Paula Usero y la presión de la imagen sobre las mujeres: “Dejadnos ser normales”
Hablamos en profundidad con la protagonista de '#Luimelia', la serie estrella de Atresplayer Premium, que recibe el premio 'Un futuro de cine' del Cinema Jove en su Valencia natal.
28 junio, 2021 13:11Noticias relacionadas
Cuando quedan menos de cinco meses para cumplir los 30, la valenciana Paula Usero está en todas partes. Es el 50% del fenómeno #Luimelia, la inocente robaescenas de La cocinera de Castamar y la flamante nominada al Goya por La boda de Rosa. ¿Puede seguir siendo una promesa una actriz que lleva cinco años sin parar de trabajar?
Este fin de semana recibe Un futuro de cine, el premio del Cinema Jove de su Valencia natal que reconoce el potencial que tiene por delante. Lo de Usero, sin embargo, más que futuro es un presente ya consagrado.
El rodaje de la cuarta temporada de #Luimelia finalizó a finales de mayo. La cocinera de Castamar acaba de terminar su paso por Antena 3 y las plataformas de streaming como la ficción española más vista en lo que llevamos de 2021. Estos días presentará Cuando haces pop, un corto con el que se ha estrenado en la música y que confirma su hambre por adentrarse en nuevos territorios. No hay espacio para el miedo y para el vértigo en el diccionario de Paula Usero. Tampoco para la deshonestidad. En su encuentro con SERIES & MÁS, la valenciana muestra una sinceridad cada vez menos habitual en los tiempos de redes sociales y clickbait.
Nominada al Goya a la mejor actriz revelación. Ahora recibes el premio 'Un futuro de cine'. Tu currículum dice que no has dejado de trabajar en los últimos cinco años. ¿Te sigues sintiendo como esa promesa que dicen estos premios?
Es la primera vez que me van a dar un premio. No sé qué debería decir porque no es algo muy habitual. En los Goya, si me lo hubieran dado, sabía a quién se lo tenía que agradecer, pero aquí te lo dan a tu proyección. ¿Qué hago? ¿Qué digo? No sé, lo de promesa… Espero cumplir las expectativas de la gente. Estoy muy tranquila con la manera en que estoy llevando esto. Tengo los objetivos claros, pero no sé qué espera de mí.
Se habla mucho de la maldición del Goya, pero luego mucha gente que lo recibe, o le nominan, tiene carreras largas.
Es cierto, pero luego hay otras muchas chicas que se lo han dado, han triunfado y están trabajando muchísimo. Al final es de lo que se trata, de seguir trabajando. No sé si un premio a tu proyección va a dar que te den más trabajo. No lo he vivido. Estuvo muy bien formar parte de los Goya, porque yo lo he visto toda mi vida desde casa. Estar ahí y ser un nombre o una cara conocida para toda esa gente que yo admiro y forman parte de mi profesión. Ni siquiera me lo podía creer estar ahí. Estaba un poco de sí, pero no. Hasta que no llegó el momento no me lo creí del todo. No vivo con la pretensión de tener grandes reconocimientos. Yo solo quiero tener trabajo. Es donde mejor me siento y donde más creativa me encuentro. No entiendo mi vida sin eso y no sé si para eso necesito un premio.
Te dan el premio en Valencia. ¿Tiene un componente especial que sea en tu ciudad?
Este año es especial porque voy a hacer una película este verano en Valencia, así que volveré en quince días. Normalmente, voy a casa dos o tres veces al año. Me quedaré una semana a modo de festival, que siempre es la leche. Ahora tengo esto, ahora me tomo algo… Este salseo mola. Si encima vas a presentar algo y recibes un premio, pues es guay. Creo que voy a estar nerviosa y muy emocionada de estar allí. Igual hay gente que no sabe ni quién soy, pero que Carlos Madrid [director del Cinema Jove] haya decidido dármelo a mí y con las cosas tan bonitas que ha dicho de mí por ahí, me hace sentir muy especial.
Empezaste en la profesión haciendo anuncios en empresas como La Fallera o Famosa. ¿Qué recuerdos tienes de esa época?
Cuando era pequeña sentía que era una actriz de publicidad. Intentaban maquillarla a modo de hobbie, pero en realidad era una profesión. Cobraba por ello y mi imagen estaba ahí. Recuerdo los castings que hacía de niña. Cada día era como una aventura nueva. Que mi madre me viniera a recoger al colegio para llevarme a los anuncios era como una sorpresa constante. Me convertí en una habitual de los estudios Andro, que era donde yo grababa. Todo el mundo me conocía. Mi hermano también hizo un anuncio conmigo. Era donde me rodeaba con gente que de verdad me interesaba. De pequeña, nunca me había sentido muy a gusto en el colegio. Ahí sentía que era lo que quería hacer y que ahí era donde más disfrutaba.
