La ficción siempre ha tratado la maternidad, el embarazo y los hijos desde dos puntos de vista radicalmente diferente. O desde la idealización absoluta, con esas mujeres felices por estar encinta y contando a todos que es la persona más feliz del mundo, y luego siendo una madre perfecta. O desde el concepto de ‘mala madre’, aquella que pasaba de su familia y se la mostraba como egoísta y casi sin sentimientos.
Por suerte los tiempos avanzan, y la revolución feminista también ha servido para que esos relatos hayan cambiado. Ya no pasa nada por ser una ‘mala madre’, de hecho ese término debería desaparecer, y las historias empiezan a moverse en una escala de grises imposible hace una década.
En la explosión que han vivido las series españolas, alguien se ha encargado de retratar el tema de la paternidad y la maternidad desde un punto de vista tan realista como incómodo. Es Berto Romero, que con su serie Mira lo que has hecho se exponía poniéndose en el centro de una serie en la que se reía de sí mismo y de la gente como él. Romero, guionista, protagonista y alma máter del proyecto cargaba sus tintas contra esas parejas jóvenes que van de modernas y se complican eligiendo entre Montessori y Waldorf.
Lo hacía en un punto intermedio en el que no se sabía lo que era una vivencia propia y lo que era fantasía de guionista. Mostraba en esa primera temporada lo difícil que es un primer hijo en una pareja en el mundo actual, y más si el padre, el propio Berto, era un actor y cómico bastante pasota, con síndrome de Peter Pan y una fama in crescendo.
La serie fue renovada casi de inmediato por Movistar+, y este viernes llega una segunda temporada que la confirma como una de las ficciones más brillantes y una de esas comedias agridulces que hacen que te rías mientras te atizan por dentro. Mira lo que has hecho continúa donde quedó la anterior, con Berto y Sandra embarazados de gemelos.
Refuerza lo que ya funcionaba en la primera, ese padre que no está preparado para ello, y hace que la crítica vaya más allá. Berto sigue riéndose de sí mismo, y se acrecienta con un embarazo que le pilla preparando una serie sobre su primer hijo. La fama, el éxito y la presión harán que se comporte más que nunca como un capullo. El espectador empatiza con él, pero no por eso deja de subrayar el lado patético del hombre durante un embarazo. También el machismo en todo este proceso, porque en Mira lo que has hecho queda claro que por muy comprometido que el hombre esté y lo venda, la que sufre todo en sus carnes es ella. La mujer es la heroína, y Sandra lo es por partida doble, por aguantar un embarazo de gemelos, y por aguantar a una pareja como el Berto de ficción.
Lo que también lleva un paso más allá es el elemento meta. Ahora Berto ya no sólo se interpreta a sí mismo, sino que está preparando una serie sobre su primer embarazo (es decir lo que se cuenta en la primera temporada), que protagoniza él mismo junto a Belén Cuesta y dirige Javier Ruiz Caldera, que además es el realizador de todos los episodios de esta segunda temporada. Un juego narrativo que funciona y se explota satisfactoriamente de forma cómica. A Mira lo que has hecho hay que agradecerle, además, que haya descubierto a una actriz como Eva Ugarte. Ella es el corazón de la serie, y en esta segunda temporada, que contiene varios giros dramáticos, está maravillosa en cada registro.
Un gran paso para Berto Romero como showrunner, y una nueva muestra de que la comedia de 25 minutos es la fórmula perfecta. Mira lo que has hecho lo ha entendido a la perfección, y no se queda en el gag, sino que sirve como reflexión sobre el heteropatriarcado que sigue presente en todo. Una temporada brillante que muestra la buena salud de nuestra comedia -coincide con Oye Juan- cuando no se la encorseta en los patrones de la televisión en abierto.