“Hizo del delito su modo de vida”. Así de contundente se ha expresado la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, la magistrada que ha heredado también de forma provisional los casos Lezo y Púnica, en el auto de prisión de Alexandre Rosell Feliu (53 años). Es la caída al infierno del ex presidente del F.C. Barcelona que aún ostenta el récord de ser el candidato que más votos ha conseguido en unas elecciones a la presidencia del club blaugrana. Mimado por buena parte del poder mediático de Barcelona, a los que invitaba a almorzar y charlar (para sus rivales, conspirar) durante muchos días en su coqueta bodeguita de la calle Déu i Mata, al lado de su vivienda en el barrio de Les Corts de la Ciudad Condal, este vendedor de perfumes reconvertido en lechero blanquedor de capitales ha vivido siempre al borde la Ley. Sus controvertidos negocios en Qatar y, especialmente, en Brasil le han llevado finalmente a la cárcel madrileña de Soto del Real, donde comparte módulo junto al ex presidente madrileño Ignacio González y a su buen amigo, Jordi Pujol Ferrusola.
Sandro, hijo de Jaume Rosell, que fue director general y tesorero del FC Barcelona en la etapa de Agustí Montal (presidente del club blaugrana entre 1969 y 1977), se crió en una familia burguesa y nacionalista. Su padre fue uno de los fundadores de Convergencia Democrática de Cataluña. A los Rosell nunca les faltó de nada. Veraneaban en Sant Antonio de Calonge, en la Costa Brava, que alternaban con estancias en Ager (Lleida), el pueblo de su familia paterna (su madre es argentina). Cuentan sus amigos que iba de figura del grupo, de niño guapo de familia bien, que era tímido y brillante, tranquilo y muy meticuloso, rozando el perfeccionismo. Siempre estuvo enamorado del fútbol. Así, Rosell jugó como “amateur” en la Segunda División B y pasó por equipos como el Sant Andreu, el Sants, el Esplugues, el Hospitalet y la "Penya Barcelonista" de Collblanc. En el Sants, a Sandro le empezaron a conocer como El flecha, por la velocidad en sus penetraciones por la banda. Toda una metáfora de la rapidez con la que siempre ha ido por la vida y en los negocios. Donde, como se evidencia ahora, usaba múltiples atajos.
La familia Rosell estuvo durante años muy unida a otra de las grandes estirpes de la burguesía y poder catalán: los Sumarroca, una de las mayores fortunas de Cataluña que ha convivido codo con codo precisamente con los Pujol Ferrusola. Negocios, finanzas, marcas de amplio espectro (Zumosol, entre ellas), rodea a esta conocida familia de los Sumarroca que compartió accionariado con los Rosell en EMTE, empresa de iluminación que después pasaría a los Sumarroca en su totalidad. Los Rosell nunca estuvieron conformes con el dinero que cobraron por aquella venta de acciones, y desde entonces no se les volvió a ver más con los Sumarroca.
Sandro Rosell, licenciado en administración de empresas y MBA por Esade, el mismo centro de estudios de Iñaki Urdangarín, comenzó su carrera profesional en esta sociedad, pero ni él ni ninguno de sus cuatro hermanos decidió finalmente continuar con el negocio familiar. Allí en el Esade conoció a su hoy esposa Marta Pineda, también imputada en la “Operación Rimet”, con la que tiene dos hijas: María y Joana. Marta Pineda, natural de Terrassa, es para sus amigos “una mujer discreta, prudente y elegante; siempre dos pasos por detrás de su marido, pero con los ojos muy abiertos”. De espíritu independentista al igual que su familia, Pineda tomó parte activa en la Vía Catalana por el derecho a la autodeterminación. También cuando su marido le comentó que quería ser presidente del Barça, Marta le dijo que podía contar ella para hacer campaña.
El primer trabajo remunerado del joven Rosell fue en la empresa de perfumería Myrurgia a finales de los 80, con 23 años. Su primer destino en esta compañía fue ser representante de uno de sus productos estrella; el perfume “Julio Iglesias”, que triunfaba en Oriente Medio. Sandro tuvo que hacer la maleta y viajar hasta los países asiáticos a vender colonias. Su primer jefe, quien le fichó, fue Albert Beto Agustí, actual presidente del Real Club de Tenis Barcelona (que organiza el trofeo Conde de Godó). Beto Agustí suele explicar que un día, poco después de llegar a la empresa, le preguntó a Sandro Rosell qué quería ser de mayor, y Sandro respondió: “Presidente del Barça”. Pero su primer gran salto profesional lo consiguió pocos años más tarde y para ello fue fundamental que a la Ciudad Condal se le otorgara la organización de los Juegos Olímpicos de 1992. De nuevo, Albert Agustí le contrató para trabajar en el área de patrocinios internacionales. Así comenzó a introducirse en lo que ya definiría su vida y carrera profesional: los negocios en el deporte. Formó parte del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, del que fue responsable de márketing internacional.
