Lo han adivinado: nuestro subtítulo va con intención. Pero también es una invitación a la reflexión. En seis películas, con toda una galería de personajes, que se cuentan por cientos, sus creadores sólo habían encontrado sitio para cuatro o cinco actores negros, y todos en papeles secundarios. Desde Lando Calrissian (Billy Dee Williams) al Mance Windu de Samuel L. Jackson o el capitán Panaka (Hugh Quarshie). Hasta que ha llegado Star Wars: el despertar de la fuerza, y ha convertido a Finn (John Boyega) en uno de sus protagonistas.
¿Ha cambiado la cuestión de la raza para Lucasfilm? Eso parece. Para ello, Boyega tuvo que afrontar un intento de boicot racista del filme por parte de varios trolls: que dónde se había visto un stormtrooper negro, y frases por el estilo. Fue en diciembre de 2014, cuando Disney lanzó el primer trailer de la saga. Ocurrió en Twitter, donde el anonimato a veces hace aflorar lo peor de algunos. Boyega respondió con elegancia en Instagram: "Podéis iros acostumbrando".
No estamos diciendo que Star Wars sea una saga racista. Estos días se escuchan y se leen muchas sandeces. Una periodista norteamericana, la presentadora de la MSNBC Melissa Harris-Perry, llegó a decir que la prueba del racismo de Star Wars era Darth Vader: le vemos vestido de negro, identificado -siempre según la presentadora- como un personaje negro y con voz de negro (la de James Earl Jones) mientras hace el mal a lo largo de tres películas. Y sólo se redime cuando, al final de El retorno del Jedi se quita el casco y vemos que es… un hombre blanco.
En fin, se le pueden buscar muchos pies al gato y puede que por no haber no haya ni gato. Los memes riéndose de la teoría de Harris-Perry son abundantes. Ningún villano, si atendemos a la corrección política, podrá vestir de negro. Olvida la presentadora, que más allá de las razas, la psicología ha estudiado la identificación de colores con actitudes. El bien, blanco. El mal, negro. Salvo para Melville, en Moby Dick. Pero eso es otra historia, y muy bien explicada en un completo capítulo sobre lo terrorífica que puede llegar a resultar la blancura.
Sexista y antisemita
Por la misma lógica, George Lucas ha sido acusado de sexista (por los biquinis de Leia), islamófobo (por los malvados moradores de las arenas), antisemita (por Watto, que lleva un sombrero que recuerda al de los judíos ortodoxos y es un usurero), antiasiático (por los alienígenas de la Federación, que hablan como chinos, una confusión habitual cuando alguien quiere reírse en realidad de los japoneses)… Podemos asumir todas estas acusaciones como fundadas o pensar que estamos ante un producto de entretenimiento fustigado por los látigos absurdos de la corrección política.
Sin embargo. El universo creado por George Lucas no deja de ser, potencialmente, una lectura en clave de fantasía de nuestro mundo. O, más concretamente, de la sociedad norteamericana en clave de ucronía. Aunque la saga arranca, ya saben, con la frase "hace mucho tiempo...", a todas luces parece encajar en la imagen que tenemos de lo futurible.
Al margen de los blancos, mayoritarios (casi 197 millones), en EE UU hay 37 millones de negros, un 12,2% de la población total. Sumados a los 50,4 millones de latinos y los más de 24 de otras razas, el país tiene un 36,3% de ciudadanos no caucásicos. Para 2050, diversos estudios han pronosticado que la población blanca será menor que la del resto de razas juntas. A Hollywood le cuesta reflejar esa realidad -no es sólo un problema de Star Wars- en sus productos no orientados a comunidades concretas.
“El estatus de ayudantes de los negros respecto de los blancos es excluyente en el sentido de que las posiciones de poder a menudo quedan reservadas a los personajes blancos”, describe el estudio de diciembre de 2013 del Journal of Black Studies. “Aunque algunos personajes negros aparecen en posiciones de poder, en películas como Star Wars: episodio III y la saga Matrix, su autoridad aún dependía en gran medida de habilidades sobrenaturales, más que en medios racionales o materiales”, denuncia el texto. Es, claro, la lectura de una publicación significada en la lucha por la igualdad racial.
Parece ridículo, como señalaba una tuitera, que la presencia de Boyega molestase tanto a los más intransigentes. "A ver si lo entiendo: ¿wookies, ewoks y androides no importan, pero una persona negra es un problema?". No le falta razón: será por razas en el universo de la saga.
'Star Wars: el despertar de la fuerza' es tan prolija en razas y criaturas como cualquiera de las seis anteriores entregas
Llegados a este punto, conviene que dejemos claro otro punto: Sí, este artículo contiene spoilers. Unos cuantos. No argumentales, de los gordos, pero sí de ambientación y personajes. Si no, no hay forma de hablarles de las razas nuevas. Así que por favor, no nos bombardeen la cuenta de Twitter. Si no quieren enterarse de nada y llegar a las salas como recién nacidos, no sigan leyendo.
