Prime Video ha encontrado la manera con la que distanciarse de la competencia en la feroz guerra que mantienen las plataformas de streaming. Con series como Jack Ryan y Reacher y películas como The Tomorrow War y Sin remordimientos (dos producciones originales de Paramount que la compañía compró ante las crisis de los cines con el coronavirus), Amazon se ha especializado en historias de acción para hombres de mediana edad. La lista final es la última en unirse al club. Desgraciadamente, lo hace con decepcionantes y, lo que es peor, aburridos resultados.
Había muchas expectativas con una serie que celebró su première mundial en la última edición del Festival de Montecarlo. Chris Pratt ha cuidado con mimo su regreso a la televisión después de que Guardianes de la Galaxia y Jurassic World le alejaran del medio en el que se había forjado como actor en series como Everwood y Parks & Recreation. El actor y productor ejecutivo peleó por conseguir los derechos de un libro de Jack Carr incluso antes de su publicación y convenció a Antoine Fuqua, su director en Los siete magníficos, para que se estrenara en televisión.
Con ese pedigrí, era difícil fallar. Sin embargo, la primera temporada (compuesta por ocho episodios de una hora que llegan a la plataforma de golpe el 1 de julio) deja una amarga sensación en la audiencia que no forme parte del público objetivo de las historias creadas por autores como Tom Clancy y todos los sucedáneos que le siguieron en los años 90. Quizás el enfoque rancio de Carr encaje mejor en Estados Unidos (el autor es famoso en los círculos de la derecha mediática), pero La lista final resulta ser una sucesión de alertas rojas para un espectador más europeo y menos reaccionario.
Pratt interpreta en la ficción a James Reece, un SEAL que vuelve a Estados Unidos después de que todo su pelotón de la marina muera durante una emboscada en una operación de alto riesgo. El soldado regresa a casa con su familia con recuerdos contradictorios y preguntas sobre su culpabilidad. Poco a poco, Reece descubre fuerzas oscuras que trabajan en su contra, poniendo en peligro su vida tal y como la conocía hasta entonces.
La premisa de La lista final recuerda poderosamente a Sin remordimientos, un vehículo estelar al servicio de Michael B. Jordan que también tenía como ingredientes principales una conspiración, una tragedia familiar y una conspiración institucional. Si la película de Stefano Sollima se quedaba a medias y recordaba a épocas mejores del género, la serie diluye y alarga aún más esa sensación durante ocho largas horas. Ni siquiera la primera incursión de Fuqua en televisión se luce más allá de la vistosa set piece con la que arranca la serie y que vuelve a aparecer una y otra vez en las pesadillas del protagonista.
En lo que va sobrada la serie desarrollada por David DiGilio (la miniserie Traveler, también construida sobre una conspiración, era mucho más entretenida y disfrutable a pesar de sus humildes ambiciones) es en el uso de la violencia. No hay rastro en La lista final del héroe afable que ha inmortalizado Pratt en la gran pantalla con personajes como Starlord y Owen. Reece queda atrapado en una ola de sangre y destrucción que permite al actor mostrar un lado más oscuro. Da igual: la falta de humanidad del personaje se acaba volviendo en contra de un intérprete tan carismático en la comedia como limitado en el resto de registros.
Pratt no es el único culpable. Es difícil ponerse del lado de un personaje que reacciona de forma inhumana cuando la tragedia hace acto de presencia en su vida. La caída a los infiernos de Reece da pie a escenas que dejarán en shock a la audiencia que ha llegado hasta ahí por las películas para todos los públicos de su estrella protagonista. Secuencias como el interrogatorio a Sean Gunn en el tercer capítulo o un gráfico asesinato en el siguiente episodio llevan la serie a territorios inesperados y, por momentos, problemáticos.
Tampoco ayuda la tendencia de la serie a desaprovechar su notable elenco de secundarios, desde Riley Keough como la mujer de Reece a Taylor Kitsch como su mejor amigo y Constance Wu como la periodista con la que forma una inesperada alianza. El único personaje que encaja en el rompecabezas es el enemigo que interpreta Jai Courtney (usar la palabra villano con un protagonista como Reece sería demasiado aventurado), una figura que pone orden en el galimatías de una conspiración que resulta más confusa y aburrida que interesante.
Gracias a su apuesta por un director y un actor estrella, un género de moda y su alto presupuesto, es más que probable que La lista final encuentre un público masivo en su estreno en Prime Video. Lo que es un misterio es si estarán dispuestos a perdonar los numerosos errores de una propuesta tan viejuna como decepcionante.
La primera temporada completa de 'La lista final' está disponible en Amazon Prime Video desde el 1 de julio.
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