El cine español no está hecho para los francotiradores. Nunca lo ha estado. Las normas de la industria siempre han delimitado lo que vale y lo que no. El que se salía no contaba para nadie y, difícilmente, el público podía conocer a un autor que se saltaba las normas establecidas. Esta situación sigue ocurriendo. Este año José Luis Guerin ha visto como La academia de las musas pasaba desapercibida en casi todos los ámbitos, y Albert Serra, con la película más valorada en Cannes, La muerte de Luis XIV, sólo estrenaba en una sala en Madrid.
La situación viene de lejos, sino sólo hay que mirar a Lluís Escartín, una de las miradas más inclasificables del cine español. El fotógrafo y realizador es el centro de una de las retrospectivas del Festival Márgenes, que pone a disposición del público de forma online sus trabajos. Una forma de intentar paliar el desconocimiento de nuestro patrimonio fílmico. Por ello le han reconocido con el Premio Especial Márgenes al cine independiente, una etiqueta que seguramente se quede corta para describir sus filmes, pero que resumen de alguna forma el espíritu detrás de ellas, porque es libertad e independencia lo que respiran.
El trabajo de Escartín (Barcelona, 1966) no atiende a normas. Muchos lo podrían definir como documental, otros como poesía, ninguno acertaría. Sus películas son un reto, una experiencia sensorial que el retrata de una forma personal. Un director que ha visto mundo y que lo ha caminado y conocido con la cámara encima. Dicen que esa visión de lo que ocurría cambió para él en cuanto la vio a través del visor de una cámara de fotos.
Su trabajo ha sido objeto de retrospectivas y exposiciones, pero ninguna termina a definir algo cuya única norma es buscar la verdad. “Lluis Escartín Lara no utiliza un canon, un modelo de referentes para la configuración de su obra. Ésta se mueve paralela al mundo de las referencias, de las cinefilias, de los juegos metalingüísticos y de las relaciones intertextuales que invaden buena parte de la producción contemporánea”, dice Josetxo Cerdán sobre el autor en la Revista Pausa.
Esos referentes comienzan con Jonas Mekas. El encuentro entre ambos lleva a Escartín a cambiar la cámara de fotos por la de vídeo y a recorrer el mundo buscando algo que le estimule. Luego vendrían otros nombres, como Ozu, Dovzhenko, Tarkovski o Jacobs. En el cine de Lluís Escartín “no hay respuesta a las tendencias, ni siquiera a las minoritarias”. “Y así cada nueva pieza supone un nuevo reto para el espectador. La sensación es la de tener que comenzar siempre de cero para construir eso que se ha llamado espectador modelo. Para el público perezoso resulta un gran inconveniente, para el público inquieto, el mejor de los desafíos. Por eso, la obra de Lluis Escartín Lara no hay que verla, hay que volver a verla, por que sólo en los sucesivos visionados se le permite al espectador habitarla”, añade Cerdán en dicha publicación.
AMANAR TAMASHEQ from Lluís Escartin on Vimeo.
EEUU en 75 Drive-a-way (1991, en colaboración con Cesare Costanzo), Mojave Cruising (2000) y Texas Sunrise (2002), su tríptico de “poemas sobre América” comienzan una filmografía que también le ha llevado en una última etapa, y siempre guiado por la intuición, a lugares en conflicto. La opresión sufrida por el pueblo tuareg en Amanar Tamasheq (2010), la primavera árabe egipcia en Please, Revolution (2012) o la situación política en Oriente Próximo en La Tortilla (2014) han sido captadas por su cámara, que “sólo enciende cuando su estado de ánimo lo permite”. “No ordena el mundo, el mundo, con su azar natural, lo desordena a él, a su forma de mirar. Esa forma de vivir el registro, casi como una invasión, no es sencilla y en ella reside posiblemente otra de las claves de la singularidad y la fuerza de sus obras”, dice también Josetxo Cerdán sobre el cineasta.
Un creador que en vez de crecer “renuncia a ser y a vivir como artistas” y que gracias al Festival Márgenes uno puede descubrir y disfrutar una y otra vez. La oferta del certamen se completa con trece películas de sección oficial y una retrospectiva del cineasta chileno José Luis Torres Leiva.