El cine español se encuentra en un punto de inflexión. Ha recuperado el favor del público, parece que los prejuicios de los espectadores remiten y se hacen producciones que revientan la taquilla, pero en el futuro quedan muchas sombras que despejar. ¿Cómo afectarán la llegada de nuevos actores como Netflix?, ¿funciona el nuevo modelo de financiación impuesto por la reforma de la Ley del Cine?, ¿hay hueco para películas sin el apoyo de Telecinco y Atresmedia? Todo eso ha salido en la presentación del anuario del cine español del curso pasado, elaborado por Media Research & Consultancy (MRC), y presentado por el presidente de la compañía, Fernando Labrada, y Ramón Colom, presidente de la Confederación de Productores Audiovisuales Españoles (FAPAE).
Ambos han ofrecido los datos, que confirmaron las cifras ya adelantadas por otros órganos como Comscore. Según este estudio el cine español rozó los 100 millones de euros (98), lo que supuso una cuota del 18,2%. Se encadenan tres años de éxitos, y se aleja el nubarrón de aquel año fatídico que fue 2013 cuando se cayó a los 67 millones de euros. La película más vista del año fue Un monstruo viene a verme, de Juan Antonio Bayona, y la primera de las muestras de que las cadenas privadas de televisión -obligadas por ley a producir parte de sus ingresos- se comen casi todo el mercado. El informe muestra que todas las producciones nacionales que más han recaudado pertenecen a Telecinco Cinema o Atresmedia Cine, lo que en palabras de Labrada está provocando un “oligopolio”.
El cine español encadena tres años de éxitos en taquilla, pero sigue escaso de fondos para producir y necesita definir su apuesta por las plataformas de contenido
Esta situación se ve favorecida por la escasa dotación económica del Gobierno al Fondo para la Cinematografía. Desde el cambio de la ley sólo se dan 30 millones para producir filmes, lo que da para unas escasas veinte obras, casi todas ellas producto de una cadena privada. Así lo ha expresado Colom, que no se cansa en repetir que ese dinero es poco, y que hasta que no se aumente la reforma será “perfecta en el papel”, pero imperfecta en la práctica. “El fondo del ICAA está fuera de la norma europea”, ha añadido comparando los 30 millones que nos dan con las cantidades de Francia e Italia, que superan los 400 millones de euros.
La Confederación de Productores vive momentos de cambio, ya que su secretaria general, Mabel Klimt, ha presentado su renuncia del cargo para centrarse en sus actividades como abogada y socia del bufete Andersen, tal como han informado a este medio fuentes de la junta directiva de la institución.
El futuro pasa por Netflix
También ha salido a la palestra las nuevas plataformas de distribución de contenidos y su apuesta por la producción propia. Este año Cannes lleva en su Sección Oficial a concurso dos obras de Netflix, lo que ha provocado las iras de los distribuidores franceses, que quieren poder exhibirlas en cines. El certamen ya ha contestado, y para 2018 no podrán competir ningún filme que no pase por salas tradicionales en el país galo.
El mercado se intenta adaptar a las nuevas formas, y para FAPAE está claro que hay que tener muy presente las nuevas ventanas, entre otras cosas porque “en 2020 no habrá cines en los centros de las ciudades y esas plataformas serán para muchas personas el único sitio donde puedan ver las películas”, ha expresado Colom, que también ha dejado claro que siempre prefiere la gran pantalla.
De momento se espera a que Europa se decida y abra la posibilidad (como ya anunció que era su intención) para obligar a las plataformas online a producir contenido en los países en donde están establecidas. Luego serían los Gobiernos los que decidirían si la hacen efectiva o no. Lo mismo que ocurrió en su momento con las cadenas privadas de televisión.
En 2020 no habrá cines en los centros de las ciudades y esas plataformas serán para muchas personas el único sitio donde puedan ver las películas
“En cuatro años nos encontraremos con tres grandes ofertas mundiales: Netflix, salvo que lo vendan, sería ideal que hubiera un Netflix europeo, y es necesario y hay que exigir una plataforma en español para todo el mundo, es un idioma que lo hablan 600 millones de personas. Iberoamérica aporta un 10% del PIB mundial. Se nos llena la boca con China, que aporta menos, un 8%. Hay que hacerlo”, ha opinado Ramón Colom sobre la importancia de una plataforma en español para compartir contenido con otros países que hablen la misma lengua.
La coproducción y el idioma como otra de las arma de este futuro incierto, en el que cada vez hay más actores, muchos de ellos desconocidos y para los que nos hemos preparado. Como dijo Álex de la Iglesia en su famoso discurso como presidente de la Academia de Cine, Internet no era el futuro, era el presente.