Las distancias son relativas. 100 metros pueden parecer una minucia, algo que Usain Bolt recorre en menos de 10 segundos, pero sin embargo para Ramón Arroyo eran todo un reto, algo que pensó que nunca podría caminar y que sólo fue el comienzo de una historia de superación. Arroyo fue diagnosticado de esclerosis múltiple, una enfermedad degenerativa que hace que los nervios se cortocircuiten afectando a la movilidad. En vez de venirse abajo se retó a sí mismo y terminó convertido en un superhéroe sin capa al realizar un Ironman, una prueba que consiste en recorrer 3,86 kilómetros a nado, 180 en bici y 42,2 a pie. Sólo los más preparados lo consiguen y Ramón Arroyo fue uno de ellos.
Su aventura era carne de película y este viernes llega la prueba, 100 metros -dirigida por Marcel Barrena-, el drama protagonizado por Dani Rovira que cambia de registro en un filme que es un “altavoz” para que la gente tome conciencia de esta enfermedad. Rovira, que en la jornada de presentación del filme confesó a El Periódico de Cataluña que presentaría la Gala de los Goya una tercera vez pese a las críticas, se mete en la piel de Ramón, al que ya considera su amigo.
Al actor se le nota tranquilo y relajado, todo lo que no estaba durante el mastodóntico estreno de Ocho apellidos catalanes. Sentados en la última fila de los Cines Paz reconoce a EL ESPAÑOL que aquello fue una locura y que de vez en cuando se agradecen proyectos como 100 metros, donde no todo es tan masivo.
Para Ramón ese Ironman fue un reto, ¿para usted lo ha sido este giro dramático?
Uno no decide dar este tipo de saltos, lo decide cuando dices que sí al proyecto , pero podría no haber llegado o hacerlo más tarde. Lo que tengo claro es que la vida me ha dado la oportunidad de participar en la industria del cine y la industria me ha aceptado, entonces hay que jugar, y para mí esto es un reto maravilloso, no por lo que pueda opinar la gente, porque siempre dicen eso de que hasta que un actor de comedia no hace un drama no se le considera un actor, y me parece una gilipollez, la verdad. Lo hago por mí, porque me parece una experiencia muy bonita.
¿Por qué existe ese prejuicio hacia la comedia?
Sí, parece que alguien que ha hecho drama toda su vida no tiene que hacer una comedia para considerarle un buena actor... pero bueno, da igual, es reivindicar algo que, teniéndolo yo claro y teniéndolo claro la gente que valoro… Sí que parece que la comedia es un arte menor y cansa un poco, pero como nos dedicamos a esto, pues nos lo tomamos con humor.
Una comedia es muy necesaria, hace una labor social muy importante. Hay en una sala 300 personas que se van reídas a casa, dime tú a mí lo que ahorra eso en seguridad social a este país
Pero la gente apoya el género en taquilla.
Sí, la gente lo apoya pero sigue pareciendo un genero menor para los premios y las críticas… esto es como con los monólogos, que dices voy al teatro y la gente te dice: “Buahhh, pero eso es un monólogo”. Bueno, cuidado caballero, es un tío ahí arriba haciendo reír al publico durante una hora. Supongo que como es algo que te hace reír… de repente parece que hay que habla de cosas importantes, de la guerra civil... y una comedia es muy necesaria, hace una labor social muy importante. Hay de repente en una sala 300 personas que se van reídas a casa, dime tú a mí lo que ahorra eso en seguridad social a este país.
No lo diga muy alto…
Sí que lo mismo recortan más en seguridad social… pues que al menos bajen el IVA.
Además de eso, ¿qué le pide al nuevo Gobierno ahora que ya hay?
No te voy a decir nada nuevo. Está muy bien que vayan a bajar el IVA de todo lo que no sea el cine, pero esto parece ya algo personal, creo que la industria tiene que estar muy orgulloso porque estamos al nivel de talento y artístico de Francia. Lo de este año es una cosa brutal. La necesidad agudiza el ingenio, pero eso me da miedo, que de repente cuando más jodidos estamos económicamente se haga el mejor cine. Que no se acostumbren a esto porque la gente lo está haciendo por amor al arte. Creo que hay una rencilla que el Gobierno debería olvidar porque el cine hace muy bien a este país.
La necesidad agudiza el ingenio, pero eso me da miedo, que de repente cuando más jodidos estamos económicamente se haga el mejor cine. Que no se acostumbren
Me acuerdo la primera vez que le entrevisté, que decía que todavía no sabía si considerarse actor, ¿ahora qué piensa?
Lo que yo me considere no tiene por qué ser lo que me considera la gente. Yo esto lo hago con mucho respeto y con humildad y me lo pasó bien. Si ahora me preguntas si me considero actor yo creo que ya sí, a estas alturas creo que sí. Si actor es alguien que ha estudiado la carrera de actor pues no, tan sencillo como eso. He hecho más películas, alguna mejor y otra peor, pero ahí estoy en el meollo.
¿Ha investigado mucho sobre la esclerosis para el papel?
Solo el hecho de hacerte amigo de Ramón hace que la conozcas la enfermedad, y ahí entras en un punto que estás tan receptivo que empiezas a conocer casos y alguno muy extremo. A lo bobo el ultimo año la enfermedad ha estado muy presente en mi vida y empiezas a conocer gente que sale del armario cuando saben que estas haciendo la película y te dicen que su hijo tiene esclerosis y no lo sabías.
La película tiene una parte que muestra precisamente eso, que la enfermedad se oculta en el trabajo por miedo a las consecuencias. ¿Eso es la tónica general en los enfermos?
Sí, Ramón me contaba casos de gente casada y que se tomaban la medicación a escondidas para que no se enterara su marido o su mujer… es complicado y pasa en mi profesión. Aquí alabo la valentía de Bruno Bergonzini que tiene un papel pequeño, pero de los mas potentes, porque es un actor con esclerosis y nos contó lo que el tardó en decirlo, porque claro un actor, estando como está la cosa, si tiene esclerosis y visto desde fuera no se nota y te ofrecen un papel importante en unas serie, no le vas a decir al productor que tienes esclerosis y que puede que el mes que viene te de un brote y llegues con un ojo paralizado o cojo… porque es lícito que es productor diga bueno pues no.
Falta concienciación y ayudas institucionales.
Sobre todo eso, creo que la película va a ayudar a que el mundo tenga una mirada más formada sobre la esclerosis múltiple y a nivel administrativo tienen que tener en cuenta que es una enfermedad muy peculiar y es lo que le pasaba a Ramón, que de repente en su empresa le dicen: “¿cómo no eres capaz de trabajar pero sí de hacer un Ironman?”, pues sí, la esclerosis tiene eso. La administración tiene que admitir que son personas que pueden desarrollar cierto tipo de trabajos, con ciertas intensidades. Hay gente obligada a seguir currando porque si no le echan y ese grado de estrés es fatal. Hay que tener tiempo para la rehabilitación. La película es una pelota que lanzamos y que esperamos que la agarre quien la tiene que garrar.