Durante los últimos dos años se habían convertido en el anticristo de al menos cinco sacerdotes de Navarra. Sus rostros y sus nombres hacían temblar a los clérigos. Se trata de Emanuel Tocu, Florin Tocu y Daniela Tocu, tres hermanos de nacionalidad rumana que formaban, junto a un cuarto integrante dado a la fuga, una banda de extorsionadores de curas.
Esta mafia, afincada en Navarra, comenzó a actuar en 2015. Desde entonces, sus miembros han conseguido llenar de euros sus bolsillos gracias al miedo de varios sacerdotes, todos ellos de pequeñas parroquias.
De los cinco extorsionados, con sueldos de entre 700 y 900 euros, tres accedieron al chantaje y pagaron. Incluso, dos de ellos han abandonado su labor en la comunidad foral y un tercero se ha exiliado fuera del país. A su última víctima, la única que se ha atrevido a denunciar ante la Justicia, le sacaron 39.000 euros. Las otras dos, según fuentes de la diócesis de Pamplona, pagaron cantidades superiores pero, sorprendentemente, nunca denunciaron. Gracias a ellas, los tres hermanos se habrían embolsado más de 100.000 euros.
Pero ¿cómo lo hacían? Siempre actuaban igual. Apenas modificaban su modus operandi. Primero forzaban una foto en la que se simulaba a un menor practicándole una felación a un cura o en la que se veía a una mujer desnuda corriendo por la sacristía.
Nada más conseguir la instantánea, extorsionaban a los clérigos bajo amenazas de difundir las imágenes en la prensa y facilitarlas a la Policía y al arzobispado de Navarra.
Uno de los curas afectados es Eugenio Lecumberri, párroco de Tajonar, una localidad del extrarradio de Pamplona. Es el único que se ha atrevido a denunciar. Los otros clérigos tan sólo informaron a la diócesis de Navarra.
El calvario de Lecumberri, que tiene 76 años, duró 13 meses. Desde enero del año pasado hasta febrero de 2017. Durante ese tiempo, los hermanos Tocu se convirtieron en su mayor pesadilla.
“Soy menor de edad. Se te va a caer el pelo”
19 de enero de 2016. Emanuel Tocu, un chico rumano de 17 años, acude a la casa del párroco Eugenio. La vivienda está situada en la localidad navarra de Mutilva, a sólo cuatro kilómetros de Pamplona. El sacerdote, que ya conoce a Emanuel desde hace meses porque él y sus dos hermanos suelen pedir limosna y merodear la parroquia de Tajonar, permite al chico entrar a su vivienda.
Sin saber muy bien cómo, el adolescente se arrodilla ante él y aproxima su cabeza a la entrepierna del párroco. Alguien que acompaña al menor (se desconoce quién) consigue sacar una imagen de aquella situación. La banda de los Tocu lo había vuelto a hacer: ya tenía la instantánea que necesitaba.
“Tienes que pagarme. Soy menor de edad. Se te va a caer el pelo”. Inmediatamente, con palabras como estas Emanuel empezó a extorsionar a don Eugenio, un cura muy querido en Tajonar por su labor al frente de la Fundación Ilundain Haritz Berri, dedicada a la intervención social con jóvenes conflictivos.
Entre el 20 y el 25 de enero de 2016, el párroco de Tajonar recibió constantes llamadas amenazantes a su teléfono móvil. O pagaba 30.000 euros o divulgaban la foto. El cura aceptó abonarlo en pequeñas cantidades de dinero. Las entregas, siempre en metálico, se hacían en la estación de autobuses de Pamplona, donde Emanuel citaba a su víctima.
Las amenazas continuaron durante las siguientes semanas. El 11 de febrero los extorsionadores se plantaron en la parroquia de Tajonar. Fueron hasta allí en un coche propiedad de Ilarie Tocu. El objetivo seguía siendo el mismo: más dinero.
Algo similar sucedió pocos días después, el 2 de marzo de 2016. Emanuel se personó junto con Lorand Lucaci (huido de la Justicia) en el bar Irulegui de Aranguren, un local frecuentado por el párroco. Le vuelven a exigir más euros. No tienen suficiente con lo que hasta el momento les ha entregado el sacerdote.
Eugenio Lecumberri puso fin a su particular via crucis el 8 de febrero de este año, cuando de los fondos de la parroquia y de su patrimonio personal ya había entregado 39.000 euros. Varios miembros de la banda de los Tocu, en concreto Florin y Daniela, volvieron a presentarse en la parroquia de Tajonar.
Allí, le mostraron la foto captada trece meses antes, en enero de 2016, con la cabeza de Emanuel entre sus piernas. De nuevo le vuelven a exigir más dinero. Sin embargo, el clérigo llama a la policía, que se presenta en la iglesia y detiene a los dos rumanos.
La Guardia Civil ha cerrado recientemente la investigación. El caso ya está en manos de la magistrada María Jesús Boedo Escribano, del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Aoiz. En uno de sus últimos autos, fechado el 2 de marzo de 2017, la juez solicita que se trasladen las diligencias a la Fiscalía y que se le informe si los investigados tienen antecedentes penales.
Robaron a un anciano de 80 años
Los tres rumanos investigados, de los que la Guardia Civil sospecha que son los mismos que extorsionaron a otros cuatro párrocos más en Navarra, tienen antecedentes policiales por un robo cometido en Pamplona el 25 de septiembre de 2015.
La víctima fue un anciano de 80 años que les mostró un piso que tenía en venta en el centro de Pamplona. Cuando los tres hermanos fueron a verlo, el menor de ellos, Emanuel, le puso una navaja en el cuello y le quitó el dinero que llevaba en la cartera.
EL ESPAÑOL ha podido saber que la víctima sufre pesadillas desde entonces, y ha pasado por varias crisis de ansiedad.
"Tú, con culo de niño"
A finales del año pasado este periódico publicó el testimonio de uno de los afectados por la banda de los Tocu. Se trata de uno de los curas que se negó a pagar. Por ese tiempo, una mafia de rumanos había convertido la caridad en un infierno. Con amenazas de muerte, violencia física y verbal, y manipulación de fotos con mujeres desnudas y menores consiguieron descapitalizar, al menos, tres parroquias de Pamplona.
El sacerdote, del que no revelamos su identidad, narró todo un martirio. “Este ha sido uno de los centros más castigados. Nunca cedí al chantaje, pero la violencia y los insultos no cesan. Es un auténtico calvario. En cuanto te niegas, empiezan a gritar y a blasfemar. Me dicen cosas como ‘tú, con culo de niño’, ‘tú, con mujeres en cama’. Se metían en los despachos, robaban alimentos…”.
El párroco, que se mostró nervioso, dio más detalles: “Un día estaba en el confesionario y entró una mujer. Se desnudó. Me pidieron dinero. Al negarme, me dijeron que mostrarían fotografías de aquella estampa para que pareciera que yo la había seducido”.
Pero la paz parece haber retornado a Pamplona y sus alrededores ahora que la Guardia Civil ha puesto cerco a los tres hermanos Tocu. Sin embargo, durante un tiempo Emanuel, Florin y Daniela convirtieron en un infierno la vida de un puñado de sacerdotes.