Hollywood intenta lavar su imagen. El año pasado la industria del cine vivió uno de sus peores momentos con las acusaciones de racismo sufridas tras las nominaciones a los Oscar. Ninguno de los 20 actores nominados era de color. Tampoco lo eran los cinco directores finalistas. Entre las redes se propagó rápidamente el hashtag #OscarsSoWhite y las críticas llevaron a un intento de boicot por parte de algunas estrellas como Will Smith y Spike Lee -que se quedaron sin nominación- que se negaron a acudir a la ceremonia. El tema de la diversidad en Hollywood volvía a la palestra un año después de que los académicos ignoraran a Selma y su directora Ava DuVernay.
Las críticas fueron más duras por el hecho de que la presidenta de la institución, Cheryl Boone Isaacs, es la primera mujer afroamericana que está al mando. Ella no tardó en actuar y tras las nominaciones anunció que se tomarían medidas para conseguir que los Oscar fomentaran la diversidad. Unas iniciativas que afectaban al perfil de los miembros de la Academia que, según los medios de EEUU, es el de un hombre blanco de más de 60 años.
Según explicó Boone Isaacs, estas medidas tendrían un impacto directo en la diversidad de los nominados, lo que permitirá que también se incremente el número de mujeres candidatas al premio a la Mejor dirección, que en toda la historia de los premios sólo ha ganado Kathryn Bigelow. “La Academia no esperará a que la industria tome la iniciativa”, declaró la presidenta. El compromiso adquirido es duplicar en cuatro años el número de mujeres y miembros de minorías que votan para elegir a los nominados. Además se endurecerán las normas existentes para recortar el número de miembros vitalicios que hay actualmente.
Parece que el toque de atención de la prensa y de la presidenta de la Academia ha tenido efecto, ya que ante las nominaciones del próximo martes, son muchos los actores de color que parten como favoritos para colarse entre los finalistas e incluso entre los ganadores, como ya se vio en los Globos de Oro y otros premios ya entregados. De hecho, hoy se estrenan en España dos de esas películas que han hecho que este año los intérpretes negros se sientan orgullosos de su industria.
La primera, Figuras Ocultas, es uno de los éxitos sorpresa del año en EEUU. Una película que recuerda al fenómeno de Criadas y señoras.
La Academia de Hollywood se comprometió el año pasado a duplicar en cuatro años el número de mujeres y miembros de minorías que votan para elegir a los nominados
La historia de las mujeres negras que trabajaron en la NASA como matemáticas y que ayudaron a realizar los cálculos que acabaron con el hombre en la luna puede dar la sorpresa el martes. De momento Octavia Spencer -que ya tiene el premio en su haber- parece una nominada casi segura como actriz secundaria y no sería de extrañar que entrara en categorías como Guion adaptado o incluso película. El sindicato de productores ya la ha elegido entre las mejores del año. Más difícil lo tiene el otro estreno, Loving, que encantó en su pase en Cannes, pero que se ha desinflado con el paso del tiempo.
Es la nueva película de Jeff Nichols (Take Shelter, Mud), que cuenta la historia real de Mildred y Richard Loving, una pareja que se casó en Virginia en 1958. Debido a la naturaleza interracial de su matrimonio, fueron arrestados, encarcelados y exiliados y durante años lucharon por volver a su tierra. No lo tiene fácil, pero Ruth Negga, su actriz principal, nacida en Etiopía, es la mejor baza y otra muestra de que este año ha habido grandes papeles para las mujeres de color.
Denzel vuelve a la carga
Las dos películas que demostrarán el poder de los afroamericanos esta temporada son Moonlight y Fences. La primera ya ganó el Globo de Oro al Mejor drama y será una de las más nominadas a los Oscar. Barry Jenkins será el cuarto director negro en estar nominado tras John Singleton, Lee Daniels y Steve McQueen, si ganara al favorito Damien Chazelle sería el primero en ganar.
Mejor lo tiene su compañero de reparto Mahershala Ali, que se ha llevado casi todos los premios hasta ahora. La fuerza de la película se medirá si también consiguen que Naomie Harris, la última Moneypenny de James Bond, entre en el quinteto de secundarias.
La última es Fences, el nuevo intento de Denzel Washington como director, que también ha entrado en la lista del sindicato de productores de Hollywood como una de las mejores obras del año. Intentará estar como finalista en la misma categoría en los Oscar, pero las nominaciones a Mejor actor y actriz principal para Denzel Washington y Viola Davis están cantadas. Son los mismos papeles que interpretaron en teatro y son los dos actores de color más poderosos y queridos por la industria. Washington ya tiene dos galardones, pero Davis ninguno y la industria lo reclama. El año más negro de Hollywood puede terminar con muchos de ellos recogiendo una estatuilla que hasta ahora les había dado la espalda.