Sucedió sobre la una de la madrugada del miércoles 18 de enero. Dos amigos que pasaban la noche estudiando en la biblioteca municipal de Dos Hermanas (Sevilla) salieron a la calle para tomar el aire y charlar un rato.
Mientras conversaban, los chavales vieron cómo un joven se acercaba al parachoques de una furgoneta Ford Transit blanca que estaba aparcada a sólo unos metros de ellos. Pertenece a la empresa local Factoría de la Sombra, que se dedica a instalar toldos, carpas y persianas.
El hombre, ajeno a la presencia de aquellos chicos, se puso en cuclillas y prendió el frontal del vehículo usando un mechero y pastillas de barbacoa. Luego, se marchó por una calle colindante para divisar, desde una cierta lejanía, cómo se calcinaba el coche. Era la estampa del autor deleitándose con su obra.
Pero los dos estudiantes vieron que se había originado un fuego y volvieron a entrar a la biblioteca. Cogieron un extintor y acudieron a sofocar las llamas antes de que se extendieran por la carrocería de la furgoneta.
Aquel fue el último incendio provocado por Juan M. C., un camarero de 27 años nacido en Dos Hermanas, quien en el último medio año ha alarmado a su pueblo prendiendo fuego indiscriminadamente a los coches de sus vecinos. Era tal la alarma que, durante semanas, en la Avenida de la Cruz Roja, donde calcinó varios coches, apenas nadie se atrevía a aparcar su vehículo.
Los investigadores de la Policía Nacional piensan que ha podido incendiar en torno a 25 coches en los últimos seis meses: los hay de alta gama, camionetas e, incluso, alguna motocicleta. Las fuentes policiales consultadas no descartan que la cifra pueda ser aún mayor, por lo que están analizando los casos de coches incendiados tiempo atrás.
¿Estamos ante el mayor pirómano de vehículos de España en la actualidad? “Probablemente, sí. Tiene amor por el fuego –explican-. Ha habido otros, pero en años anteriores”.
Es cierto. La hemeroteca señala que hay otros casos similares al de este chico, pero las cifras son menores. En agosto de 2014, la Policía Nacional detuvo en Fuenlabrada (Madrid) a dos varones por incendiar 24 coches entre los dos. En una misma noche prendieron fuego a 17 de ellos.
En septiembre de 2015, la Guardia Civil detuvo en Navalcarnero, otro municipio madrileño, también a dos hombres, de 31 y 32 años, por la quema de cerca de una treintena de vehículos. Sin embargo, Juan podría haber quemado una cifra similar, o aún mayor, sin la colaboración de nadie. Era un pirómano solitario.
Dejó su barrio y se equivocó
A Juan se le detuvo sólo dos días después del último incendio que provocó sobre aquella furgoneta blanca. Fue el viernes 20. La Policía le seguía el rastro de cerca desde que vio las imágenes grabadas por las cámaras del consistorio de Dos Hermanas. A las pocas horas de su arresto compareció ante el juez de guardia del pueblo, quien lo envió a prisión sin fianza.
Hasta esa fecha los investigadores sabían que debía ser algún vecino de la barriada del Rocío, donde se habían producido la mayoría de los incendios. Pero no lograban dar con él.
Aquella madrugada del 18 de enero, Juan, temeroso de que lo cazaran in fraganti en su barrio pero con la “necesidad incontrolable de ver fuego”, se alejó de su zona de acción e incendió un vehículo en el centro de esta población sevillana que cuenta con 130.000 habitantes. Fue su mayor error. Las cámaras de seguridad del ayuntamiento, muy cercano a la biblioteca, grabaron su rostro.
Juan, que hasta la fecha de su detención trabajaba en el bar El Carrillo, un famoso establecimiento hostelero de Dos Hermanas, actuaba siempre de noche. En la mayoría de ocasiones, ya entrada la madrugada. Luego, desaparecía raudo. Sin embargo, nunca se alejaba de la zona del fuego porque disfrutaba viendo la llegada de los Bomberos y de Protección Civil.
Para él, su obsesión por el fuego se había convertido en una especie de juego. Al día siguiente de que la madrugara del 7 de enero de este año calcinara hasta cuatro coches y un camión -su noche de mayor desenfreno- el delegado de Movilidad y Prevención del Ayuntamiento de Dos Hermanas, Antonio Morán, explicó que el pirómano aún libre provocaba varios incendios en una misma calle. "Hace arder uno, luego salta unos cien metros y le prende fuego a otro", señalaba el concejal.
Morán añadió que estaba “claro” que disfrutaba viendo llegar a los Bomberos y a la Policía porque no le prendía fuego a otro vehículo “hasta que no estaban en el lugar de los hechos los efectivos apagando el primer incendio”.
“Con mucho palique y agradable”
Desde su detención hace nueve días, los vecinos de Dos Hermanas respiran aliviados ahora que el pirómano está en prisión. Los vecinos de su barrio cuentan que Juan vivía junto a su hermana y su madre. Dicen que es un chico “trabajador, agradable y con mucho palique”.
En el bar El Carrillo, donde trabajaba, varios clientes coinciden este martes, cuando el periodista visita Dos Hermanas, en que era una “chaval currante” al que nunca se le vio “un mal gesto ni una cosa rara que hiciera sospechar”. Los dueños del establecimiento prefieren no hablar del detenido por respeto a su familia.
Rafael Chamorro es hijo del dueño de la empresa Factoría de la Sombra, afectada por el último incendio provocado por Juan. El chico, que tiene 28 años –sólo uno más que el pirómano- da “gracias” a los dos jóvenes que lograron apagar las llamas de su furgoneta la madrugada del miércoles 18 de enero. "A ambos los conozco. Menos mal que llegaron a tiempo".
Aunque sólo se calcinó el frontal de su Ford Transit, durante nueve días ha estado sin el único vehículo del que disponen en la empresa para trasladar el material hasta las zonas donde han de realizar las instalaciones que les encargan.
“Ha sido un respiro que lo detuvieran. No me podía imaginar que fuese ese chaval puesto que me lo cruzo casi a diario y nos saludamos. El bar donde trabajaba está muy cerca de las oficinas de mi empresa”, dice Rafael.
Ahora Dos Hermanas ha vuelto a la normalidad. El pirómano que durante meses alarmó al pueblo ya está entre rejas. Lo que nadie imaginaba es que fuera el chaval que le servía el café a muchos de sus vecinos.