Se anuncian a bombo y platillo, la gente se paraliza y todo el mundo quiere sacar tajada. Los rodajes de grandes producciones en España nos recuerdan a aquel Bienvenido, Mr. Marshall del maestro Berlanga. Cada vez que Juego de Tronos viene a nuestro país se descorchan botellas de champán. La serie de HBO se ha abonado a nuestros paisajes, pero esto es sólo una excepción. España podría ser uno de los grandes platós del mundo, y sin embargo suda la gota gorda para conseguir que las superproducciones vengan a gastarse sus dólares. La respuesta a por qué ocurre esto es fácil: los actuales incentivos fiscales son insuficientes y nos dejan en situación de inferioridad frente a otros países.
No todo el mundo tiene el músculo financiero de la todopoderosa cadena, así que las productoras eligen el lugar de rodaje dependiendo de quién les va a dar más ventajas fiscales. El mejor ejemplo posible lo tenemos aquí. Mientras que el resto de comunidades autónomas ofrecen sólo un 15% a los rodajes extranjeros, Canarias (por la insularidad) devuelve un 35% del dinero. Un imán para que gente como Ridley Scott o Robert Zemeckis hayan acudido a las islas con sus últimos trabajos.
También desde Europa han hablado y dejado claro que los incentivos fiscales son imprescindibles para crear un tejido industrial potente y favorecer no sólo la producción cinematográfica, sino también la economía y el turismo. El informe realizado por el Observatorio Audiovisual Europeo dice que “los países con incentivos fiscales tienen una mayor industria del cine que los que no la tienen”. Esta publicación ha estudiado los regímenes de incentivos fiscales que hay en Europa y su funcionamiento desde 2010 hasta finales de 2014 y sus conclusiones son claras: aquellos con más incentivos fiscales a la producción cinematográfica disponen de un mayor porcentaje de participación en el Producto Interior Bruto (PIB).
Todo esto ya lo han gritado a los cuatro vientos los productores españoles sin que Montoro y compañía hagan caso. Aquí ya se modificaron a finales de 2014 subiendo sólo dos puntos el incentivo para rodajes nacionales (y para el primer millón) y estableciendo una nueva deducción del 15% para los internacionales. El problema es que en el resto de países nunca bajan del 25%. “Hay una realidad incuestionable, que es que Bayona no está haciendo Guerra Mundial Z y no se va a rodar en España y se va a ir a EEUU a rodar la secuela de Parque Jurásico. Los incentivos fiscales son una de las puertas abiertas para que podamos hacer películas, pero hay que ser más ambiciosos, que regulemos sin unas limitaciones para que directores españoles puedan atraer grandes proyectos no españoles”, contaba hace unos meses el productor Enrique López Lavigne a EL ESPAÑOL.
Los países con más incentivos fiscales en la producción cinematográfica disponen de un mayor porcentaje de participación en el Producto Interior Bruto
Subir los incentivos para hacernos más competitivos es una de las demandas más repetidas por el sector, y también una de las más ignoradas. Los productores españoles tienen claro que si siguen sin subirse se perderán oportunidades de rodajes y de crear industria. Los países que dedican dinero público a la cultura y promueven este tipo de incentivos ven rápidamente el resultado. Sólo hay que mirar, de nuevo, a Francia. Según un estudio del Centre national du cinéma et de l’image animée, desde 2004 el sector cinematográfico ha crecido un 38%.
El Observatorio Audiovisual Europeo deja claro que unos buenos incentivos tienen repercusión en la creación de empleo. “Su introducción lleva a fuertes crecimientos en los trabajos relacionados con la producción, pero también se evidencia que se atrae una fuerza de trabajo de los países adyacentes”, dice el informe.
El estudio explica cómo en los países donde estas medidas llevan tiempo funcionando se compensa con creces el dinero que el estado gasta con el que luego ingresa al generar industria. “Casi todas las estructuras de incentivos fiscales provocan un retorno económico mucho mayor que lo que cuesto ponerlos en marcha… En Reino Unido por cada libra de deducción fiscal, el país genera 12 libras más”, argumentan mientras aquí esperamos que alguien les haga caso.
Casi todas las estructuras de incentivos fiscales provocan un retorno económico mucho mayor que lo que cuestan. En Reino Unido por cada libra de beneficio fiscal, el país genera 12 libras más
Por si acaso a algún Gobierno le da por aprovechar estas directrices para dejar de dedicar dinero al cine el Observatorio deja claro que “los incentivos están generalmente, acompañados de fondos y la introducción de un nuevo incentivo no conlleva una deducción del dinero disponible en esas partidas”.
En cuestión de incentivos fiscales la situación de España, por desgracia, se parece demasiado a lo que ocurre en Eurovisión, donde estamos siempre en la cola. Muy lejos queda el 36% de Francia, el 32% de Irlanda, el30 de Holanda o el 25% de Hungría. Spain, 0 points.