Dios creó el mundo en una semana. Exactamente en seis días, al séptimo le tocó descansar. Si hubiera sido animador de Tadeo Jones otro gallo hubiera cantado, en una semana no hubiera tenido tiempo para nada, exactamente para seis segundos de película. Eso es lo que consigue uno de los genios que trabajan dando vida al personaje en 40 horas de trabajo. Si rodar una película es duro y cansado, hacer una de 'dibujos' lleva la exigencia a un nuevo nivel. Nada de rodar ocho semanas y luego comenzar la posproducción. Con eso no se llega ni a un cortometraje. Para lograr un filme con una calidad técnica sobresaliente se necesitan años. Tres son los que se ha tardado en parir Tadeo Jones 2: El secreto del Rey Midas, la esperada secuela de uno de los filmes más taquilleros de la historia de nuestro cine.
Ese tiempo no es casual, ni un capricho que se han dado los producotes. Hacer un filme de animación requiere minuciosidad y paciencia, algo que nunca se asocia al cine. Es lo que hacen en Lightbox Animation Studios, los responsables de la película que vuelve a dirigir Enrique Gato, esta vez junto a David Alonso. Los dos se encuentran trabajando de sol a sol para terminarla entre las cuatro paredes del estudio que durante estos meses ha dado trabajo hasta a 150 personas. Ahora quedan unas 50 que pulen los detalles para el estreno a finales de agosto. No puede quedar nada al azar. Las expectativas están altas, y si la primera recaudó casi 20 millones en España (a pesar de estrenarse en plena subida del IVA), esta no quiere ser menos.
Siempre se compara a los directores de cine con dioses omnipotentes que controlan cada detalle de su obra, pero en el caso de una película de animación el símil no podía ser más acertado, ya que se crea todo desde cero. Personajes, decorados, detalles… todo tiene que ser dibujado, modelado y animado hasta llegar a lo que luego se verá en la gran pantalla. Un trabajo que poco tiene que ver con un rodaje tradicional y que sólo se entiende al pasar una jornada de trabajo dentro de su estudio, donde cientos de ordenadores echan chispas y generan archivos que en estos tres años han superado los 30 millones y los 40 teras de memoria. Una suma que da una factura de luz de unos 5.000 euros al mes.
Luego todo se resume a 90 minutos de entretenimiento en lo que la gente no sabe el trabajo ingente que conlleva una producción de esta envergadura y que sólo se descubre cuando uno se acerca a esos genios enfrascados en sus ordenadores que te explican su labor como si fuera sencilla. Para desentrañar cómo se crea a Tadeo Jones, su director de producción, Pedro Solís -director de Cuerdas, el maravilloso corto de animación con el récord guiness de más premios recibidos- ofreció a EL ESPAÑOL un paseo por sus instalaciones y una master class en la que lo primero que dejó claro es que por mucha técnica, hay algo que no se puede sustituir: un buen guion. “Es fundamental tener el guion claro antes de rodar, porque es verdad que tenemos la ventaja de que es un rodaje de tres años y se pueden cambiar cosas, pero cuanto más claro se tenga menos problemas”, explica Solís.
Una de sus máximas es que “el pelo no emociona”, es decir, que el virtuosismo técnico siempre aporta y es un plus, pero que lo que llega a la gente no es el detalle del movimiento del pelo de un personaje, sino la verdad de la historia y de sus personajes. La segunda etapa de una película de animación es el concept. Una recogida de información en forma de bocetos o fotografías de elementos que inspiran la película para poder comenzar los diseños de los personajes y los escenarios. A veces es de sitios reales. Por ejemplo, esta vez Tadeo Jones viajará a la Alhambra y a Las Vegas, por lo que se han usado imágenes reales para luego pasarlas a un diseño más 'cartoon'. Con su anterior filme, Atrapa la bandera, llegaron a ir a la NASA para fotografiar en primera persona lo que luego plasmarían.