Tras los juegos pasó a ser gerente de la empresa suiza ISL, dedicada al patrocinio deportivo. Desde allí entró en contacto con las grandes multinacionales, clientes de esta empresa, como Coca Cola, los grupos de comunicación NBC o Sports Illustrated, y organismos deportivos como el Comité Olímpico Internacional, la FIBA, FEB, UEFA o la Liga de Fútbol Profesional, entre otras. Rosell se centró casi exclusivamente en el fútbol y puso sus ojos en la Liga de Fútbol Profesional de España (LFP), que entonces presidía Antonio Baró, presidente del otro equipo de primera división de la Ciudad Condal, el Español de Barcelona. Pronto, Sandro comenzó a comercializar el balón de la Liga. Adidas y Reebok rechazaron la idea, pero Nike se la compró. Y poco tiempo después esta multinacional americana fichaba ya a Rosell. Su primer gran éxito para la marca fue contratar al Barça en una dura negociación que le permitió relacionarse con el también presidente blaugrana, el constructor Josep Lluis Núñez.
El papel de Ricardo Texeira
Nike le trasladó a Brasil en 1999, donde se fue a vivir, junto a su mujer y sus dos hijas, hasta el año 2002, justo después de que Brasil levantara el trofeo de campeón en el Mundial de Corea y Japón. Fueron tres años muy prolíficos que le llevaron a entablar relaciones de muy alto nivel, entre las que destaca sobremanera la figura de Ricardo Teixeira, el “capo” del fútbol brasileño como presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) entre 1989 y 2012. Sandro siempre recordaba que cuando el equipo brasileño llegó a su país tras ganar el Mundial de 2002, él viajaba en el avión con el equipo: "Nos recibieron en Brasilia cinco aviones de caza de las Fuerzas Armadas, uno por cada Mundial conquistado".
Teixeira llegó en 1989 a la presidencia del fútbol brasileño de la mano de su suegro, el célebre João Havelange, quien dirigió la FIFA durante 24 años. Texeira presumía ante todos de haber cerrado junto a Rosell acuerdos millonarios de patrocinio a lo largo de su gestión y de haber ganado dos Copas del Mundo, pero la sombra de “mordidas” le ocasionó un gran rechazo por parte de los aficionados brasileños. Después de separarse de la hija de Havelange, Teixeira se casó con Ana Carolina Wigand, 30 años más joven que él. Su padrino en el segundo matrimonio fue precisamente Sandro Rosell, a quien conoció en Río de Janeiro, donde el ex presidente del Barcelona vivía y era responsable de negociar los contratos de Nike con la Federación Brasileña de Fútbol. Ambos formaron una relación que fue más allá de la amistad y que se trasladó a los negocios presuntamente ilícitos. De hecho, Rosell estuvo en el Mundial de 2006, en Alemania, invitado por Teixeira.
El Congreso Brasileño llegó a abrir una comisión parlamentaria de investigación para desentrañar las relaciones entre la selección brasileña, Niké y Rosell, pero Texeira, manejando su influencia política, consiguió impedir las investigaciones. Se rodearon de parlamentarios alineados con los intereses de la CBF y frecuentemente agasajados con viajes para seguir los partidos de la selección en el exterior. El mayor detractor de este clan ha sido el ex delantero del FC Barcelona, Romario de Souza, actualmente senador. Teixeira abandonó su cargo en 2012 y se trasladó a Miami cuando los múltiples escándalos hacían inaguantable su situación. Pero tropezó con algo peor: el peso de la justicia de Estados Unidos. Así, en 2014 decidió volver a Brasil y vendió sus dos casas en Estados Unidos. Hoy está protegido en paradero desconocido.
