Pocas cosas hay ya inamovibles en este mundo pandémico en constante -y terrible- cambio: el agua sigue mojando, la era de Juego de Tronos -la serie más premiada de la historia- ha tocado a su fin y la gala de los Emmy nunca estuvo en cuestión, ni cuando los comercios se derrumbaban, los países se sitiaban y Trump pedía por televisión que los ciudadanos ingiriesen lejía para luchar contra el coronavirus -la loca idea se canjeó en más de cien hospitalizados-.
La vida era un delirio, pero los Emmy nunca amenazaron con no celebrarse: el reto era ese, ¿cómo hacerlo a distancia? ¿Cómo hacerlo divertido y emocionante? ¿Cómo insuflar en el espectador la vieja ilusión del evento sin -ni siquiera- alfombra roja, sin poder reunir a todas las personalidades implicadas en la gran fiesta de las series, sin escuchar sus discursos y observar las reacciones del resto?
Más histórica que cualquier premio que se haya dado esta noche es la gala en sí misma, la extrañísima edición número 72, donde han pujado fuerte series imprescindibles como Watchmen o Sucession, amén del pelotazo -ecuménico- de Schitt’s Creek.
Jimmy Kimmel en un Staples Center sin público aguantando el tipo con su carisma, pero avalado por un espectacular despliegue: 138 personas de su equipo repartidas por 114 localizaciones distintas, en diez países, para acompañar a todos y cada uno de los nominados allí donde estuviesen. Y como estuviesen: arreglados o en pijama, en tacones o con bambas, abrazando a su familia o a sus perros, sonriendo desde su mejor salón o desde su biblioteca, acomodados en un sillón y mostrando su faceta más humana.
Eso ha sido, sin duda, lo más hermoso del evento: la espontaneidad, el glamour -y la falsedad- rebajadas y el triunfo de lo doméstico, de la naturalidad. Incluso los pequeños fallos técnicos o los instantes de silencio o de tardanza donde ha fallado la conexión le han dado un toque de alegría al asunto. Una vulnerabilidad que el espectador ha agradecido. La organización contaba con ello: “No puede funcionar bien todo el tiempo, es imposible, sencillamente. Y nosotros lo aceptamos”, aclaró a la prensa Ian Stewart, el productor ejecutivo.
El directo ha sido de los de echarle valor, con 130 señales entrando en directo. Una locura. Y sin ningún vídeo pregrabado. Es de aplaudir el esfuerzo por rebozar ciertas excentricidades -que en otro momento podrían parecer ridículas- y hoy nos han dado la salsa en medio del horror, ¡como hacer un PCR en directo, con el largo bastoncillo metido por la nariz de uno de los presentadores!
También ha guardado espacio para discursos y guiños reivindicativos, más allá de la coña, con muchas referencias al Black Lives Matter y contra la violencia policial y el racismo, amén de manifestar deseos de inclusión y diversidad sexual e identitaria -véase el premio a RuPaul por su DragRace-. Hostias como panes para Trump -por ejemplo, cuando Kimmel hace una pequeña oda al servicio postal denostado por el presidente- y una idea recurrente con vistas a las presidenciales de noviembre: “Voten. Escuchen a los candidatos, entérense de lo que votan, y voten”. Esto lo han repetido con fruición muchos de los premiados.
Aparición estelar de David Letterman, Zendaya con 24 años convirtiéndose en la actriz más joven en ganar un Emmy a mejor actriz protagonista, Netflix sin acabar de estallar -a pesar de sus numerosas nominaciones-, un pleno histórico en comedia para Schitt’s Creek y un montón de sorpresas. Aquí un recorrido por los momentos más juguetones de una gala superviviente:
1. Primer tropiezo
Ya antes de empezar la gala, llegó el patinazo. En un anuncio de voz en off, el protagonista de Orzak fue condecorado como ganador por su aparición como invitado en The Outsider, de HBO, pero la pantalla, ¡ah!, decía otra cosa, y lo que decía era la verdad: el auténtico vencedor era Ron Cephas Jonoes, estrella invitada de This Is Us. “Jason Bateman como Terry Maitland en The Outsider", lanzó la dichosa vocecita, mientras los espectadores tuiteaban confundidos.
Fueron informados enseguida, tras unos pequeños anuncios, con un mensaje en pantalla que reconocía el traspiés: “Nuestras disculpas, se ha anunciado un ganador incorrecto. Lo estamos arreglando ahora”. Pues eso: Bateman no era el ganador del premio. Ron Cephas Jones sonrió con culpabilidad desde alguna parte.