Si están leyendo este párrafo o han decidido seguir pese a las advertencias o no se han enterado. ¿Saben que hay spoilers? Bien... Vamos allá.
Aunque no está de más una penúltima advertencia. ¿Ha quedado claro que hay spoilers?
Star Wars: el despertar de la fuerza es tan prolija en criaturas como cualquiera de las anteriores seis entregas. Veremos a Chewbacca, el más emblemático de los wookies y el único hasta ahora de las películas -en los cómics de la saga hemos visto a unos cuantos más-.
Pero no faltarán los sullustanos, esa pequeña raza afín a la República que pilota naves con facilidad. ¿Es Nien Numb, el piloto de El retorno del Jedi? Podría ser… El filme no da nombres. No faltará un mon calamari, esos humanoides grandes de ojos saltones y aspecto de pez cabezón que tienen un alto mando entre los rebeldes en la trilogía clásica, el almirante Ackbar. Pero, como bien señalan los fans en internet, han pasado casi treinta años entre una y otra. O Ackbar no ha envejecido apenas o es otro mon calamari. Lo mismo es aplicable a Nien Numb. Tampoco aquí la película ofrece más detalles.
Además de estos viejos conocidos de los seguidores de la saga, hay rostros nuevos. En Jakku, el planeta donde comienza esta nueva aventura, veremos una de esas ciudades desérticas que recuerdan a Mos Eisley, un pozo de perdedores y fugitivos. Si en el Episodio I: La amenaza fantasma, teníamos a un comprador de chatarra despreciable, el también esclavista Watto, un toydariano capaz de vender a su madre -o de comprar, más bien a la de otro-, aquí conoceremos a otro tipejo, un humanoide grande y rosado con cara de pocos amigos muy interesado en adquirir algo que vale más que toda su chatarra habitual. Insistimos: estamos en terreno spoiler. Luego no digan. Pese a su corpulencia, su agresividad en la compra venta y sus espías, no lo va a tener fácil para conseguir echarle el guante al robot más codiciado: BB-8.
Allí está también Sarco Plank, un chatarrero de pocos escrúpulos, según la base de datos StarWars.com.
En el mismo lugar Finn tendrá un curioso encuentro con el Happabore. No sabemos seguro si se llama así, aunque en las redes lo dan por hecho. Reconocerán a esta enorme criatura en cuanto la vean: es un animal domesticado, una especie de enorme hipopótamo con rasgos que apuntan a un cerdo y grandes colmillos en el que el rostro es casi todo hocico. También contemplaremos su trasero. Salvo por su volumen, es inofensivo...
Happabore, Sarco Plank, Bobbajo... son algunos de los nombres que pasarán al diccionario fan en los próximos años
Bobbajo es otro de los aldeanos del enclave desértico. Fue el primer alienígena que Lucasfilm mostró en un teaser del rodaje con carácter benéfico, pasando por detrás del director J. J. Abrams. Es un, aparentemente, tranquilo vendedor o agricultor de largo cuello que lleva sobre la espalda una serie de cajas con una especie de gallinas reptilianas.
En otro rincón de la galaxia conoceremos a Maz Kanata, a la que interpreta la mexicana Lupita Nyong'o. Es una pirata espacial que lleva mil años viviendo, según se puede leer en más de una web. Seguimos advirtiendo: desvelamos algún detalle. O sea, ojo: spoilers. En el filme, Han Solo lleva a Finn y Rey a conocer a esta vieja amiga para que les eche una mano. ¿Su raza? Suponemos que ella lo sabrá, y probablemente también J. J. Abrams y Lawrence Kasdan, co guionistas del filme. Es una humanoide pequeña, de piel naranja, cara oval, chata y tiene unos ojos saltones que oculta tras unas gafas de piloto. Nyong'o es también, por cierto, una actriz negra. Aunque en este caso es irrelevante para temas de equidad, pues no ha sido ni siquiera maquillada: Maz Kanata es una creación digital hecha con CGI (Imágenes Generadas por Ordenador) sobre la captura de movimientos y gestos de la actriz, la misma técnica con las que Peter Jackson creó a Gollum a partir de Andy Serkis.
Viajero estelar
Uno de los habituales de la taberna escondida de Maz Kanata es un viajero estelar, un alienígena de caminar y gestos tranquilos capaz de llevar más allá de los confines exteriores a quien necesite quitarse de en medio discretamente. Eso sí, hay que pagar el pasaje, aunque sea trabajando.
Y tendrá un pequeño papel la chica que parece matar el tiempo junto a una criatura enorme con aspecto de morsa galáctica -en internet la llaman desde criatura-morsa a colmillo, en el filme aparece pero no habla-.
Happabore, Sarco Plank, Bobbajo... son algunos de los nombres que pasarán al diccionario fan en los próximos días o meses. Seres que ya han tienen asegurado un lugar junto a los ewoks, los hutt, los jawas o los guardias gamorreanos.