Los negocios del ex presidente blaugrana
Las denuncias de corrupción sobre los negocios del ex presidente del FC Barcelona en Brasil no son nada nuevas. Y en concreto con sus dos sociedades estrella: Bonus Sport Marketing y Ailanto, las cuales no atraviesan su momento más dulce. Ya en 2012, el periódico A Folha de Sao Paulo denunció un gran escándalo de presuntas facturas falsas junto al presidente de la Federación Brasileña de Futbol (CBF), Ricardo Texeira. El prestigioso rotativo brasileño narraba que la policía brasileña estaba investigando con profusión esta trama de facturas falsas que implicaba directamente a Sandro Rosell. Esto obligo a que el ex presidente de la Confederación de Fútbol Brasileño y presidente del Comité organizador del Mundial de Fútbol 2014 de Brasil, tuviera que abandonar el país sudamericano para irse a Miami con su familia mientras se intentaba enfriar este escándalo, que también afectó a su hija pequeña quien fue aparentemente utilizada como testaferro, ya que recibió una transferencia millonaria por parte de Rosell, según las investigaciones policiales.
Así, el ex presidente del FC Barcelona depositó el 22 de junio de 2011 cerca de 1.700.000 euros en la cuenta la hija de Texeira, Antonia Teixeira Wigand, de once años de edad. También en este entramado figura vinculada la persona de Vanessa Almeida Brecht, socia minoritaria de Sandro Rosell en su empresa Ailanto y que llegó a ser empleada de la entidad blaugrana. Vanessa fue quien presuntamente emitió cheques a nombre del presidente de la Federación Brasileña de Fútbol, según la investigación de la Policía Civil de Brasilia.
La investigación sobre los negocios de Rosell en Brasil se inició hace nueve años. Por entonces, dos congresistas brasileños acusaron al ex presidente del Barça y al mencionado Ricardo Teixeira de inflar el gasto de un partido amistoso entre Brasil y Portugal, para luego repartirse el dinero entre ellos a través de la sociedad Ailanto. La denuncia se basaba en que Sandro Rosell cobró en el año 2008 nueve millones de reales (unos cuatro millones de dólares) por hacerse cargo de la organización de este partido amistoso. Y las autoridades de Brasilia –el estado brasileño donde se jugó el partido- consideraron que el gasto real solo fue de un millón de reales. Esta trama que ahora de nuevo salta a la luz ya fue denunciada en la campaña electoral al Barcelona por el ex vicepresidente Marc Ingla, que también optaba a la presidencia del club de la Ciudad Condal.
Hay que recordar que Rosell llegó a Brasil en 1999 para hacerse cargo de las relaciones entre Nike y la federación brasileña de fútbol. Esta marca deportiva era la proveedora de la CBF. Esta es la tercera vez que Sandro Rosell aparece relacionado con Teixeira en un caso de corrupción en Brasil. “Ahora bien, este caso no parece tener relación con la otra causa abierta contra Sandro Rosell, que deberá declarar en la Audiencia Nacional como investigado por estafa y corrupción entre particulares relacionado con el fichaje de Neymar por el Barcelona y la denuncia que presentó el fondo de inversiones brasileño DIS en el llamado Caso Neymar-2”, afirman fuentes judiciales. Hoy la figura de Sandro Rosell se encuentra muy deteriorada en este país sudamericano donde se hizo valer y saltó a la fama.
Una vida al borde de la Ley
El ingreso ahora en prisión de Sandro Rosell puede suponer el fin de la carrera profesional del ex presidente blaugrana, con más de 30 años vinculado a los negocios, los cuales no llegó ni a abandonar durante su polémica etapa como presidente del FC Barcelona (2010-2014). Fue precisamente ese año de 2014 cuando Rosell dimitió por sorpresa de la poltrona blaugrana. El FBI ya había iniciado en Estados Unidos las investigaciones en torno a los sobornos de la FIFA y el Mundial de 2014 en Brasil. Precisamente, estas pesquisas del FBI son las que hoy le han llevado a su imputación en la denominada por la policía como Operación Rimet, en referencia a Jules Rimet, abogado y árbitro francés, que fue presidente de la FIFA entre 1921 y 1954 y cuyo nombre era el que llevaba la Copa del Mundo hasta 1970. Una operación que ha llevado a Rosell a la cárcel de Soto del Real.
