Ayer fallecía a los 91 años Jerry Lewis, el maestro del humor que dejó su impronta en obras maestras del cine. Lewis dignificó el histrionismo, la gesticulación extrema y un humor que parecía olvidarse. Para Lewis el slapstick que nació casi junto al cine era la mejor forma de divertir. Los golpes, las equivocaciones, los malosentendidos y el humor físico eran la forma de llegar a un público que moría de risa al verle.
Era imposible ver cómo ponía sus ojos del revés o hacía una mueca imposible sin soltar una carcajada. Por ello muchos le bautizaron como el rey de la comedia, una etiqueta que le persiguió siempre y de la que se rió en el clásico de Martin Scorsese del mismo título. Lo que Lewis consiguio fue reivindicar la figura del payaso, convertirle en la estrella, al que todos se quieren parecer. Sus personajes torpones eran entrañables y humanos, y eso era gracias a su vis cómica y su don para conectar con la gente, como logró en estas cinco películas inolvidables que desencajaron la mandíbula al mundo.