Son casi infalibles. El sello Pixar es sinónimo de calidad, de riesgo y de excelencia. Suyas son algunas de las mejores películas animadas de la historia. La trilogía de Toy Story, Up, Del revés… filmes que demostraban que la técnica no era sólo una forma de sacar el dinero a las familias que llevan a sus pequeños en masa al cine. John Lasseter y compañía vieron que con sus 'dibujos' podían satisfacer también a los paladares más exigentes. Demostrar que la animación no era sólo una excusa, sino la mejor forma de contar una historia.
Esa efectividad de la compañía del flexo ha hecho que en torno a sus películas se creen unas expectativas inusuales para un filme de animación. El último, Buscando a Dory, es la secuela de uno de sus grandes éxitos y ya ha marcado un hito al convertirse en el filme de dibujos animados más taquillero de la historia. Pero hasta en sus mejores obras hay fallos, topicazos, escenas que no funcionan y concesiones a los más pequeños de la casa. Por ello es difícil hacer una selección de buenos momentos de Pixar (por exceso de ellos), pero también de malos (por escasez).
Los mejores momentos:
'El viaje de Arlo' y su viaje alucinógeno
La anterior película de Pixar pasó inadvertida por las salas. Llegaba tarde y tras tener que rehacerse casi por completo, y además lo hacía después de un pelotazo como Del Revés. Una de esas obras menores de la casa, que bebe demasiado de El rey León. Pese a todo sorprendió a todos con una de las escenas más inesperadas de su historia: un trayecto alucinógeno de los dos protagonistas por consumir fruta en mal estado. Sí, amigos, la droga hizo acto de aparición en un filme de dibujos animados. No se atrevieron a llamarlo tripi, pero ese mal viaje recuerda al de Johnny Depp en Miedo y asco en Las Vegas. Cabezas hinchadas, intercambio de cuerpos, vuelos por las nubes, árboles que se doblan… Una de las bromas más irreverentes de la compañía.
'Ratatouille' y la redención de Anton Ego
Ratatouille es una delicia de principio hasta el final. Precisamente allí es donde encuentra su cenit con uno de los momentos más brillantes de su historia. Inmejorable forma de culminar la obra maestra de Brad Bird sobre una rata cocinera, la autosuperación y la forma de romper los clichés. El villano del filme, el temible crítico gastronómico Anton Ego se enfrenta al plato del protagonista. Allí se topa con sus prejuicios, con sus ganas de destrozarlo sin piedad y con la realidad. Ese pedazo de comida le devuelve a su infancia, antes de convertirse en un ser gris. La revisión Pixariana de la magdalena de Proust es también la más lúcida reflexión sobre el poder de la crítica que se ha hecho en el cine.
El baile de 'Wall-E'
Una de las apuestas más radicales de Pixar. Wall-E comenzaba con una primera parte de más de 45 minutos en las que no se decía una sola palabra. Los niños se aburrían mientras el resto quedaban con la boca abierta con ese homenaje al cine mudo y también al musical. Construyeron una relación de amor sólo con las miradas de dos robots y rompieron el corazón de los espectadores adultos. Quizás la mejor prueba de ello es la escena del baile entre el protagonista y ese robot de diseño heredero de Apple llamado Eva. Una escena brillante, mágica y uno de los momentos más hermosos del cine de animación.
'Up' y la vida en diez minutos
¿Es posible resumir toda una vida en diez minutos? El amor, al pérdida, las alegrías, la rutina y la frustración. Un reto de altura que desde Pixar superaron con matrícula de honor. El comienzo de Up está entre las mejores escenas del cine. La película inauguró el Festival de Cannes y las crónicas recogían el sonido de los kleenex de los críticos más sesudos del mundo. Otro de los guiños a los adultos, ya que los más pequeños no entenderán este resumen de toda una vida en común (la de Ellie y Carl) y del comienzo de una nueva en solitario.