La magistrada considera que Rosell es la cabeza visible de una “organización criminal trasnacional” que se apropió de 14,97 millones de euros que debía haber recibido la Confederación Brasileira de Fútbol como parte de los derechos de retransmisión de 24 partidos de la selección de aquel país. Rosell se repartió supuestamente estos fondos ilegales con el que fuera presidente de esa Confederación, Ricardo Teixeira, su socio y amigo, con el que ha compartido múltiples negocios. Rosell blanqueó todo este dinero a través de un complejo entramado societario en paraísos fiscales, principalmente en Andorra. La operación se instrumentalizó a través de la sociedad International Sports Events (ISE), con sede en las Islas Caimán, y dirigida por el multimillonario saudí Saleh Kamel. Según el escrito judicial, por el contrato de esos 24 partidos amistosos de La Canarinha, Teixeira percibió un total de 8,39 millones de euros y Rosell —junto con su esposa, Marta Pineda— se hizo con otros 6,58 millones.
Estos 6,58 millones le fueron abonados a Rosell mediante cinco transferencias ordenadas desde Suiza y Arabia entre noviembre de 2010 y enero de 2011. El ex presidente del Barça las justificó ante Hacienda como el beneficio por la venta de la sociedad Bonus Sport Marketing, de su propiedad. Sin embargo, la investigación ha puesto de manifiesto que esta venta nunca fue efectiva y Rosell siguió controlando esa mercantil, su verdadero buque insignia. Sandro Rosell Feliu es propietario de la empresa Bonus Sports Marketing (BSM) y como tal administrador y propietario del 99 por ciento de las acciones de Ailanto Marketing Ltda., otra de sus sociedades instrumentales estrellas.
Hay que recordar que, a su vez, Ailanto era dueña de otra empresa agrícola, de nombre VSV Agrícola Enterprises, Inc., que tenía su domicilio en una finca de Ricardo Teixeira, en la calle Portugal Hugo, en Piraí, a unos 80 kilómetros de Rio de Janeiro. Parece ser que Rosell vendía presuntamente lácteos de esta finca de Texeira para de este modo poder camuflar bajo ese concepto el dinero que tenía que repartir con el presidente brasileño por las comisiones de la celebración de los eventos deportivos.
El polémico paso por el FC Barcelona
Sandro Rosell, que ha mamado el barcelonismo desde la cuna, es otro nombre más a la lista de presidentes del FC Barcelona imputados y encarcelados, como Josep Lluis Núñez. El constructor fue condenado en 2011 por la Audiencia Nacional a una pena de seis años de cárcel por el soborno a inspectores de Hacienda con el fin de que hicieran la vista gorda en sus inspecciones y así eludir el pago de impuestos. El ex presidente culé recurrió dicha sentencia ante el Tribunal Supremo, que al final rebajó la pena a dos años y dos meses de cárcel, además de una multa de un millón y medio de euros. Núñez intentó un último recurso para eludir la prisión pidiendo el indulto al Gobierno que le fue denegado, por lo que tuvo que entrar en la cárcel en noviembre de 2014 junto a su hijo. Hoy está en régimen abierto.
También Joan Laporta ha tenido diferentes escándalos judiciales. El principal fue la Acción de Responsabilidad que interpuso precisamente la directiva de Sandro Rosell contra él y varios miembros de su Junta. Para ellos, Laporta falseó las cuentas de su último ejercicio con el fin de ocultar las pérdidas económicas de su mandato. El caso sigue todavía abierto, aunque el actual presidente culé Josep Maria Bartomeu decidió retirar parte de la demanda con el fin de que los directivos no tuvieran que pagar este dinero. Laporta también fue demandado por un empresario que le reclamaba el 10% de los beneficios que había generado la relación del ex presidente con el gobierno de Uzbekistán (ganó el juicio). También fue investigado por el caso de espionaje encargado a la empresa de detectives Método 3 que cobró una importante suma de dinero del club blaugrana, pero finalmente el caso se archivó.
Por último, Josep Maria Bartomeu, actual presidente del FC Barcelona, gran amigo y heredero de Rosell, se enfrenta a una petición de ocho años de cárcel por dos delitos estafa y corrupción por parte de la empresa DIS (que gestionaba los derechos de Neymar) derivados del fichaje del futbolista brasileño. El juicio comenzará en los próximos meses.
Fue en 2010 cuando Sandro Rosell llegó a la presidencia del FC Barcelona como el presidente más votado de la historia del club culé. Consiguió 35.021 votos. Su etapa en la presidencia estuvo combinada por éxitos deportivos (2 ligas, 1 Copa del Rey y 1 Champions League), pero también con la polémica y con decisiones que le enfrentaron a una gran parte de la masa social del club. Así, las desavenencias del entrenador Pep Guardiola con Rosell fueron cada vez mayores hasta el punto de que Guardiola abandonó el club en 2012 pidiendo literalmente a la junta directiva que lo dejaran en paz.
