1. Es la cinta que nos da a dos Tom Hardys por el precio de uno. La presencia que arrastra a las salas por igual a espectadores y a espectadoras.
2. Reggie y Ronnie Kray pasaron a la historia como los dos mafiosos más notorios del Swinging London, durante los años 60. Son todo un hito nacional.
3. Es ese el punto de partida que coge Brian Helgeland (Payback, L. A. Confidential) para crear su excéntrica historia de gánsteres.
4. Acudes con expectativas de ver la típica cinta de género, pero a medida que avanza descubres cómo va mutando en telenovela y relato moralizante.
5. Los diálogos pretenden mostrar el atractivo de la vida gánster y perfilar las figuras de sus protagonistas como mitológicamente trágicas.
6. Pero se forma una disonancia entre sus proclamas y sus imágenes. Hacía falta mano de hierro para que todo lo que pretende el relato no terminara disipándose.
7. No hay unanimidad al saber qué es lo que ha desbarrado. ¿La vertiente romántica? ¿La cómica? Sí está claro que no se han cumplido los objetivos.
8. Cada tema ambicionado es un palo más en la rueda. Su escasa violencia no logra el estremecimiento, ni la persecución policial el placer criminal.
9. Claro, al basarse en hechos reales podríamos entender las desviaciones tectónicas del canon. Pero oh, el ritmo, o esas licencias que se concede.
10. Por no contar con que se podría coger un cronómetro y comprobar que cada escena dura entre 3 y 5 minutos. Y cada dos escenas, hit pop obvio de la década.
11. Aunque se apunta a Scorsese (esa dirección técnica), el sentimiento general le acerca también a Guy Ritchie e incluso a Matthew Vaughn.
12. Aun así sigue siendo un pastiche del cine mafioso. Referencias a La ley del hampa de Budd Boetticher o Al rojo vivo de Raoul Walsh incluidas.
13. Lo que todo el mundo se pregunta: ¿se nota el truco de los Hardys en plano? No, pero no podrás dejar de prestarle atención. Desconcentra.
14. La voz en off y buena parte del protagonismo se lo lleva Emily Browning como Frances Shea la novia de Reggie. La perfecta muñequita mod.
15. El personaje de Karen en Uno de los nuestros era netamente periférico. Aquí el de Shea tiene la misma funcionalidad. Y está peor construido.
16. Al final sus caprichosas incursiones en la historia se sienten falsarias. Browning como instrumento de marketing para llegar a un público más amplio.
17. Aunque se intenta crear un absorbente trabajo de reconstrucción, esas calles resultan demasiado lustrosas. El East End como parque temático.
18. Salvaremos al menos un par de escenas bien asentadas, entre ellas una actuación de stand up comedy tan incómoda como desopilante.
19. ¿Lo peor? Estar ante otra pieza de género estandarizada a lo Black Mass. ¿Lo mejor? Tom Hardy. Porque todo el mundo quiere a Tom Hardy.