¿Se puede vivir sin luz eléctrica ni agua corriente en el siglo XXI? Dani, El holandés errante, lo hace y asegura que se pierde “muy pocas cosas” del mundo de los enganchados a la electricidad. “Es cuestión de organizar tu vida de otra manera, no hace falta convertirte en un ermitaño que vive aislado en una montaña”, explica con tranquilidad.
A grandes rasgos, esta “proeza” podría explicarse gracias a varias claves: pasar pocas horas en su casa (muy cerca del Puerto del Serrallo de Tarragona), levantarse cuando sale el sol, comer y ducharse fuera de casa, aprovechar muy bien los recursos públicos de la ciudad y abrigarse mucho. En un futuro aspira a vivir en una yurta, una casa sostenible, autosuficiente y portátil como las de los nómadas de Mongolia.
Desengancharse de la luz es posible
La vida de Dani, este medio granadino-medio holandés nacido en Barcelona hace 36 años, ha cambiado radicalmente en los dos últimos lustros. Trabajó como fotógrafo en Madrid para clientes como Getty Images, Vogue o Google, entre otras conocidas empresas. Vivía en una casa de Móstoles con todos los lujos: televisión, Gas Natural, fibra óptica... incluso jardín. Llegó a pagar más de 600 euros en facturas los meses de invierno.
La crisis y otras circunstancias personales le llevaron a trabajar por turnos en un Media Markt y en los call center de Vueling o American Exprés. Trabajos por horas en los que no conseguía un sueldo completo. Por eso decidió cambiar radicalmente de vida, poner a cero el contador de las facturas y no volver a estar “atado” a ninguna compañía eléctrica ni pendiente de “si llueve o no”, como Mariano Rajoy. Estos días que la luz ha alcanzado su precio máximo con casi 100 euros el megavatio entre las nueve y las diez de la noche, le invitamos a hacer cuentas: al ritmo de gastos que tenía en Madrid, solo en este año habría ahorrado más de 7.000 euros. Gracias a ello ha podido viajar a Estados Unidos, Europa u Holanda (el país de su padre).
El día a día de un youtuber sin luz
Tras 12 años en Madrid, Dani estaba decidido a mudarse a Bélgica en busca de una vida mejor. Pero una oportunidad laboral le llevó a pararse a medio camino, en Tarragona. Ahora trabaja en una empresa de limpieza en la que gana 1.000 euros justitos. Pero “si un día quiere salir a cenar con sus amigos puede hacerlo, porque se ahorra mucho dinero en facturas”, según defiende.
¿Y cómo puede vivir sin ducha, frigorífico o timbre? Lo explica en sus vídeos, en el canal de YouTube El holandés errante que sus amigos le recomendaron montar tras conocer cómo vivía. Ahora, este fotógrafo formado en Granada y La Haya y que también sabe tocar el violín (todo un artista holandés, pelirrojo también como Van Gogh) incluso tiene una banda sonora con una letra muy pegadiza: “El holandés errante, un tipo singular, si quieres ver sus vídeos suscríbete a su canal…”.
En ese canal de vídeos, totalmente casero, explica su día a día. Hay uno dedicado, por ejemplo, a la limpieza corporal: el carné de una piscina pública que le pilla a dos pasos de casa cuesta 16 euros al mes, y allí puede ducharse con agua caliente. En verano “lo hace en las duchas de la playa con jabones naturales para no contaminar”.
Compra el agua mineral embotellada para beber y la recoge en garrafas en fuentes públicas para los usos del hogar. Hace casi todas las comidas fuera de casa: desayuna en el bar de un amigo, cena “en la gasolinera de su amigo Adri, donde además de conversar con él aprovecha para cargar el móvil o comer helados”, cosa que no puede hacer a menudo dado que no tiene congelador, como explica en otro de sus vídeos. Y cuando cocina en casa, lo hace en un hornillo de gas. Como está pocas horas en la vivienda, no nota mucho el frío. “Me caliento de dentro hacia afuera al contrario que la mayoría de la gente. Me abrigo mucho y utilizo edredones de plumas. En todo caso, es una vida que no podría llevar en Granada donde viven mis padres. El clima de Tarragona ayuda”.
"No soy un parásito"
Hay quienes le reprochan que “viva de los demás”. Pero él se indigna: “No soy un parásito. Pago los impuestos igual que el resto de vecinos. Trabajo y cotizo. Solo que prefiero gastar el dinero comiendo fuera en sitios del barrio antes que pagar a las eléctricas”, argumenta.
La gente también suele preguntarle cómo sube los vídeos a YouTube. Puesto que trabaja en un turno de tarde, a veces pasa las mañanas en una estación de tren cercana a su casa, donde hay wifi gratis y enchufes. Aprovecha para ver series y de paso carga sus dispositivos. “Es como si tuviera un salón portátil”, bromea. Otras veces da vueltas por la ciudad con su furgoneta en busca de señales wifi gratuitas que alguna vez ha guardado. Además, tiene un montón de baterías portátiles que carga en el coche. “A veces los compañeros de trabajo me piden que les preste una de mis baterías para cargar su móvil. Esto demuestra lo enganchados que estamos a los enchufes”, reflexiona. Sin duda, el contable de cualquier empresa se sorprendería del tiempo que este hombre dedica a pensar fórmulas de ahorro.
De todas las cosas que hacemos quienes tenemos luz en casa, él cree que solo hay dos que se pierde: hacer la colada y ver la televisión. La primera la hace en una lavandería, y la segunda, “tampoco le importa”. Tiene luces led en casa que alimenta con baterías cargadas en el coche (“tan solo necesitan 12 voltios, funcionan incluso con una batería que se esté acabando”), utiliza linternas y si quiere agua caliente, la hierve en su hornillo.
Y su familia, ¿qué piensa? Su padre le anima a seguir adelante con su proyecto de vivir sin luz ni agua y tener una casa autosuficiente en el futuro: “Mi padre es holandés. Ya se sabe que son muy ahorradores. Siempre ha estado inventando cosas para utilizar energías alternativas. Ahora se calienta con una chimenea de leña y radiadores”, recuerda.
En su honor, para demostrar que “desengancharse de la luz es posible y se puede cambiar nuestro modo de vivir”, mantiene su canal de YouTube. De hecho, su intención es dar a conocer las historias de otras personas que también viven como él, buscando el ahorro por todos los medios. “Cuando voy a hacer la colada o a llenar las garrafas de agua, me encuentro a otras personas que hacen lo mismo que yo. Mucha más gente de la que pensamos vive así”, explica. Si una fuerte conexión a Internet se lo permite, pronto colgará nuevos vídeos en los que veremos sus peripecias diarias en esta búsqueda de una vida sin facturas.