'Toy Story 3', los juguetes se enfrentan a la muerte
¿Sería capaz Pixar de matar a sus personajes? Por un momento lo parecía. La tercera parte del filme que les lanzó a la fama volvió a demostrar que una secuela puede ser brillante siempre que haya una historia detrás. En esta ocasión aceptar que uno se hace mayor, cambia e incluso abandona a sus seres queridos. Andy tenía que decir adiós a sus juguetes, pero antes estos se enfrentaron a la muerte de cara en la escena de la incineradora en la que Buzz, Woody y compañía llegan a mirarse a los ojos y darse la mano aceptando su trágico destino. La compañía miraba de frente a la muerte a través de unos juguetes con más sentimientos que muchos actores de carne y hueso.
Los peores momentos:
'Brave', cuando Pixar se convirtió en Disney
Nadie pensaba que Pixar hiciera una película cuyo personaje principal fuera una princesa, pero llegó Brave, con esa pelirroja rebelde convertida en una nueva heroína para las niñas. Como son muy listos nos vendieron (y en parte era verdad) que Merida no era una damisela en apuros, que no quería casarse con un príncipe impuesto y que era una vuelta a los cuentos clásicos. No fue cierto. Pixar se convirtió en Disney en una película inocentona. Hasta la magia y las conversiones en animales hacen acto de presencia. El canto a la rebeldía se quedaba a medias, ya que Merida acaba entendiendo a su madre y respetando el valor de las costumbres y del legado familiar. Una oportunidad perdida.
'Inside Out': Mujeres, hombres y viceversa
Pocos se atreven a meterse con la última joya de Pixar, pero hay algo impepinable, y es que su simplificación de la mente humana caía más de una vez en topicazos. Muchos de ellos pasaban inadvertidos, pero hay uno que cantaba la traviata y hasta se utilizó en el trailer promocional del filme. Esa batalla que parece sacada de Furor, perpetúa los estereotipos masculinos y femeninos y los deja en su más básica manifestación. Los hombres tienen bigote y ven el fútbol, además no saben lidiar con su hija. La madre, por su parte, son todos sentimientos femeninos que ven telenovelas y ansían un amor brasileño perdido. ¿En serio en Pixar ven la psique masculina y femenina de una forma tan reducida? Menos mal que con Riley se esforzaron más y dentro de sus sentimientos algunos eran chicos y otros chicas.
Los gordos para niños de 'Wall-E'
No tuvieron narices. En Pixar pusieron a los más exigentes la miel en los labios para luego quitársela. Con Wall-E pasaron literalmente de los niños y crearon unos primeros 45 minutos mudos que asombraban. No había ninguna necesidad en introducir de repente personajes dicharacheros que rompieran lo anterior. Sabían que se habían pasado, que los niños se aburrirían y que no querrían repetir y volver a ir al cine a verla, así que había que contentarles. Para ellos están esas hordas de gordos (en una crítica facilona al sedentarismo) que terminan cayéndose y chocando con todo como salidos del Humor Amarillo.
En 'Up', los perros hablan
Los problemas de Pixar suelen estar en los dos niveles que ofrecen sus películas. Sus ganas de contentar a todos. Para ello siempre está el secundario gracioso, ese personajillo que introduce gags facilones que contentan a la chavalada. Después de hacer llorar a todos los espectadores con el comienzo de Up, tenían que aligerar la situación no se fuera a convertir en un dramón animado. Así que comenzaron a acumular personajes divertidos y juguetones. Entre ellos destaca un perro que para hacerlo más accesible tiene un artilugio que transforma en lenguaje sus ladridos. Una artimaña sacada de la chistera para desengrasar el filme y meter chistes… ¡Ardilla!.
La Lina Morgan de Pixar está en 'Cars' (y 'Cars 2')
Nunca imaginamos que el arquetipo de personaje de Lina Morgan tendría su reflejo en una película de la compañía. La tonta del bote existe en el universo Pixar y se llama Mate. Los personajes extremos, con un humor muy peculiar son muy peligrosos y en este caso estaba despendolado. Su humor de caca, culo, caídas y tropezones agotaba en la primera película y se explotaba en la segunda.
Esa grúa de la América profunda hacía del tonto del pueblo, pero es que además le trataban con condescendencia, le sacaban de paseo y hasta le compraban globos, eso sí a la menor oportunidad le intentaban dar esquinazo para no aguantarle. Ni sus propios compañeros de película soportaban a Mate. Eso sí, en otro topicazo de museo, su torpeza siempre salvaba a todos, que acababan rendidos al peor personaje de la historia de Pixar.