Después de la Selectividad, no te dio la nota para estudiar Criminología y empezaste Políticas. ¿Crees que estaríamos hablando hoy si hubieras entrado de primeras en Criminología?
Criminología era algo que me gustaba mucho, que tenía muchas ganas de hacer y donde pensaba que me iba a sentir muy bien trabajando. No lo sé. ¿Quién sabe si a lo mejor me hubiera sentido también rara y que no era mi lugar? Para mí el punto de inflexión fue hacer todos los cortos que hice con mis amigos del CEU de Comunicación Audiovisual. Sin que ellos me ayudaran a que volviera esa intuición que sentí [en los anuncios que hacía de niña], no sé qué hubiera sido de mí, la verdad.
La terapia es imprescindible porque al final utilizas muchas cosas de ti, de tu casa y de tu cuerpo en tus personajes. Muchas veces en Amar es para siempre llegaba a casa los viernes y estaba hundida hasta el lunes. Realmente necesitas que alguien te dé herramientas para salir de ahí.
Saltemos al presente. Hablemos del grupo Las hermanitas de la Calidad y del corto Cuando haces pop, que presentas estos días en el Cinema Jove. ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?
Fue un poco todo a la vez. Kevin [Castellano] y Edu[ardo Hirschfeld] son los dires del corto y los creadores de Las hermanitas de la Calidad. Ellos escribieron el corto Cuando haces pop y las protagonistas eran dos chicas que tenían un grupo de música. También hacían una especie de homenaje a ellos mismos, a su vida, a su grupo, a su amistad, pero querían plasmarlo con dos mujeres que representaban cada una a uno. Empezaron ahí y luego se fue haciendo una bola gigante.
Nos propusieron el corto y a los meses nos dijeron que teníamos que grabar la canción principal de la banda sonora del corto. Iban a ser nuestras voces y pensaron en ir más allá de la ficción. “¿Y si nos lo traemos ahora a la realidad y hacemos un grupo que sirve para acompañar al corto?” Le hemos robado el viaje a las protagonistas del corto. La verdad es que es un poco locura. Es difícil de entender, pero tampoco tenemos pretensiones de ser un grupo de verdad, ir a conciertos… De momento queremos acompañar al corto y en un futuro ya se verá.
¿Qué has descubierto en la música que no te diera ya la interpretación?
Me ha pasado lo mismo que cuando empecé a currar. Me sentía muy fuera de honda, que lo hacía fatal, que me iban a despedir al minuto 2, que igual no estaba hecho eso para mí porque me ponía muy nerviosa… Eso es un poco lo que me ha pasado ahora. Me vino bien, porque luego tuve que grabar otra canción para otra cosa y ya había perdido un poco los nervios. Me ha recordado a las sensaciones del primer día y de intentar dar la talla.
Participaste en el guion del final de la tercera temporada de #Luimelia. ¿Está en ese momento de tu vida y tu carrera donde quieres probar nuevas cosas?
Me apetece muchísimo. De hecho, tuvimos la idea Carol Rovira y yo. Fuimos donde Borja [González Santaolalla, creador de la serie] y le planteamos que queríamos escribir. “¿En serio? Venga, va, pues poneros”. Lo hicimos muy rápido. Carol y yo nos llamamos y en una tarde lo teníamos escrito. Salió con mucha facilidad. Estábamos en pleno confinamiento. Una tarde me puse un vino en el jardín que tenía en mi casa de antes, me senté a escribir y se lo di a mi chico para ver si le parecía una mierda. “¿Qué me va a parecer una mierda? Me parece superguay”. A partir de ahí se ha ido gestando otra idea que me gustaría escribir y dirigir. Estoy en un momento en el que me apetece hacer muchas cosas. Igual no todas se me dan bien, pero no tengo miedo ni vértigo a probar.
Hablando contigo desprendes una actitud muy moderna, casi punki. ¿Por qué crees que te llevan tanto los directores de casting a la época?
¡Total! Esto me hace mucha risa porque es cierto. No sé, quizás es porque esa naturalidad que tengo yo ahora hablando contigo también la pueden tener los personajes que hago. No sé hacerlo de otra manera. No sé si está bien o está mal. Técnica creo que tengo de sobra porque he trabajado en muchas cosas y tengo muy buen control corporal en la cámara. Igual en el teatro soy un orto luego, también te digo (risas). No tengo ni idea. Quizás es porque soy como rubia, de piel blanquita y puedo dar esa imagen de dulzura. Quiero hacer personajes intensos, de policías, asesinos, politoxicómanos con la cabeza rapada… Probar cosas más extremas. O comedias. Me gustaría muchísimo. Cuando te enfrentas a algo más alejado de ti es cuando demuestras las habilidades que tienes. O que no tienes.