Aunque Rosell llegó al poder con la intención de pasar página a la etapa de Joan Laporta (del que fue su vicepresidente deportivo entre 2003 hasta su dimisión en 2005), rompió, según sus detractores, con muchos de los “valores” del FC Barcelona para hacer negocios. Una de sus primeras y extrañas decisiones fue suprimir la histórica sección de béisbol mientras sorprendía a propios y extraños con el anuncio de que el FC Barcelona abriría una sección de fútbol playa, justamente cuando su amigo Teixeira presidía en la FIFA el comité de fútbol playa. Precisamente, la propia FIFA registró en el año 2005 una empresa de fútbol playa (FIFA Beach Soccer S.L.) en Sant Sadurni D´anoia (Barcelona). El lugar de inscripción de la sociedad y la vinculación de buena parte de sus directivos con Sandro Rosell, indicaban que era él quien controlaba esta nueva vía de negocios.
Pero no fue éste el único escándalo público. Fue el del fichaje de Neymar el que inició su caída. El 26 de mayo de 2013, el Barcelona anunciaba la contratación de Neymar da Silva Santos Júnior por 5 temporadas tras pagar supuestamente 57,1 millones de euros, una cifra extrañamente baja. El Real Madrid había pujado también por él y había dejado entrever que no logró un acuerdo por la cifra desorbitada que pedían desde Brasil. Todo ello llevó a que el 20 de noviembre de 2013, la plataforma Go Barça enviara un burofax al club pidiendo una explicación sobre el coste total del fichaje de Neymar que, según esta asociación, se elevaba al menos a 74 millones de euros. En diciembre de 2013 el socio Jordi Cases acudió a la Audiencia Nacional para presentar una querella contra Sandro Rosell por presuntas irregularidades en el fichaje de Neymar. Admitida a trámite el 22 de enero de 2014 por parte del juez Ruz, un día después Rosell presentaba su dimisión. La decisión fue drástica. Algunos dicen que no pudo soportar, que una persona tan meticulosa como él, perdiera el control de la situación. Esto le llevó a rebelarse, a cambiar su look, a dejar de lado esa imagen de “niño bueno”, a abandonar el traje, a raparse el pelo y a dejarse barba.
A pesar de esto, durante estos últimos cuatro años ha conseguido abrirse paso en otro suculento mercado, el de Qatar, donde propició un acuerdo de patrocinio de Qatar Foundation y Qatar Airways para la camiseta del primer equipo del club del Fútbol Club Barcelona. El club ingresó cerca de 30 millones de euros por este patrocinio, una cantidad que se ha elevado a 50 millones en la última prórroga. Rosell ganó también con ello. Aprovechó el proyecto Football Dreams para entrar con el Gobierno de Qatar en la carrera para lograr su Mundial. Así la revista France Football le relacionó con el triángulo formado por el entonces presidente de la UEFA, Michel Platini, el ex presidente francés Nicolás Sarkozy y el príncipe heredero qatarí Tamim bin Hamad Al-Thani en una supuesta compra del Mundial 2022 en este país del Golfo Pérsico. Para muchos, la confluencia de intereses para que se celebre este Mundial de Fútbol en Qatar es la bomba más importante que puede estallar en cualquier momento a la FIFA.
Rosell, tras abandonar Nike, trasladó su negocio a Barcelona. Derivó todo a su principal empresa BSM (Bonus Sport Marketing). Empezó a llevar una vida más oculta a los medios, gestionando su patrimonio inmobiliario (casas, pisos, apartamentos y párkings), y gestionando su último capricho la marca catalana de ropa deportiva Grifone, en la que ha invertido mucho dinero. Y acabó vendiendo por siete millones de dólares su sociedad en Oriente Medio al grupo qatarí Dallah Al Baraka, uno de los grupos de inversión más importantes de Qatar con más de 300 empresas.
Pero hoy la carrera meteórica de Sandro Rosell, “El Flecha”, parece que se ha frenado de golpe. Ya no hay atajos. Los que le apoyaron ya no ponen la mano en el fuego por él, como hacían hasta escasos meses. Y todo el entramado forjado de negocios y amistades peligrosas puede costarle muy caro.