"Me parece interesante que la gente lo vea y diga 'hostia, me está pasando lo mismo, voy a ponerle remedio'". Hiba Abouk (Madrid, 1986) no oscila en sus palabras al condenar el machismo. Tampoco a la hora de resaltar que cada vez son más las mujeres que encuentran la fuerza para denunciar a sus agresores y generar resistencia más allá de la etiqueta de víctima, precisamente en una semana en la que se ha aprobado en el Congreso la ley del 'solo sí es sí'.
Yo maté a mi marido (J’ai tué mon mari), un thriller psicológico que ahonda en la violencia de género encubierta en palabras, gestos y susurros, llega este domingo a Calle 13 con una trama centrada "en un drama social", indica Abouk en su encuentro con EL ESPAÑOL. "La estética me parece brutal", incide la actriz, que considera que el género "se ha renovado" y que, en su último trabajo, en el que se atreve con el francés, la historia "la llevan los personajes".
La ficción presenta a Anna (Erika Sainte), una mujer que lleva años soportando malos tratos en su matrimonio y que, durante una de sus peleas con su pareja, Manuel (Antoine Gouy), decide poner fin a su sufrimiento. Un acto que promete brindarle paz, pero que termina convirtiéndose en tormento. Entre la espada y la pared está Laure (Abouk), hermanastra de él y mejor amiga de ella.
"Me gustó mucho la complejidad que tiene", explica la intérprete en referencia a su personaje. "No quiere aceptar lo que está pasando". Laure, que muestra una alta complicidad con su hermanastro, no termina de creer las acusaciones de maltrato de Anna, y es precisamente en esa dualidad, "entre fronteras y excesos", en la que nadan los protagonistas.
"Todos los personajes son complejos y las apariencias son tramposas", explica Antoine Gouy a EL ESPAÑOL. El actor galo describe a Manuel como "dual", un hombre con "dos caras": "una faceta pública en la que es estelar, un abogado perfecto, padre de familia, cariñoso con su mujer..." y otra en la que explota su lado "perverso y tóxico", sobre todo en la privacidad. "Es apasionante para un actor comprender el mecanismo de una personalidad así", apostilla.
Violencia sumergida
Comentarios, vejaciones, desprecios y un tono con tintes humillantes. La violencia no sólo se impregna en golpes, también en palabras. "Es aberrante considerar que sólo hay violencia de género si hay restos de violencia física", responde tajante Abouk. "La sutilidad con la que se trata el tema en la serie demuestra que la violencia conyugal no se limita sólo a los moratones", añade Gouy.
Ambos actores consideran que Yo maté a mi marido se convierte en el perfecto ejercicio reflexivo. Y su lección más palpable reside, precisamente, en el personaje de Manuel. "Tiene muchísima carisma, es luminoso, pero de puertas para adentro puede ser un monstruo", indica la actriz. "La manera de hablar, lo que dices, la presión que puedas generar a tu pareja… todo eso forma parte de la violencia de género", precisa.
"La sutilidad con la que se trata el tema en la serie demuestra que la violencia conyugal no se limita sólo a los moratones".
El thriller dirigido por Henri Debeurme ahonda en la montaña rusa emocional de una mujer destruida, que se siente completamente inservible y cuya situación la coloca, socialmente hablando, en el pedestal de la locura. "La palabra de la mujer se pone en duda cuando hay un testimonio", incide Gouy.
El actor galo admira el "coraje" de aquellas mujeres que son capaces de enfrentarse a su abusador, pero critica a la sociedad que no las arropa. "Es un veneno cotidiano, que se produce todos los días, con cada frase… a través de la serie comprendemos estos pequeños mecanismos" destructivos detrás de un patrón de violencia de género.
Desde París, con amor
Hiba Abouk ha sabido compaginar su maternidad con el trabajo, algo que considera "una suerte". En Yo maté a mi marido tacha dos objetivos de su lista de una estacada: probarse en otro idioma y "retarme en un sitio donde nadie me conoce".
Con el francés, Abouk pone en marcha "un proyecto que visualicé hace años", con un idioma "que controlo", un país que da forma a una "ficción que me gusta muchísimo" y con "compañeros y dinámicas de trabajo distintas". Eso sí, la actriz no descarta "seguir trabajando en España" en un futuro reciente.
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