En Adar, el tercer episodio de Los anillos de poder, la presentación de tramas, personajes y mitología (nueva y clásica) vuelve a dominar la narrativa. A lo largo de los 69 minutos que dura el capítulo (el más largo de los emitidos hasta ahora), visitamos un nuevo reino (Númenor), nos encontramos por primera vez en esta historia con dos populares personajes de la obra de Tolkien (Isildur y Elendil) y asistimos a una de las primeras revelaciones de la serie (los caminos de Aragorn y Halbrand pueden tener aún más paralelismos de lo esperado).
Wayne Che Yip toma las riendas de la dirección de la serie (firma en total cuatro capítulos, incluyendo el final de temporada) después de que J.A. Bayona, todavía acreditado como productor ejecutivo junto a Belen Atienza, terminara sus compromisos con la serie como director con el doble episodio de presentación. Es una transición orgánica, quizás menos vistosa y juguetona que la del autor de Lo imposible.
Che Yip brilla particularmente en las escenas protagonizadas por Arondir (un personaje que, por el momento, funciona mejor lejos de su interés romántico, Bronwyn) y el resto de elfos cautivos en la prisión improvisada que organizan los orcos después de su terrorífica presentación en el segundo capítulo, una subtrama que sorprende por la decisión de matar por primera vez a uno de los personajes de la serie.
En La comunidad del anillo hubo que esperar al clímax para que la audiencia recibiera una advertencia en forma de muerte de Boromir. Los anillos de poder no ha tardado tanto en dejar claro que, incluso en una serie de corte más familiar como esta, la muerte está al otro lado de la esquina.
La audiencia apenas conocía a Revion y Médor, pero la serie acierta al tratar con solemnidad y violencia la muerte de los elfos, una especie que, como nos contaban en el prólogo del primer capítulo, no habían conocido la muerte hasta la guerra de Morgoth. Sin necesidad de cargar las tintas, la serie consigue sorprender sin competir con la visceralidad de series coetáneas como La casa del dragón y The Boys.
Rápidamente en el capítulo descubrimos la identidad del salvador de Galadriel y Halbrand al final del segundo episodio. Es Elendil, una de las figuras paternas más famosas en la obra de Tolkien. No es un mención baladí, el nombre del capítulo tiene un doble sentido: Adar es el jefe de los orcos que vislumbramos en los últimos segundos del episodio (repitiendo la estructura de A la deriva), pero también significa padre en élfico.
En contra los deseos de la elfa (y de las propias normas de un antiguo aliado de los elfos), Elendil decide llevar a esta extraña pareja a Númenor. A la llegada al reino descubrimos que éste fue un regalo de los elfos tras la guerra de Morgoth, pero la alianza entre ambos pueblos ya ha quedado atrás. La elfa queda retenida hasta que los mandatarios aprueben el uso de un barco para devolver a la Tierra Media a una Galadriel obsesionada por avisar a sus amigos de la amenaza de Sauron.
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La escena más deslucida de Che Yip en el capítulo llega después de que Galadriel reaccione con entusiasmo cuando descubre que puede escaparse (temporalmente) de Númenor junto a Elendil, su inesperado aliado. La mezcla de la sonrisa de felicidad de la elfa, la música grandilocuente y la cabalgada a lomos de un caballo es un momento que parece sacado de un anuncio de colonia. Esta primera incursión en Númenor luce más, sin duda, cuando descubre al espectador sus rincones, los pequeños y sus majestuosos edificios.
El tercer capítulo confirma a Halbrand como una pieza en la historia destinada a ser más importante que ser el mero compañero de aventuras y potencial interés romántico de la elfa. Aquí descubrimos que en realidad es el rey exiliado de las Tierras del Sur, un hombre que está intentando dejar atrás su pasado porque sus antepasados prometieron lealtad a Morgoth. “No soy el héroe que buscas”, insiste a Galadriel. Antes de que acabe el episodio le veremos con una espectacular pelea que deja claro que, además de ser el heredero de la corona de su pueblo, es un temible guerrero.
Otro de los protagonistas de Adar es Isildur, un personaje que ya habíamos visto en La comunidad del anillo luchando contra los orcos en Mordor y cortando el anillo de la mano de Sauron antes de perecer en el río víctima de la venganza del creador del anillo. En Los anillos de poder es un joven aspirante a oficial que sueña con abandonar Númenor en busca de nuevas aventuras lejos de sus compromisos con su pueblo. La serie telegrafía que será él quien acompañe Galadriel y Halbrand en su viaje a la Tierra Media a pesar de la negativa de su padre. El destino, como es habitual en las historias de Tolkien, vuelve a formar parte de los designios narrativos de la serie.
Completando las historias del capítulo, tenemos a los pelosos, condicionadas por lo inminente de la migración de su comunidad en busca de pastos más verdes y la amenazante presencia del extraño. El sentido del humor vuelve a estar presente en el episodio (muy necesario ante la ausencia de la otra trama que genera los momentos más livianos en la historia), pero también la compasión cuando es precisamente lo que más temen los Brandiepie lo que permita que no pierda el paso del resto de los pelosos.
Sin grandes avances narrativos en esa trama, el acercamiento al extraño sigue siendo otros de los melancólicos hallazgos de la serie. Todavía no sabemos cuál será su lugar en la historia (¿será un mago, una especie que aún no ha aparecido en esta historia?), pero sí que sus escenas con Nori y Poppy están destinadas a ser uno de los rincones más hermosos de Los anillos de poder.
De lo que no hay rastro en este capítulo es de la misión de Elrond en Khazad-dûm. Que sirva como aviso: en un universo narrativo tan vasto y en constante expansión como el que manejan los showrunners Patrick McKay y J. D. Payne, debemos asumir que en los episodios no siempre van a aparecer todos los personajes y tramas centrales.
Ya llevamos tres episodios del regreso a la Tierra Media y aún nos queda por conocer nuevos personajes, localizaciones y dinastías. A pesar de echar de menos por momentos la personalidad detrás de la cámara de Bayona en este cambio de riendas detrás de las cámaras, otro buen episodio de Los anillos de poder confirma a la apuesta Prime Video como una más que digna continuación de las aventuras creadas por J. R. R. Tolkien.
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