Todos los años surge un éxito sorpresa que anima la predecible taquilla de cine española. Películas con las que nadie contaba y que con el boca a boca se convierten en ese título que hay que ver. En lo que llevamos de 2016 una de esas triunfadoras ha sido Kiki, el amor se hace, de Paco León. La película se estrenaba de la mano de Telecinco Cinema, pero ni siquiera en la productora contaban con un funcionamiento tan bueno. El estreno fue modesto, unos 900.000 euros en 330 pantallas, pero la gente empezó a hablar y esta comedia sobre las filias sexuales ha superado los 6 millones de recaudación y el millón de espectadores, un dato de gran éxito. En este curso sólo ella y Cien años de perdón (también de Mediaset) lo han conseguido dentro de nuestra industria.
Parte del éxito de Kiki, más allá del don de León de conectar con la gente, es la labor de sus actores. Algunos conocidos, como Natalia de Molina o Candela Peña, y otros desconocidos para el gran público, como Ana Katz, la argentina que hace de pareja del propio León en la historia que también coprotagoniza Belén Cuesta. Todos ellos se muestran con una frescura desarmante y Katz es una de las revelaciones del filme por ser el rostro más desconocido para el público español.
Detrás de este personaje se encuentra, sin embargo, una de las carreras más prometedoras del cine latinoamericano. No sólo como actriz, sino también como directora. Su última película, Mi amiga del parque, ganó el premio al Mejor guion en el Festival de Sundance, cima del cine de autor mundial. Un galardón que la puso en el radar de la cinefilia internacional y que ha hecho que su película pueda verse en España gracias al canal del certamen, Sundance Channel.
Este premio cree que le otorga la posibilidad de seguir rodando en el futuro. Un cine “con una mirada más independiente y que no sea totalmente comercial, que dé espacio a una mirada más libre”. “Eso es un lujo que tengo, y trato de pellizcarme para creérmelo”, cuenta la actriz a EL ESPAÑOL. A pesar de que sí que cree que su filme tiene una visión más personal, no le gusta calificar el cine por sus posibilidades en la taquilla. “Hoy en día lo que hace que un filme sea más comercial no es la mirada, es el marketing. Puede ser muy comercial que sin eso no la ve nadie y al revés, una película con un cierto costado autoral, pero con una promoción fuerte de repente explota. Son temas muy aleatorios”, añade mientras cita a Picasso para definir lo que le gustaría conseguir en el público: “Debemos generar imágenes inaceptables para recordar que vivimos en un mundo muy raro”.
Hoy en día lo que hace que un filme sea más comercial no es la mirada, es el marketing. Una película con un cierto costado autoral con una promoción fuerte de repente explota
Las etiquetas de una madre
Mi amiga del parque bucea en la extraña e impredecible relación que se establece entre Liz y Rosa dos madres que acuden al parque para que sus niños disfruten. Un parque que se convertirá en un microuniverso en el que dejarán atrás la rutina de sus vidas y que será un lugar hasta de rebeldía. Un sitio en el que gente que no tienen que ver unos con otros se relacionan sin importarles nada. Gente que en otro contexto no se soportaría, pero que entre columpios y castillos de arena se hacen amigos inseparables. Un filme que Ana Katz define como un “thriller con cochecitos de bebé”.
“El filme nace de mi propia experiencia como madre con mi primera hija, que ya tiene ocho años. Visité muchos parques en invierno y me llamó la atención esos momentos al mediodía en los que la ciudad está en plena actividad y hay un mundo paralelo que ocurre en los parques. Hay padres, gente mayor e incluso excursiones de manicomio. Hay una sensación de universo aparte. Habitan personas que parecen caídos del sistema pero que están cuidando de otros. Me interesó la relación de amistad entre dos personas que no pertenecen a la misma clase cultural y económica. Me interesaba esa relación en esta época en la que a lo distinto se le lee como peligroso y eso me fastidia y me impresiona preguntarme por qué vivimos todos tan sospechosos y sospechados, es un tema muy fuerte, muy político incluso”, cuenta Katz a este medio.
El otro tema que despliega la película es la maternidad. Una maternidad “alejada de la idealizada que pintan los cuadros renacentistas y las publicidades de champú”. Y es que en cuanto una mujer se convierte en madre se encuentra en el ojo de las críticas. Es juzgada por todo el mundo. “La mujer a priori siempre está sospechada, de prostituta, de madre, de mala hija, de mala amiga… y eso es una trampa, porque como leía el otro día, no hay nada más fuerte que una alianza entre mujeres, eso es de lo más fuerte y noble que hay. Si las mujeres se dieran cuenta de ello no sucederían tantas cosas”, cuenta.
La mujer a priori siempre está sospechada, de prostituta, de madre, de mala hija, de mala amiga… y eso es una trampa, porque como leía el otro día, no hay nada más fuerte que una alianza entre mujeres
Paco León, al que describe como una persona “exageradamente talentosa y con una mirada muy limpia y desprejuiciada”, nos la descubrió como torrente cómico, pero Mi amiga del parque ofrece otra visión de Ana Katz, la de una directora fresca con mucho que decir en un mundo dominado por hombres.