Lady Gaga, mujer total, performance andante, artista ecuménica, mutación y pretensiones. También ser humano trascendente al género: cuando quiere ser David Bowie, un rayo celestial le cruza el ojo; para terminar de creérselo se lo tatúa al costado como quien se estampa la cara de Camarón; y, si se aburre, ahí le queda Madonna. El resto es reinvención constante. Lo mismo aparece con un moño con aires de folclórica electrizante que se hace un Marilyn Monroe, igual se abstiene de sexo para crear que fracasa y renace con Tony Bennet. Es actriz, voz de himnos, dueña y señora de la SuperBowl. Lady Gaga, siempre en el foco de la mirada mundial. La niña que admiraba a Britney Spears avanza fluctuando, camaleónica y perdida, disparando a todas partes y buscando otro cuerpo que poseer. Ella, que es omnipresente, cómo no iba a actuar en el guateque del cine de Hollywood.
Lady Gaga ha sido presentada por Joe Biden, vicepresidente de los Estados Unidos, que ha acudido a la gala para apoyar la causa de la canción: abusos sexuales en campus universitarios estadounidenses. Todo el público se ha levantado a aplaudirle. "No, no. Soy el hombre con menos talento de los aquí presentes", ha bromeado. "Hay demasiadas mujeres y hombres que siguen sufriendo abusos sexuales dentro del campus, a pesar de los cambios legislativos. Por favor, súmense a todos nosotros para hacer un juramento: intervenir en estas situaciones, cambiar esta cultura, esta forma de actuar. Que las víctimas no tengan que preguntarse '¿Qué he hecho yo mal?' No han hecho nada mal", ha declarado. "Ahora les dejo con mi amiga y la muy valiente Lady Gaga".
Y ahí ella, pura con su vestido blanco, honda con su piano. Finalmente no obtuvo el Oscar a mejor canción original junto a la compositora británica Diane Warren por Til It Happens To You [Hasta que te suceda a ti], banda sonora del documental The Hunting Ground dirigido por Kirby Dick. Ganó Writing's on the wall, de Sam Smith, en Spectre. Al final de su dura interpretación, una horda de jóvenes -víctimas de estos abusos- ha invadido el escenario, mirando de frente al público. Llevaban frases pintadas en el antebrazo, como "Superviviente".
Til It Happens To You es más que una canción y más que una denuncia social genérica: la cuestión toca de lleno a la cantante, que ha confesado que fue víctima de este tipo de abusos cuando tenía 19 años y que se sentirá liberada una vez que se la arranque de dentro en la gala. "Es algo que ha marcado mi vida hasta el momento. De una manera extraña, siento que no me definirá más después de que lo cante en televisión en los Oscar. Quizá lo pueda soltar".
El tema, que, según su autora, es extrapolable a cualquier situación dolorosa de la vida, explica que no se puede entender la complejidad de una situación hasta que se pasa por ella, hasta que se sufre en primera persona. "El primer verso es vulnerable, '¿Me dices que mejorará?', y el segundo verso viene y se reconstruye: '¿En serio mejorará? No. No lo sabrás hasta que te suceda a ti", reflexionó Warren en Billboard. El dinero que la canción recaudó con sus ventas fue donado a distintas organizaciones que brindan apoyo a las víctimas de abuso sexual.
Ya sabíamos que Lady Gaga todo lo puede: ya ha recogido el Globo de Oro a mejor actriz por su interpretación en American Horror Story: Hotel, ya se ha arrancado por el himno nacional de EEUU ante 11 millones de espectadores en plena SuperBowl, ha homenajeado a Bowie en los Grammy y, enseguida, tórrida e inagotable, ha corrido a subirse a un avión para desfilar en la semana de la moda de Nueva York. Hoy mismo -porque los Oscar no bastan- ha recibido el reconocimiento virtual del reparto de la adaptación teatral de Sonrisas y lágrimas en Reino Unido, un año después de que la cantante celebrase en la gala de los Oscar 2015 el 50 aniversario de la película. Quién da más.