Todos los días dedico unos minutos a agradecer, así en general, la existencia de Louis C. K. Louie es una de las pocas creaciones mayores que existen ahora mismo en televisión. Los jefazos de la cadena de cable americana FX se arriesgaron cuando le dieron carta blanca para hacer lo que quisiera con su comedia de media hora (con la condición de que no se pasara del presupuesto) y a cambio han conseguido auspiciar una serie colosal. Trabajaría gratis para C. K., le haría los recados si me lo pidiera. Sin embargo, hace varias semanas ya que estrenó una serie nueva y yo no la estoy viendo porque no quiero pagar por verla.
Horace and Pete es el típico pub donde los clientes hacen eso tan americano de sentarse a la barra mirando hacia las bebidas, hacia adelante, y relatan para sí apurando güiscazos mientras tratan de liar en la conversación al camarero o miran de reojo al que tienen sentado al lado. Horace and Pete es el título de la serie y el nombre de los dos tipos que llevan el bar y alrededor de los cuales se monta la trama familiar que vertebra el primer episodio. Los 50 minutos iniciales de esta serie tienen algo de sitcom prehistórica y mucho de función teatral, es como un capítulo de Cheers escrito por Arthur Miller para HBO.
Protagonizada por el mismo C. K. y por Steve Buscemi, ambos están integrados en un elenco que cuenta, bah, poca cosa, con Edie Falco, Alan Alda y Jessica Lange entre otros. Ah, y Paul Simon se encarga del tema musical. Horace and Pete es una serie extraordinaria por muchas razones y la más llamativa es que no la emite ninguna cadena ni ninguna plataforma de streaming: C. K. ha decidido distribuirla a través de descarga directa en su página web a tres dólares el capítulo (el primero costaba cinco, el segundo, dos y el resto, tres).
Me parece un precio razonable (sobre todo si lo comparo con el pastón que me dejé en su momento en el cine viendo películas Dogma), pero yo no he seguido viendo la serie. He llegado a tener la tarjeta de crédito en la mano y (no me siento orgullosa) he preferido tratar de engancharme (sin éxito) a Outlander sólo porque ya la tenía pagada.
Soy consumidora habitual de los especiales que Louis C. K. cuelga en su página (los cobra a unos cinco dólares la pieza), estoy abonada a dos plataformas de pago y es muy probable que en cuanto salga el DVD de Horace and Pete lo compraré. La serie la financia por entero Louis C. K., la escribe, la dirige, la edita y la distribuye, lo que quiere decir que todo lo que saque será para él. Para cubrir gastos, sobre todo, aunque me encantaría que pudiera tener algo de beneficio.
Supongo que la razón por la que no estoy contribuyendo a que una persona a la que admiro profundamente tenga su justa retribución es que me he vuelto comodona y quiero que me lo den todo hecho. Puede que este modelo de apoquinar por cada capítulo sea demasiado antiguo, o quizá es que el primer episodio, por bueno que fuera, no resultó un estímulo suficiente como para volver cada semana y pasar por caja. Pagaría la misma cantidad sin pensarlo si decidiera usar la misma fórmula de distribución para Louie, no puedo vivir sin ella. Tengo muchas dudas. Ay, espero que Louis C. K. sea benevolente con mi falta de fe.