En esta primera etapa ya se encuentran con “una primera versión de la película” en forma de storyboard animado. Se pinta a mano, se pone una imagen detrás de otra para verlo en movimiento y hasta se ponen voces temporales para ir testando si la cosa funciona. “Si nos gusta más que lo que leímos en el guion es que vamos bien”, dice Pedro Solís con mucha retranca. A partir de ahí se empieza una etapa que se denomina 'Modelado' y donde comienza la magia. ¿Recuerdan la escena de Ghost en la que Patrick Swayze y Demi Moore dan forma a un jarrón de barro? Pues imaginen eso con todos los elementos de una película de animación. Hay que crear todo en tres dimensiones, y para ello se usa un programa un ordenador “que es lo más parecido a moldear en barro, es como si tuvieras un bloque y lo empiezas a mover y modificar. Tiras de un punto de la malla y lo vas deformando”, cuentan desde Lightbox antes de enseñar cómo el resultado se pinta y texturiza antes de empezar a pensar dónde van a ir las cámaras.
Primero se piensa donde se van a poner las cámara y, cómo no, desde el ordenador se colocan y dan una primera impresión del resultado de lo que se va a ver en plano. Una especie de ensayo virtual en la que se tiene una idea de la escena para no tirar tiempo y dinero. Todo lo que no salga en plano no se animará. Antes de esa labor que da nombre al propio cine llega el rigging, una palabra imposible que consiste en colocar huesos y articulaciones a todos los personajes y objetos. Cientos de engranajes para poder mover y modificar a cada uno de ellos. La flexión de un brazo, el movimiento de un ojo, todo depende de los puntos de control de rigging que se hayan incluido. Cuanto mayor sean más posibilidades de movimiento y más complejidad del mismo.
Animación y realidad
Tras toda esa preparación, que da idea del trabajo que hay detrás de una película de este tipo, llega la animación. Para ello, y para recortar gastos, en Lightbox han encontrado una fórmula rudimentaria. Los propios animadores se graban ellos mismos dando vida a las escenas que tienen que animar para que el director apruebe cada movimiento y gesto. Así entre los animadores circulan vídeos en los que ellos 'interpretan' caídas, risas o golpes en la entrepierna. Ahí se pone en marcha el departamento más grande del estudio, con 38 personas animando a todo tren para llegar a la fecha de entrega.
Una vez se ha animado al personaje, se tiene el modelado del escenario, las cámaras preparadas para grabar desde el mejor lugar, sólo queda iluminar, una tarea que con la animación se simplifica ya que no se depende de rebotes, luces naturales o el azar de tener un día soleado o no. Sólo hay que poner un foco virtual y decidir la luz que llega. Por ello Pedro Solís siempre dice que hay que ir a por todas, porque la ventaja “es que hacemos cosas que en acción real serían carísimas pero que aquí nos cuesta lo mismo hacerlo de una manera u otra”.
Ya con todo preparado queda juntarlo: el modelado, la animación, la simulación de pelo, la iluminación… todo se manda por un canal distinto y lo lanza a un lugar virtual que se llama “granja de render” y que consiste en una habitación llena de ordenadores y en el que hace un calor infernal a pesar de los dos aires acondicionados que evitan que se recaliente y se fundan los plomos. Un apagón tiene consecuencias: tirar una semana de trabajo a la basura. De ahí sale el render, que es el fotograma formado por 20 capas, cada una de ellas independiente y con la posibilidad de abrirse para retocar pequeños errores. Otra de las partes de la película que difiere de la acción real es el montaje, ya que en animación se monta constantemente. Desde el storyboard ya se decide el orden de los planos y según se avanza se van sustituyendo las primeras versiones por los fotogramas ya concluidos.
Un trabajo de chinos que nadie aprecia y que queda recudido a los cinco minutos de créditos cuando acaba la película. Por ello se apuesta poco por el cine de animación en España, es costoso y se depende del apoyo de una cadena como Telecinco o Antena 3 para levantar los proyectos, como explica el productor de Tadeo Jones 2, Nicolás Matji. Él fue el responsable de los otros dos proyectos de Enrique Gato y uno de los impulsores del género, que cree que vive un gran momento en España pero que todavía no ha creado una industria potente, sino que vive del momento y de que haya proyectos. De momento el suyo sigue adelante, ha pasado de esa “primera película de guerrilla” que fue el primer Tadeo a encargarse de uno de los filmes más esperados del año.