Sábado por la tarde. La cola del cine da la vuelta a la manzana y el taquillero se encuentra ante un incómodo momento. Una señora con dos niños de 10 y 8 años pide tres entradas para 50 sombras de Grey. “¿Sabe usted que no está recomendada para menores de 18 años?”, avisa el trabajador rápidamente. “¿Y eso quién lo dice?”, contesta ella. Esta situación que se repite constantemente en las salas españolas. Todas están obligadas a tener bien visible la calificación por edades de cada título para avisar, especialmente a los padres y madres, de los contenidos que pueden encontrar. Lo que nadie sabe, ni siquiera los propios trabajadores de esos cines, es quiénes lo deciden, ni cómo lo hacen, ni en qué criterios se basan.
Los encargados de esta tarea son los miembros de la Comisión de Calificación de Películas Cinematográficas, integrada por la Directora General del ICAA como su presidenta; la Subdirectora General de Fomento de la Industria Cinematográfica y Audiovisual, que asume la vicepresidencia, y diez vocales nombrados por la primera. Estos permanecen en el cargo por un periodo de dos años. El recambio de estos vocales no se produce de golpe, sino que cada cierto tiempo termina su labor, entrando constantemente nuevos miembros. En el Boletín Oficial del Estado del pasado 28 de enero se anunciaban los nombres de los nuevos integrantes: María Jesús Serrano Cadahía, Laura Vivas Fernández, Víctor-José López Román, Laura López Ledesma, Natalia Salazar Fernández y Pedro Gómez Barahona.
Ellos serán los que decidan a partir de ahora si lo nuevo de Spielberg es para todos los públicos o no. La presidenta de la Comisión y directora del ICAA, Lorena Gónzález Olivares, explica a EL ESPAÑOL cómo se elige a los vocales de la comisión y los criterios de selección. Cualquier ciudadano puede enviar por mail su currículum, que será estudiado para la siguiente selección. “Es una convocatoria abierta. La comisión tiene que estar compuesta por gente de diferente ámbitos de la sociedad. Gente joven, mayor, del sector audiovisual, que representen al sector de los profesores, de los discapacitados… no todos pueden ser críticos de cine”, explica.
Reconoce que no existen unos criterios objetivos para valorar las aptitudes de cada uno de ellos, aunque existen unos requisitos obligatorios, como que no tengan relación con ningún trabajador del ICAA o de cualquier distribuidora para que no exista “conflicto de intereses”. La única indicación que hace el artículo 32 del Real Decreto 1084/2015 en el que se habla de la comisión, es que haya personas “pertenecientes a distintos grupos sociales que reflejen la pluralidad de la sociedad española”, y menciona los siguientes: profesionales del ámbito cinematográfico y audiovisual, expertos en el ámbito educativo, en el de la defensa de los consumidores, en materia de igualdad, política social, y miembros de asociaciones representantes de padres y madres de alumnos.
La comisión no es empleo público, es un órgano de asesoramiento. No es una oposición, sino una bolsa de empleo donde todos los currículos que se presentan se tienen en cuenta
Todos estos sectores se encuentran representados en estos diez vocales, y cuando uno de ellos deja el puesto se busca alguien que cumpla ese mismo perfil. Actualmente hay profesores, licenciados en periodismo, en ciencias de la información, profesores de EGB y miembros de la Fundación ONCE.
Ante la ausencia de un sistema de puntos para elegir de la forma más objetiva posible a los miembros de la comisión, Lorena González recuerda que esto “no es empleo público, es un órgano de asesoramiento”. “No es una oposición, sino una bolsa de empleo donde todos los currículos que se presentan se tienen en cuenta”, explica y añade que están trabajando en “objetivar lo más posible la elección”. Al final los vocales tienen que ser plurales y el mismo número de hombres y mujeres (actualmente, según ha podido conocer este periódico, sí que se cumple): “Conviene que haya igualdad de sexos, porque tienen una visión diferente de las cosas, de la violencia o de lo que agrede”.
Cómo ver 420 películas al año
En España se estrenan en torno a 420 películas al año. Sumen a esa cifra las que salen directamente en mercado de DVD, los cortometrajes y los tráilers que se emiten antes de cada proyección. Todos y cada uno de ellos deben ser sometidos al criterio de la comisión para poder ser exhibidos. Sin calificación por edades no hay estreno.
