Más de dos millones de espectadores respondieron esta semana a la propuesta de la industria: entradas a 2,90 euros durante tres días. La IX edición de la Fiesta del Cine -3, 4 y 5 de noviembre- ha sido la segunda con más espectadores después de la de octubre de 2014, cuando se alcanzaron 2,2 millones. La lectura más evidente de este éxito la ofrece Ramón Colom, presidente de la Federación de Asociaciones de Productores de España (FAPAE): “A la gente le gusta el cine. Lo que no le guste es pagar 10 euros”. FAPAE es, junto a las principales asociaciones de exhibidores (FECE), distribuidores (Fedicine) y el Ministerio de Cultura (a través del ICAA), el organizador de esta inciativa que arrancó en 2013 y que con cada éxito vuelve a poner el debate del precio de las entradas sobre la mesa.
“Es un debate difícil, confuso, porque el precio de las entradas, si lo comparamos con otros países, tampoco es más caro, sino al contrario, y luego porque muchos exhibidores hacen ofertas que realmente puedes ir al cine y a una sala buena por 4,5 euros casi toda la semana, excepto de viernes a domingo”, reconoce Colom. Los productores tratan de no reventar la productiva pero frágil unión con distribuidores -las empresas que compran los derechos de las películas para su proyección- y exhibidores -las salas de cine-, de la que todos salen beneficiados con esta iniciativa. “Los empresarios hacen un gran esfuerzo: hay salas que se van renovando continuamente y eso implica inversores”, reconoce el directivo de los productores. “No conozco los números de los exhibidores. Sé el esfuerzo que hacen y el trabajo que realizan”.
Llegar a fin de mes
Pero, pese a la voluntad de entendimiento, cada parte tiene diferentes puntos de vista en la política de precios, que depende en exclusiva de los últimos. “Lo que no hay es una marca de conjunto. Que en todos los cines a las cuatro, por ejemplo, el precio sea único”, añade Colom.
Para el productor, “uno de los problemas es que la oferta de ocio ha aumentado, sin embargo la posibilidad presupuestaria de cada ciudadano no lo ha hecho para esa oferta”. Y añade: “Una cosa es lo que nos dan los macro números del Gobierno y otra es la realidad. La gente tiene dificultades para llegar a fin de mes. Sobre todo la más joven para la que 9 euros es un precio elevado”. En 2013, según el INE, el PIB per capita en España fue de 22.279 euros, casi 500 euros anuales menos que en 2012. El país situado en un 96%, siendo 100% la media europea.
Para los exhibidores la Fiesta es una excepcionalidad. Tres días muy especiales. Ahí tiene parte del éxito'
Juan Ramón Gómez Fabra, presidente de la Federación de Cines de España (FECE) lo interpreta como el efecto de una experiencia: “Lo más importante es que la gente disfruta viendo cine en salas. Las cifras indican esa llamada”. Habla de éxito, pero no de superéxito, que habría sido llegar a los 2,5 millones de espectadores. En cualquier caso asegura que en la entidad están “muy satisfechos”. La lectura del resultado es “volver a fomentar la afición. Eso es lo que se pretende y creo que lo hemos conseguido”. Sin embargo, insiste en que estas experiencias no dejan de ser “una excepcionalidad. Se concreta en 3 días muy especiales, y ahí tiene parte del éxito. Si se hiciera a diario perdería valor”. Además, insiste, “un precio así es muy difícil de mantener con los costes que tiene y los de la películas”.
En el debate del precio, los exhibidores prefieren apuntar fuera, a un terreno que es además clamor general: “Esperamos poder dar una respuesta con los precios cuando tenga a bien el Gobierno bajar el IVA”. Sin embargo, la bajada a un IVA reducido -del 21% al 10%-, señala Colom, incidiría a lo sumo en 40 o 50 céntimos sobre el precio, “no sería una bajada de 10 a 5 euros”. El problema es otro. ¿Es rentable? ¿Sería sostenible? Y, ¿Hay otras soluciones?