2. Jennifer Aniston (te queremos tanto)
La cara más amable y entrañable de toda la gala, sin ninguna duda, que arrancó con ella misma, extintor en mano, apagando un fuego que amenazó con irse de madre -todo porque a Kimmel le dio por 'desinfectar' el primer sobre con el galardón-. Antes de eso había subido una foto a su Instagram donde aparecía con una mascarilla en la cara, pijama y champán, más natural que todas las cosas, y tirándonos un beso. Después volvería a hacernos sonreír con otra sorpresa, como veremos más adelante.
3. Galardón a domicilio (y con esmóquines inmunes)
Una de las imágenes más descacharrantes del encuentro, buena prueba de los tiempos distópicos en los que vivimos: un maravilloso traje de protección biológica que hacía las veces de elegante esmoquin, pero acompañado de una enorme escafandra protectora contra el virus. También tenía cuidadas manguitas blancas, botones cool, el negro radiante de los eventos importantes. Eso sí: ataviados de esta manera fueron algunos presentadores a las casas o los lugares de celebración de los premiados para llevarles la estatuilla. ¿Y los nominados no ganadores? Nada, recibían un cordial saludo del tipo del esmóquin loco y se despedían de él, como de una promesa de triunfo.
Aquí los actores de la premiadísima comedia Schitt’s, Creek, que sí han podido reunirse para la juerga, con alfombra roja incluida: ha sido porque en Canadá la situación no es tan crítica y planearon juntarse tras hacerse las pertinentes pruebas, que salieron negativas. Juntos en Toronto. En la foto, Eugene Levy recogiendo su Emmy al mejor actor principal de comedia.
4. Icónica Alex Borstein
Eso sí que es saber perder con clase. La actriz se quedó sin el Emmy a mejor actriz de reparto de comedia por The Mervelous Mrs. Maisel, que fue para Annie Murphy, pero nos dejó una imagen maravillosa, carne de meme: ahí ella, tintada de rubio platino, con ondas clásicas, tumbada en una cama ¡en la terraza!, acompañada de unos lirios y unas rosas, unos cojines historiados, una bata de seda, su perro y su cóctel. Que no nos falte de ná. Señora.
5. Alpaca incluida
Ahí Randall Park acompañado de una alpaca en plena gala. ¿Por qué? Bueno: “Cuando lees un email muy rápido, puede parecer que pone 'presentarás los Emmy con Al Pacino' pero en realidad dice 'te presentarás allí con una alpaca'". Pues eso.
6. Homenaje a Breonna Taylor
Regina King, con su premio de Mejor actriz de Miniserie por Watchmen, no perdió ocasión de homenajear con su camiseta a Breonna Taylor, recuerden, la joven afroestadounidense de 26 años, técnica en emergencias sanitarias, que falleció en un tiroteo el 13 de marzo de este año.
El otro gran rostro -más allá de George Floyd- por el que ardieron las calles con protestas contra la violencia policial y el racismo en EEUU. Sin embargo, en el centro del activismo por su terrible causa se hallaba el emblema “say her name”, “diga su nombre”, porque se puso de manifiesto que su pérdida no fue tan mediática como la de Floyd y que las mujeres negras son -aún- más olvidadas.
7. Fin de año adelantado
Reese y Kerry adelantando el final de este año chungo, aunque ¡no para ellas, a las que les ha ido muy bien! Gafas y sombreros de cotillón, bromas sobre el deseo de anticipación de 2021 e incluso una cuenta atrás digna de la Puerta del Sol -cuánto la extrañaremos este año, con todo pronóstico-.
8. Reunión de Friends
Seguramente el gran momento del evento. Primero apareció Jennifer Aniston sola en pantalla, luego llegó Courteney Cox, luego Lisa Kudrow. Kimmel se hace el sorprendido: “¿Cómo es esto? ¿Vivís juntas?”. “Claro”, responden ellas. “Vivimos juntas desde 1994”.
9. Las entregas más originales
Ha tenido la organización que ingeniárselas para sorprender continuamente en cosas que hasta hace poco se daban por supuestas, por ejemplo, cómo hacer entrega del galardón. En la categoría de la mejor ‘Talk serie’ se había entregado una caja secreta a cada uno de los nominados. El que resultase elegido, vería cómo su caja se abriría de golpe con una mano ortopédica sacando su estatuilla. Bestial. Aquí el premiado resultó ser John Oliver, el gran heredero de Letterman -que le hizo la presentación-.
10. El espectacular cierre de Sucession
Cuatro galardones esta noche, más los tres que ya consiguió en las categorías creativas y técnicas. Sucession, Mejor Drama de los Emmy 2020, nos ha dejado un final glorioso en el que, en vez de agradecer nada a nadie, Jesse Armstrong se ha centrado en “desagradecer”. Un “unthank you” en toda regla dedicado al virus, a todos los nacionalismos y a Trump y Johnson por su “sucia” respuesta a la pandemia. Boom.