Todo nace de la distribuidora. Ellos acuden al ICAA y piden que se califique el contenido. Pero no sólo eso, también proponen una, a pesar de que la comisión “no la tenga en cuenta”. “La comisión la valora desde cero, no tienen por qué estar de acuerdo. Luego la distribuidora puede pedir que se revise, vuelven a pagar las tasas y se hace. Algunos cuando ven la calificación preguntan qué escenas son las que han provocado la resolución final, porque a lo mejor ellos prevén estrenarla como 'No recomendada para menores de 12 años', y la comisión le ha dado 'para mayores de 16'. Sabiendo cuál ha sido el motivo ellos pueden remontar la película”, cuenta la directora del ICAA.
Nadie cuestiona el criterio de la comisión y que lo que sugieran desde las distribuidoras no se tiene en cuenta
Preguntada por lo extraño que resulta que las distribuidoras hagan su propia valoración, cuando a priori no se tiene en cuenta, reincide en que “nadie cuestiona el criterio de la comisión” y que lo que digan desde estas compañías “no se tiene en cuenta”.
La jornada de trabajo es de 9:00 a 14:30 y suelen acudir siete miembros, aunque en ocasiones pueden ser hasta cinco (el mínimo obligatorio). Según van a llegando las peticiones se van programando para que los vocales puedan ir visionando. Tal como cuenta la presidenta de la Comisión, suelen ver dos largos y dos cortos por día, aunque en momentos como los Premios Goya se acumula el trabajo. Lorena González señala que la calificación “está clarísima en un 90% de los casos”, pero que a veces existen dudas. En esos momentos la subdirectora y ella como presidente desharían el empate.
La temida X
Mientras ven la película tienen que ir valorando los elementos que puedan perturbar a los niños o a los espectadores sensibles, y ayudados por una tabla elegirán la calificación otorgada: Apta para todos los públicos; No recomendada para menores de siete años; No recomendada para menores de doce años; No recomendada para menores de dieciséis años; No recomendado para menores de 18 años y Película X.
Para guiarse tienen una “plantilla de orientación”. “En ella tienen definidos los comportamientos que tienen que ver con el uso de drogas, la representación del miedo, la violencia o el sexo. También varios apartados en los que se definen una serie de conductas y de indicadores cuya presencia hay que controlar”, explica Lorena González. Por ejemplo, no es lo mismo que aparezca un menor consumiendo alcohol si luego se le reprocha su comportamiento, que si se le incentiva por ello. Igual pasa con la violencia, se tiene que valorar si es abusiva o si se presenta como algo positivo. La presidenta subraya que a pesar de las tablas es algo subjetivo. “Cada uno lo percibe de una forma, cada uno hace una valoración y la decisión la toman de una forma individual, nos gusta que sea su visión personal”, argumenta.
La más temida de todas las calificaciones es la peligrosa X. Según la resolución de 16 de febrero de 2010 del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales por la que se establecen los criterios para la calificación por edades, entrarán en ese grupo aquellas “de contenido pornográfico explícito, reiterado o detallado visualmente a lo largo de todo su relato”. También las que “supongan una apología de la violencia”, es decir las que incluyan “la descripción visual, detallada, reiterada o completamente acrítica de escenas de violencia extrema y daño físico grave infligido a personas de manera cruel, inhumana o degradante”.
La calificación X es un concepto complejo y muy delicado, ya que significa que sacas al filme de los circuitos comerciales. Hay que tenerlo muy claro
En los últimos años esto se ha dado en una ocasión. Fue la película Saw VI (2009), el motivo fue que hacía apología de la violencia. Lo gracioso del caso es que era la sexta entrega de una saga que nunca había tenido problemas con los 'censores' de nuestro cine. Lorena González Olivares no era la presidenta de la comisión, pero valora cómo actuaría si le tocara lidiar con la situación. “Primero tiene que haber un acuerdo de todos los miembros de que la película hace apología de la violencia, porque es un concepto complejo y muy delicado, ya que significa que sacas al filme de los circuitos comerciales. Hay que tenerlo muy claro. Yo haría ver el filme a la comisión entera para que decidieran todos. Es muy delicado porque tiene efectos industriales y un impacto muy importante”, valora la directora del ICAA.
Desde Hollywood ya se habla de un remake de la franquicia gore que puso en jaque a la comisión de calificación. Puede que en un par de años la X que nadie quiere ver en un cartel de cine vuelva a aparecer.