El sábado el terror sembró Charlottesville, un pueblo de Virginia. Grupos neonazis tomaron las calles con antorchas y clamando por la supremacía blanca. El pasado más turbio del país revivía décadas después. Los sucesos no tardaron en llegar. Un coche conducido por un miembro de la extrema derecha arrolló a un grupo de manifestantes contrarios provocando la muerte de una joven de 32 años.
Las redes sociales no tardaron en arder. Pedían contundencia contra los grupos extremistas. Señalaban, principalmente, al presidente del Gobierno de EEUU, un Donald Trump que ha hecho del miedo y del odio al diferente su política estrella. Su única condena al acto fue lo que se esperaba. No hablaba de extrema derecha, ni de nazis, ni de supremacía blanca. Primero se expresó en Twitter, donde manifestó que “Todos debemos estar unidos y condenar todo lo que significa el odio. No hay lugar para este tipo de violencia en EEUU. Vayamos todos a una”. La puntilla la dio en rueda de prensa cuando aseguró - desde su club de golf privado en Nueva Jersey- que "este flagrante despliegue de odio, fanatismo y violencia de muchos lados, de muchos lados". Igualaba a racistas con oprimidos, lo que encendió aun más a la ciudadanía.
Las estrellas de Hollywood no tardaron en lanzarse al cuello de Trump, y entre ellos hubo uno que se llevó los mayores aplausos. No era George Clooney, Susan Sarandon ni ningún miembro de los clásicos activistas de la industria, sino el mismo Capitán América. El héroe patriótico por excelencia tiraba de las orejas al presidente de su país y le decía que parara de hacer el ridículo. Chris Evans, el actor que da vida al mítico personaje en la franquicia cinematográfica de Marvel, se ha alzado en los últimos meses como una de los actores más reivindicativos, y este fin de semana ha liderado las protestas desde su perfil de Twitter.
Fue de los primeros que, al escuchar la declaración del republicano, lo criticó abiertamente en la red social. Lo hizo, según contaba, tras haber borrado ocho tuits antes para encontrar las palabras adecuadas y demostrar que lo que uno decía era importante: “¿Muchos lados? He escrito y borrado al menos ocho tuits. Las palabras no son lo suficientemente fuerteas para expresar de forma precisa cómo me siento sobre Donald Trump”. El tuit se hizo viral, y ya alcanza los 59.000 retuits y 231.000 me gusta. Antes de expresarse ya había dado visibilidad a críticas y memes contra los neonzais de Charlottesville. Su sábado se pasó frente al móvil, siguiendo las noticias y preocupado por la deriva de su país, como hace el héroe al que interpreta.
No era la primera vez que lo hacía. Desde la elección del presidente, Chris Evans se ha convertido en uno de sus máximos azotes. Sin ir más lejos el 1 de agosto le llamaba “idiota” en otro tuit y el 29 de junio decía que era “patético”. El activismo del actor es importante, Evans ha dejado de ser la clásica figura adolescente que no se moja en ningún conflicto para convertirse en alguien con algo que decir y aportar políticamente. Lo hace, además, siendo consciente de que la mayor parte de su público -y sus seguidores- son gente joven, muchos de ellos votantes del futuro. A ellos dirige su mensaje de igualdad, sus insultos a los racistas y a Donald Trump. En un ejercicio de metalenguaje, Evans realiza la misma función que hace el Capitán América en uno de los gags de Spider-Man Homecoming, donde el superhéroe dice a los jóvenes de los institutos cómo deben comportarse.
Un héroe contra los nazis
La identificación de Chris Evans con el Capitán América se ha visto completada con la marcha supremacista de Charlottesville. Ahí es donde el actor -y superhéroe en la ficción- se ha convertido en su propio personaje. Es en la condena del nazismo donde los dos se han encontrado, y es que su Steve Rogers nació en los años 40 para levantar el sentimiento patriótico y antinazi de la población a través del cómic. De hecho, en el primer número el Capitán América daba un puñetazo a Adolf Hitler, algo sobre lo que uno de los creadores, Jack Kirby, dijo lo siguiente: “El Capitán América fue creado en un tiempo que necesitaba de figuras nobles. Todavía no estábamos en guerra, pero todo el mundo sabía que íbamos a estarlo. Esta es la razón por la que nació el Capitán América; América necesitaba un superpatriota”.
Y ahora, tras enfrentarse a villanos nazis como Cráneo Rojo o el Barón Zemo, y a una organización con tintes supremacistas como Hydra, el superhéroe del siglo XXI lo hace con los villanos actuales. Ya se ha ganado su sitio en Hollywood, es una estrella y se puede permitir cargar contra un presidente racista y homófobo que no se atreve a condenar los actos de los grupos de extrema derecha. Que se preparen, porque Chris Evans y su Capitán América no van a parar.