Los productores proponen plantearse precios no unitarios. “Si una novela vale 20 euros y otra 12, ¿por qué todas las películas deberían costar lo mismo?”, se pregunta Colom. Otra posible solución sería rebajar el precio según fuera avanzando el tiempo de exhibición: no se pagaría lo mismo por un filme recién estrenado que por uno que llevara dos semanas, tres, cuatro… Gómez Fabra se posiciona claramente frente a la primera medida: “La calidad cultural y artística no está vinculada a los medios con que se hace una película”, subraya y hay películas que aparentemente deberían costar más pero son “auténticas porquerías”. Ellos, como exhibidores, se niegan a asumir la responsabilidad de fijar esos precios discriminatorios: “Ser críticos o calificadores de una película es un juego difícil y delicado”.
La gran noche española
The Martian, de Ridley Scott, fue el filme más demandado, seguido de Hotel Transilvania 2 y El becario. Pero la Fiesta del Cine arroja otra conclusión interesante: el cine español parece haber derribado esa barrera invisible que lo separaba del público. Al menos psicológicamente. De las diez películas más vistas en estos tres días, tres son españolas: Mi gran noche (en el puesto número 5), Truman (7) y Regresión (9). “El ciudadano percibe el cine español de un modo mejor. Se ha producido eso gracias a una serie de películas y a las cadenas de televisión y el espectador lo ha comprobado”.
El éxito de la Fiesta del Cine ha coincidido con la publicación, por parte del Ministerio de Cultura, de la Encuesta de hábitos y prácticas culturales de España 2015, un trabajo que recoge los datos del ejercicio anterior. El cine, con un 54% de respuestas, es la segunda actividad cultural, después de la lectura (62%). Los jóvenes son los que más van al cine con diferencia: el 86,3% ha ido en el último año, frente al 9,6% en el tramo de más edad. Son justamente el colectivo con menos posibilidades económicas, el más interesado en una reducción del precio. Los solteros que aún viven en casa de sus padres (78,4%) y las parejas con hijos menores (60,9%) son grupos de gran consumo también.
Los jóvenes, los solteros que aún viven con sus padres y las familias con hijos menores son los tres grupos que más van al cine
Además, la encuesta muestra lo que es, por otro lado, lógico: los fines de semana son los momentos álgidos en que se acude a las salas (58,9% de las respuestas). Tres de cada cuatro espectadores (73,9%) pagaron su entrada a precio normal, y los que la compraron con descuento fueron, sobre todo, menores de 25 años y mayores de 54. La Fiesta del Cine, destaca Colom, “es la oportunidad para mucha gente para ir al cine por primera vez en su vida. Y para mucha gente, la oportunidad de volver después de 10 o 15 años sin acudir, alimentado por la televisión”.
Otro informe reciente es el Anuario de Estadísticas Culturales 2014/2015, también elaborado por el Ministerio de Cultura. Los datos corresponden a 2014, y revelan que el número de cines y salas sigue en caída libre: se pasó de 777 en 2013 cines a 710, y de unas 3.900 salas a 3.700 el año pasado. El número total de espectadores en los cines españoles, 88 millones, reflejó una subida respecto a 2013 (78,7), pero sigue siendo menor que en los años anteriores: en 2010 fue de casi 102 millones y ha ido descendiendo desde entonces.
Los exhibidores recuerdan que el precio no es el máximo que a veces se esgrime. No todo el cine cuesta 9, 10 u 11 euros, como en los casos más exagerados. “Jugar con el precio tiene una respuesta en el consumo. Pero hay una percepción de que el cine tiene un precio alto, si bien, por otro lado hemos conseguido que cualquier persona pueda ver cine en España por 4 o 5 euros”, asegura el presidente de FECE. Con los datos de 2014 salidos del anuario, el precio medio de una entrada de cine fue de 5,88 euros (bajó respecto a 2013, cuando fue de 6,4).
La bajada del precio ayudaría también a combatir la piratería, cree el representante de los productores. “Si le das al espectador la oportunidad de ver una película a 2,95 euros, o a 3 en una plataforma, a lo mejor es más fácil que pague eso a que no pague”. Sin embargo, no lo cifra todo a esta apuesta, y cree que hay que continuar con las sanciones y otras medidas para luchar contra las descargas ilegales.