Muchos actores de generaciones previas dicen que no saben si hubieran sobrevivido a la profesión en esta era de las redes sociales. Sigues en Instagram. Te borraste tu perfil en Twitter. ¿Cómo es tu relación con las redes sociales ahora mismo?
Me fui de Twitter porque era horrible. Al principio entras en el juego, comentas, hablas.. hasta que llega un momento que te das cuenta de que estás formando parte de una red hipertóxica de gente que te persigue prácticamente. Quieren chincharte, que digas cosas, despotriques, y al final no hay que hacer caso a esto. La gente que intenta humillarte es gente que tiene mucho tiempo y que quizás vive en una fantasía que no es la realidad.
Todo el follón tiene que ver con la imposibilidad de pensar que Carol y yo no somos pareja. La gente vive pensando, incluso nuestros propios clubs de fans, que son mujeres que nos siguen y con las que tenemos contactos semanalmente… Ellas mismas creen esto. No sé si realmente es que lo piensan o es que les gusta pensar que puede existir la posibilidad de que Carol y yo seamos pareja. Aunque digamos una y otra vez que no es así, para ellas esto es real. Que haya algo que les pueda entorpecer esa fantasía es el horror. Te masacran y es terrible. Es algo que te deja medio triste, porque también afecta a más gente que a ti, como tu pareja.
En el pasado has hablado de que habías sufrido acoso en el colegio. ¿Crees que hay una conexión entre esa experiencia traumática que dejaste atrás y el mal rollo de una red social como Twitter?
Claro. Realmente lo que dices es interesante y no lo había pensado así. No me había planteado que lo que había pasado allí se replicaba ahora, pero sí que era lo mismo. No era una agresión física ni directa, pero sí a través de redes sociales. La gente se camufla en un perfil falso y aprovecha para decirte de todo y echar su mierda contra ti como si fueras un saco de boxeo. Creo que el problema es que no nos ven como personas normales. A una persona normal no le dirías eso. Es como cuando vas por la calle y la gente te quiere abrazar, tocar, besar, llora… y yo soy como ellos. No soy nada especial. Ahí empieza el lío. Tienes que pensar mucho en cómo dices las cosas porque te comen.
Has hablado abiertamente de que has empezado a hacer terapia. Ahora, por fin, la sociedad parece más abierta a naturalizar la salud mental.
La terapia es imprescindible porque al final utilizas muchas cosas de ti, de tu casa y de tu cuerpo en tus personajes. Cuentas historias que quizás te han pasado. Tienes que estar muy sana o tener mucho control sobre la cabeza para no llevártelo a casa y quedarte mal. Muchas, muchas veces en Amar es para siempre llegaba a casa los viernes y estaba hundida hasta el lunes. No podía salir del lugar en el que yo sola me había metido el viernes por la tarde. Realmente necesitas que alguien te dé herramientas para salir de ahí. Es muy difícil gestionarlo todo. Esto de la fama… aunque yo no me considero famosa.
Eres famosa desde el momento en el que solo por ver tu cara o tu nombre hay gente que ya tiene una serie de expectativas y opiniones sobre ti.
Hay una presión añadida de que tienes que estar perfecta todo el tiempo. Estuve hace poco en el Festival de Málaga y creo que fui la única que se descalzó cuando teníamos todos los pies destrozados.
Me fui de Twitter porque era horrible. Al principio entras en el juego, comentas, hablas,.. hasta que llega un momento que te das cuenta de que estás formando parte de una red hipertóxica de gente que te persigue.
Se montó mucho lío también cuando Kate Winslet contó que había pedido salir natural en Mare of Easttown y en los materiales promocionales de la serie, negándose a que le retocaran su imagen. Todo el mundo tenía una opinión por las expectativas que hay sobre las mujeres.
La serie es maravillosa y ella está increíble. Kate Winslet es un referente absoluto en todo lo que hace porque es una barbaridad. Me parece superbién que haya hecho esto. Le han hecho caso solo porque forma parte de la producción y tiene poder. Si no le habrían dicho: “tú te callas, porque las mujeres tienen que estar follables durante toda su vida”. Es una cosa terrible. Dejadnos ser normales. Si tengo tripa, tengo tripa, ¿qué más da? Si tengo mucha teta, tengo mucha teta. Si soy bajita, soy bajita. Y si voy hecha un cuadro, pues está bien. Qué pesadilla. Hay cosas que no puedo compartir. Esto de “yo me pongo ideal para ir por la calle porque sé que me van a ver”... vete a la mierda, hombre. Qué va. Si no, no puedes vivir tranquila.
También te puede interesar...
• Por qué descubrir al asesino de 'Mare of Easttown' era lo menos importante de todo