oficial VTI (donde se realiza el prestigioso Plus Test) y la NTA (The National Society for Road Safety), apuestan, desde hace medio siglo, por mantener a los niños de menos de 4 años en sillas orientadas al sentido contrario de la marcha".
Gracias a esta postura en los países escandinavos tienen la tasa de mortalidad infantil en carretera más baja del mundo, y Noruega pudo afirmar que en 2015 ningún menor de cuatro años falleció como ocupante de un vehículo. ¿Su secreto? Sus niños viajan a contramarcha hasta que por su tamaño no pueden usar la silla.
El caso de Sara y Marco
En abril de 2007, la ECSA (Alianza Europea sobre seguridad Infantil), publicó un estudio donde decía que "prolongar el uso de las sillas a contramarcha protege hasta 5 veces más que las instaladas a favor". Toda esta información apenas la conocen los consumidores.
A veces llega demasiado tarde, como en el caso de Sara. Viajaba en la misma silla que Gabriel con solo 3 años. En vez de utilizar el escudo frontal, lo hacía ya mediante el uso del cinturón, siguiendo las instrucciones del fabricante. La legislación española permite que los bebés que superan los 9 kg, (10 meses aproximadamente) puedan ir en sillas homologadas r44/04 en dirección a la marcha, a pesar de que "la columna vertebral de un menor de 4 años no está osificada aún, es prácticamente cartílago, y su musculatura no está lo suficientemente desarrollada como para resistir una tracción intensa", como sostiene la fisioterapeuta Marta Erill.
Tampoco su hermanito Marco de 25 meses debía haber ido a favor de la marcha. El guardia civil experto en seguridad vial Jesús Rodríguez, lo explica: "El arnés inmoviliza la zona de la clavícula, los hombros y la zona de las caderas. En caso de accidente frontal o trasero, o de un simple frenazo, el arnés o el escudo harán que nuestro hijo quede inmovilizado en su silla, pero no podrá evitar el desplazamiento hacia adelante de la cabeza, que es la parte del cuerpo de un niño que más pesa, provocando la elongación del cuello".
Marco iba abrochado con el arnés de 5 puntos de uno de los modelos de Bébé Confort. "Viajábamos los cuatro por la carretera de A Coruña a Ferrol, cuando un hombre supuestamente se equivocó, e invadió nuestro carril en dirección contraria. Nos chocó de frente", explican los gallegos Bianca y Manuel (ambos de 29), padres de los menores. Para respetar la intimidad de la familia, hemos cambiado el nombre.
Habían disfrutado de un divertido día con las ocurrencias de los críos y su agotadora vitalidad, que ahora añoran con nostalgia. Era el momento de regresar a casa, pero nunca más han podido volver a convivir en su piso. Desde enero, han convertido el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo en su nuevo hogar.
Antes de que aparecieran los servicios de emergencias en el lugar del accidente, Marco entró en parada respiratoria. Una mujer logró devolverle a la vida. Después trasladaron a los menores al Hospital Materno Infantil de A Coruña, y a sus progenitores al centro Juan Canalejo.
Los padres, pese a las heridas que sufrieron, pidieron angustiados el alta voluntaria para atender a sus hijos. "Mi pequeña se nos iba. Tras dos intervenciones a vida o muerte, le extirparon el bazo y parte de la tripa perforada. Tuvo infección de hígado, costillas fracturadas, riñones con sangrado, pecho oprimido por el líquido y contusiones por todo el cuerpo".
Los antibióticos salvaron a la pequeña Sara. Ahora acaricia traviesa las mejillas de su hermanito, al que cuida y protege, mientras muestra su disfraz de Frozen, y se prepara para acudir a gimnasia rítmica, no sin antes tomar uno de sus dos sobres de penicilina diarios.
"Que mi fuerte amor sirva para conseguir lo imposible. Nunca dejaré de luchar", es la promesa impresa en piel que recorre el brazo de la madre. Simboliza la fuerza con la que cada mañana demuestran, a pesar de estar solos, a 700 kilómetros de su tierra, de su mar, y sobre todo de su familia, que "por ellos hay que seguir adelante".
"Me lo hice por Marco"
"Lo peor es saber que nuestro hijo será para siempre tetrapléjico, ver que no puede hacer cosas como los demás. Ver su tristeza. Responder a sus preguntas y a las de su hermana es durísimo. Para nosotros un hijo murió, y otro nació", se lamentan los padres.
El tatuaje, que luce orgullosa, es muy especial para ella: "Me lo hice para Marco, y por todos los niños del centro a los que quiero como si fueran mi familia". El conmovedor mensaje finaliza al llegar a su muñeca con una silla de ruedas en forma de corazón. Silla en la que tendrá que permanecer su hijo, "hasta que la ciencia demuestre lo contrario", como mantiene esperanzada Bianca.
El pequeño, ferviente admirador del Deportivo de la Coruña, disfruta luciendo su equipación en las sesiones de rehabilitación, sin perder ni un segundo su dulce sonrisa. Aunque nunca podrá correr por el campo de Riazor, ni convertirse en uno de sus jugadores, su madre sabe que "va a ser alguien conocido e importante".
Al igual que Gabriel, el niño sufrió la temible decapitación interna, tan frecuente en los accidentes que implican a menores que viajan a favor de la marcha.
La doctora Elisa Dolado, médico rehabilitador del Hospital Nacional de Parapléjicos, especializada en lesión medular infantil, y que atiende al niño, aclara a qué se deben sus terribles daños. ¿Tendría el mismo tipo de lesiones si hubiera viajado de espaldas a la marcha?
"Marco tiene una lesión medular cervical baja completa, debida a un traumatismo vertebro-medular severo. El mecanismo de lesión medular, muy previsiblemente, fue un 'latigazo cervical'. Este tipo de traumatismos, si son de alta energía, lesionan potencialmente más a los niños que a los adultos porque sus vértebras son menos resistentes, sus músculos son menos fuertes y pueden contener menos los impactos. Como la lesión medular se produce, entre otras cosas, por daños de los vasos sanguíneos de la médula, cuanto mayor sea el recorrido del cuello en su movimiento de flexión y posterior hiperextensión, mayor será el daño medular. Así pues, ir en sentido contrario de la marcha, acorta ese recorrido y, potencialmente, protege".
Bianca es más contundente: "Estoy segura de que no hubiese pasado. Me expondría ahora mismo al accidente con las sillas a contramarcha. Sé que no les pasaría nada o los daños serían menores, pero no puedo volver al pasado".
Precisamente esta semana, se ha presentado el Dossier Fundación MAPFRE 2016 de Seguridad Vial Infantil en el Automóvil en España y Latinoamérica: Sillitas Infantiles 2016. El estudio destaca que las sillas orientadas de espaldas a la marcha reducen hasta en un 96% las lesiones. "En su mayoría, estas se evitarían si todos los niños viajaran mirando hacia atrás hasta los 4 años como mínimo, o hasta los 25 kg y 1'20 cm, peso y altura máxima que permiten este tipo de sillas a contramarcha, siempre siguiendo las instrucciones de cada fabricante", afirma Jesús Monclús, director de Seguridad Vial de la Fundación y Doctor en Ingeniería Industrial.
Pero a pesar de los datos científicos aportados y de la perseverante insistencia de los entendidos como el grupo de Facebook 'A contramarcha salva vidas', todavía queda un largo recorrido hasta alcanzar la cultura vial de los nórdicos, y su tasa de cero muertes, cero lesionados.