Marta Ferrusola era consciente de que Jordi Pujol podía haber tenido alguna que otra amante, pero tenía claro que, entre ella y Cataluña, la última era su verdadera mujer. Su ambición vertebra cada día, cada pensamiento y cada acción hasta que consigue hacerse con el despacho de la Generalitat catalana. Tras años de poder en los que impulsó el nacionalismo y reconstruyó gran parte de las instituciones, Pujol confiesa en 2014 que los fondos ocultos que su familia tenía en Andorra correspondían a parte de la herencia de su padre. Como una cadena de fichas de dominó, su declaración saca a la luz un entramado de corrupción que envuelve a toda la familia, esposa e hijos incluídos.
"Es una figura absolutamente importante para la historia de España y Cataluña de los últimos 60 años", afirma el codirector Jordi Ferrerons. Junto con David Trueba crea La Sagrada Familia, un retrato del Pujol político, del Pujol padre y del Pujol corrupto. Un relato amplio que pretende explicar por qué este antifranquista de la pequeña burguesía consiguió controlar, y conocer, cada esquina de Cataluña. "Es un nacionalista catalán y un español pragmático", explica la periodista Pilar Rahola, que participa en el proyecto. Mientras él saludaba a Juan Carlos I en un acto institucional, sus hijos aprovechaban el escaparate mundial de los Juegos Olímpicos de Barcelona para impulsar su Freedom for Catalonia entre pancartas y camisetas.
Tal fue su implicación en Cataluña que "el dinero sólo le interesaba si se podía usar políticamente", tal y como explica el director. Ocho años después de comenzar a investigar su fortuna, en junio de 2021 el juez Santiago Pedraz mandó al banquillo al expresidente de la Generalitat y a sus siete hijos, excluyendo a Marta Ferrusola a causa de su "demencia severa".
Con penas por esclarecer y sentencias por dictar, David Trueba arma una red informativa para dar a conocer aspectos del Pujolismo ajenos al perfil "caricaturesco" que muchos españoles tienen de él.
Pregunta.- ¿Por qué indagar en la figura de Jordi Pujol?
Respuesta.- Es un personaje que, si te pones a inventarlo, yo que soy novelista y director de cine, no te sale con la complejidad y los elementos que se dan dentro. Es increíble. Es uno de los grandes nombres de esa generación política que se ha tratado con poca seriedad, rigor y equilibrio. Tenemos que hacer un esfuerzo por entender el contexto de su labor y ahí hay varias figuras de una personalidad increíble. Es muy enriquecedor investigar sobre ellos.
P.- ¿Qué le ha resultado más complicado de todo este proyecto?
R.- Grabamos más de 50 testimonios y algunos los hemos tenido que dejar fuera íntegramente. También el archivo. En España es muy difícil encontrarlo en buenas condiciones y conseguirlo a un precio razonable. Se va uniendo todo y te hace muy difícil el poder trabajar. Por suerte teníamos una entrega laxa. Hemos dependido mucho de la fusión de Discovery con HBO para poder emitirlo.
P.- ¿Es peor lidiar con alguien que tiene mucha ambición?
R.- Los catalanes lo han vivido, en cambio los españoles tienen información que, en ocasiones, es demasiado caricaturesca. Había que recordarles por qué la figura de Pujol tiene esa implicación emocional para tantísimos catalanes. Viene del antifranquismo, viene del nacimiento del catalanismo, viene de la recuperación de las instituciones y de su autonomía… Cuando un personaje es tan enorme, la dificultad es cómo llegar a la esencia. Se trataba de intentar pasar de las biografías o de encontrar un momento definitorio en su historia. En este caso hay varios hitos, hay un hito de la infancia en la posguerra, un hito en los negocios, un hito en el poder o un hito en el caso de Banca Catalana.
"Pujol vive para la política, por eso la gente no concibe la corrupción, porque en su ámbito íntimo no le ha dado importancia al dinero"
P.- ¿Pujol puede ser "comparado" con la figura del emérito? Es decir, dos personas apoyadas y con mucho poder que luego caen en el pozo de su propia ambición.
R.- No diría que son parecidos. Son dos personas completamente opuestas y coincidentes en muchas cosas. A uno le toca ser la cabeza visible de la reconstrucción democrática y al otro de la reconstrucción de las instituciones catalanas. El título del documental era para jugar con la idea de que son una familia de la realeza. Si los catalanes han tenido una familia real, ha sido sin duda la de los Pujol-Ferrusola. En ese sentido sí hay paralelismo, en la dimensión intelectual son muy distintos. Pujol es una persona que se levanta por la mañana y está muy pendiente de qué está diciendo la prensa italiana, la alemana, la inglesa… Es espartano en sus costumbres, en sus relaciones, en su modo de vivir. Es un hombre político, ha vivido y vive para la política, por eso, cuando se enfrentaba a la idea de corrupción, la gente no lo casa con Pujol, porque no le ha dado en su ámbito íntimo la menor importancia al dinero. El capital sólo le interesaba si se podía usar políticamente.
P.- ¿Se ha acostumbrado España a lidiar con la corrupción? ¿Se sorprende cuando estalla alguna polémica de este tipo?
R.- Cuando la corrupción afecta a los políticos hay un partidismo y la población también lo tiene. No lo ven igual con su simpatía hacia un partido que con otro. Tenemos que darnos cuenta de que los mandatos demasiado extendidos en el tiempo, no sólo de una persona, también de un partido -30 años en una comunidad autónoma como puede haber pasado con los socialistas en Andalucía o con el Partido Popular en Madrid-, no son buenos para la gestión de la corrupción. Se crean redes clientelares y atajos para conseguir los concursos. Sin ser la clave de la democracia, la alternancia es bonita y creo que debemos valorarla más. No vivirla como un trauma, sino como un alivio, como una garantía. Es como el hecho de que haya prensa de diferentes ideologías. Ciertos discursos políticos han hecho percibir como malas las cosas que precisamente son positivas. La inestabilidad que da la democracia es algo bueno. Ese conflicto hace que no se duerma todo bajo una masa de control y poder.
"La inestabilidad de la democracia es algo bueno, hace que no se duerma todo bajo una masa de control y poder"
P.- En cuanto a las series que lidian con perfiles como el de Pujol, ¿tienen su público? La de Salvar al Rey, por ejemplo, ¿cree que ha tenido el eco correspondiente a las cosas que en ella se relataban?
R.- Estamos en un momento en el que hay muchísima oferta. Están pasando cosas que quizá no obtienen la resonancia de antes, cuando había un solo canal. Eso me preocupa. Me hace mucha gracia cuando se habla de Chicho Ibáñez Serrador como el rey de la televisión, pero sus programas no competían con otra cadena o concurso, seamos justos. Ahora lanzas una serie y esa misma semana habrá 27 series novedosas. Vivimos un buen momento, pero se tiene que reducir el volumen de producción.
Nosotros no intentamos aprovechar una brecha de oportunidad, es decir, o se ve ahora o luego carece de interés. El señor va a quedar, no hay la menor duda. Quizá las series que están sólo basadas en una parte de una persona se consumen mucho en un determinado momento. Nosotros hemos intentado retratarlo en todas sus dimensiones para ser justos con él, en lo positivo, en lo negativo y en lo histórico. Es imposible hablar de un político del año 1930 y no decir qué consecuencias tiene la Guerra Civil en su entorno emocional.