Este lunes 4 de septiembre es el primero sin un capítulo de Juego de Tronos tras el final de la séptima temporada. Mientras algunos lloran la marcha de la serie de HBO hasta nuevo aviso, otros olvidan a los caminantes blancos con una dosis de buenas series para sobrellevar el parón. Y para ayudar a los segundos, proponemos estos títulos que amenizan la vuelta al Trono de Hierro.
La idea de poder llevar sus propias historias a la vida en la pequeña pantalla propició el nacimiento Insecure, una comedia de Issa Rae para HBO que cuenta la vida de sus protagonistas a través de sus dramas personales. Issa es una educadora social que vive con su novio, un joven desempleado que espera la oportunidad de poder vender su aplicación móvil a una gran empresa. En el transcurso de esta relación aparece un tercero en discordia que pondrá patas arriba la vida de Issa.
Issa Rae es la creadora y productora ejecutiva de esta comedia que durante dos temporadas narra experiencias de vida que parecen tan reales como propias con unos chistes rápidos que hacen muy amena la visualización de los capítulos de apenas 30 minutos. La serie retrata la amistad entre dos chicas afroamericanas que tratan de convivir con sus propios defectos mientras navegan por diferentes experiencias y sobreviven a una serie interminable de problemas del día a día de la ciudad de Los Ángeles. Las dos temporadas hasta la fecha pueden verse en HBO.
Y es que Rae consigue enganchar con guiones que sólo ella es capaz de interpretar porque ya lo hizo con su web serie personal The Misadventures of Awkward Black Girl. Otra de las protagonistas dignas de mención es su colega Molly, la mejor amiga de Issa que intenta llevarle por el buen camino que ella misma desdibuja.
La segunda de las series que proponemos para intentar olvidar el vacío de Juego de Tronos es la comedia británica Crashing. Creada y protagonizada por Phoebe Waller-Bridge, cuenta la vida de un grupo de jóvenes que, a cambio de un alquiler barato, viven en un hospital abandonado y convertirse así en los guardianes de la propiedad hasta nuevo aviso. Entre los protagonistas de esta desternillante comedia está Kate, una joven que se vuelve aún más neurótica cuando ve aparecer a la mejor amiga de la infancia de su prometido, un cocinero en apuros entre dos mujeres muy dispares.
Esa mejor amiga de la infancia es la creadora de la serie con cuya aparición los enredos amororos entre el grupo complicarán la vida tranquila del hospital. La serie deja en el aire la pregunta que todos los humanos se han hecho una vez en la vida: ¿pueden un hombre y una mujer ser amigos sin tener sexo? Crashing muestra cómo la vida de los jóvenes que comparten piso no es nada fácil y que, a pesar de tener un trabajo, no pueden permitirse el alquiler de un piso en Londres.
La tercera de la series es Atípico, una comedia que narra la vida de Sam, un joven con autismo y todo lo que sufre para intentar llevar una vida “normal”. Toda su familia está volcada en que él esté bien y no sufra ataques de ansiedad. Especialmente importante es el papel de la madre, que ha dejado su vida a merced de las necesidades de su hijo y que empieza a ver la luz cuando decide dejarse llevar por otro tipo de vida.
En el trasfondo de esta serie subyace la idea de normalizar el autismo con el protagonista intentando tener una cita por primera vez en su vida. Sam, guiado por su terapeuta, vivirá experiencias que nunca antes se hubiera imaginado y que pondrán patas arriba su vida y la de su familia.
Con esta serie Netflix está ganándose a pulso el título de defensora de las enfermedades y apuesta por series que tratan cómo afrontarlas y que hasta ahora habían sido tema tabú. Ya lo hizo con Por 13 razones, o con la película Hasta los huesos, donde trataba la anorexia. Y es en Atípico, una serie a caballo entre el drama y la comedia, donde se ven las necesidades y los problemas que afronta una persona diagnosticada con autismo, que no autista, como defienden desde la serie.