Aquí viene la promoción de Libertad, la nueva serie de Enrique Urbizu, y ya me voy preparando para la misma polémica de siempre. No hace falta ser Sandro Rey ni tener sus gafas de radiones para saber que en la primera entrevista algún periodista le preguntará y él dirá que esto es una película de seis horas. Quilombo montado. A partir de ahí saldrá un ejército de periodistas completamente indignados por la frase de marras. Una frase que hemos oído ya 25 veces pero que cada vez que se dice abre la caja de Pandora.
Ese “mi serie es una película de ocho horas” es considerado un ataque a los periodistas televisivos. A los que llevan décadas cubriendo la actualidad y haciendo críticas de series desde que el doctor Nacho Martín hacía el MIR. Creen que es un ataque a ellos, y yo creo que al final, con esta frase lo que mostramos es lo peor de todas las partes de la profesión. Por supuesto que hay directores que tienen una mirada de superioridad por venir del cine, y que con esa frase quieren marcar una distancia, pero creo que son una minoría casi residual. Creer que el cine está por encima de la televisión es más viejo que el tebeo. Nadie. Ni los usuarios ni los creadores ya lo piensan, y creer que si dicen esa frase es por eso es buscarle muchas veces tres pies al gato.
Esa frase, que podíamos también haber entendido como que su forma de trabajar es la misma. O que los tiempos de rodaje y preparación de una serie han cambiado y que ahora se puede hacer de la misma forma que el cine o incluso con más mimo. Que ya no hay necesidad de terminar todos los episodios en un cliffhanger o en alto sino tener una narrativa más fluida… Hay muchas cosas que pueden desprenderse de esa frase, pero hemos preferido elegir que hay clasismo.
Asumiendo eso, creo que la profesión también demuestra un complejo de inferioridad. Una obsesión con compararse con los del cine. Dejar claro que ellos estaban antes y que tiene más derecho o el mismo. Nadie lo duda, y me parece bien que reivindiquen su profesionalidad y que ellos estaban antes de que esto se pusiera de moda, pero el guerracivilismo entre ‘los del cine’ y ‘los de la tele’ me parece que aporta poco.
Abrimos una polémica que creo que, realmente, no existe. Conozco críticos de series que vienen de la televisión excelentes, y otros que vienen del cine que son igual de buenos. Quizás el problema viene en querer poner puertas al campo. En hablar del ‘cine’ y de la ‘televisión’ cuando lo único que tiene sentido ahora es hablar de ‘audiovisual’. O entonces qué hacemos con Small Axe. ¿Quién está más cualificado para hablar de ella… los del cine porque son películas o los de la televisión porque es una serie antológica? Quizás simplemente aquellos formados en un análisis audiovisual que tiene los mismos mimbres para analizar Sky Rojo que El practicante.
También asumimos que cualquier persona puede hablar de cualquier cosa. Que hagas información de televisión, que cubras su actualidad, no te da carta blanca para hacer crítica. Igual que tampoco te la da seguir los estrenos y las noticias cinematográficas. Las personas que hacen crítica deberían haberse formado en análisis audiovisual, en lenguaje cinematográfico -que se ha llamado así porque el cine vino antes que la televisión, no por ningún complot judeo masónico de las universidades-.
Ni siquiera debería hacer falta una carrera universitaria, pero si un bagaje, una capacidad de análisis y haber visto miles de películas y series. Entender que las sinergias entre los productos televisivos y las películas existen desde siempre. Que Urbizu no se ha sacado de la manga hacer una versión para cine de su serie porque es un jeta -o sí, ya lo veremos-, sino que esto se ha hecho toda la vida con Bergman a la cabeza.
A mí me da lo mismo si Libertad fue antes una película o una serie, si vino antes el huevo o la gallina. Me importa que sea buena. Que sean buenas. Y no me importará que Urbizu diga que es una película de seis horas -casi seguro que lo hará-. O rompemos también la frontera o vamos a arrastrar complejos muchos más años. Las barreras han desaparecido, y nosotros no debemos seguir explotándolas.