La historia del cine ha dado grandes sagas de hermanos cineastas. Los Marx, los Coen, y en España los Almodóvar. Pedro y Agustín son el tándem perfecto. Uno en la dirección y otro en la producción, con su compañía el deseo, han llevado la obra del manchego por todo el mundo y han conseguido que todo el mundo conozca la obra de uno de los mejores realizadores que ha dado el cine español. Pero la obra de El deseo no termina con las películas de Pedro. Ambos buscan las mejores historias, las más arriesgadas, y las más difíciles, para producir proyectos de los que se sienten orgullosos.
En los últimos años los Almodóvar han encontrado el filón con el cine latinoamericano. Ellos fueron los responsables de que Relatos Salvajes fuera una realidad. También El clan, que un año después arrasó en los cines argentinos. Ahora le ha tocado el turno a Zama, la nueva película de Lucrecia Martel, una de las cineastas más personales del momento, que ha tardado nueve años en volver a rodar un largometraje que Agustín y su compañera en la empresa, Esther García, han presentado en el Festival de Cine de Sevilla, donde ha charlado con EL ESPAÑOL.
¿Qué tiene Lucrecia Martel para que El Deseo vuelva a trabajar con ella?
Es una directora única en el panorama mundial. Me acuerdo cuando se puso La niña santa en el Festival de Nueva York que un crítico dijo que esa película era un milagro, y pensando en la mentalidad pragmática de un americano, para él era un milagro que alguien la hubiera hecho y que fuera tan buena. Nos gusta ser parte de ese milagro de una directora que es, por qué no decirlo, muy minoritaria, y lo es porque el público está cambiando hacia un tipo de cine más inmediato, más intrascendente, muy como el fast food, de usar y tirar, de poca complejidad, que no nos caliente mucho la cabeza que hay que mandar muchos whatsapps. Lucrecia nos aporta ese misterio, ese talento que hemos disfrutado con los maestros del cine, ella pertenece a esa especie de directores que en sí mismos son un género, son especiales, con una mirada única que incluso a veces no entendemos, pero que nos da que pensar y nos da ese aliciente de buscar los códigos para entenderla, y eso es muy interesante. Ser una de las partes que posibilita ese tipo de cine nos encanta.
Ha dicho que este filme es un milagro, ¿qué le ha pasado a la industria para que cada vez sea más difícil producir películas así?
Se está simplificando todo mucho. Son los tiempos. Creo que esto que hace 20 o 30 años sería lógico, que hubiera varios directores como Lucrecia, hoy es una rareza. De hecho esta película no tiene ayudas en España, porque ahora se premia lo convencional, los valores industriales, las rarezas no están de moda. A mí me da que pensar, no sé si vamos a un mundo menos intelectual, menos crítico, más básico, más de burbuja… y Lucrecia va contra todo eso, vuelve a la mirada personal, a veces críptica, pero el cine es eso.
En España el sistema de ayudas premia el cine más convencional y más arropado por la industria, y de hecho el riesgo se penaliza. Y un arte sin riesgo es un arte muerto
En esa industria de poco riesgo que describe, muchos realizadores dicen que la libertad está en Netflix, ¿comparte esa opinión?
Yo no tengo nada en contra de Netflix, de hecho acabaremos trabajando con ellos en algún momento. Son un contenedor de contenidos, ellos quieren estar en todo el planeta y ofrecer contenidos para todos los gustos. Netflix no hubiera hecho Zama, creo que la libertad está en la libertad del artista y en la libertad creativa, que cada vez se puede permitir menos porque no encuentra los recursos. Los sistemas de ayudas que vinieron de Francia respondían a ese criterio de excepcionalidad cultural, que el mercado no decidiera qué tenía vigencia o no. Esa filosofía se está perdiendo a pasos agigantados. En España, de hecho, ya se ha perdido. El sistema de ayudas premia el cine más convencional y más arropado por la industria, y de hecho el riesgo se penaliza. Y un arte sin riesgo es un arte muerto. El cine ahora es algo de consumo, no tiene el valor cultural que tenía en otras épocas.
Ha dicho que trabajarán con Netflix, Pedro dijo una vez que tenía una idea para una serie… ¿será una serie de Pedro en Netflix?
Me cuesta trabajo ver a Pedro dirigiendo una serie, va a ser difícil, porque su forma de narrar es el cine, el formato de 90 o 100 minutos, películas únicas que empiezan y terminan, eso es lo que distingue al cine del material seriado. Pero dentro de la productora estamos desarrollando contenidos coherentes con nuestra forma de ver la ficción, y creo que el año que viene ese proceso puede culminar con alguna serie.
Me cuesta trabajo ver a Pedro dirigiendo una serie, pero dentro de la productora estamos desarrollando contenidos
En Francia ya han anunciado una cuota para que Netflix aporte parte de sus ingresos a la producción de cine nacional. ¿Qué opina de esta medida, cree que habría que ponerla en España?
Yo creo que Netflix tiene que adaptarse a las normas europeas, lo que se obliga a los operadores. Yo creo que el sistema de obligar a las televisiones a producir cine no está dando buenos resultados. Estamos consiguiendo un cine popular, que está conservando la asistencia a los cines, pero que está cambiando el perfil del espectador de las salas, y los usos de consumo también. Netflix tiene que adaptarse a las condiciones del resto de emisores de contenido, porque eso es lo que hacen ellos, llevar la ficción al televisor de nuestros salón, y tienen que tener las mismas normas que las televisiones más convencionales.
Pedro en Cannes fue crítico con el cine de Netflix en los festivales, ¿eso le puede perjudicar?
Después de la polémica nos vimos con el máximo responsable de la empresa que estaba en el festival. No tenemos nada en contra de Netflix, creo que el error es del festival, que programó dos películas que ya crearon conflicto antes en el propio país contra los exhibidores. De hecho, el director rectificó y dijo que el año que viene se subsanará… yo creo que fue un conflicto sobrevenido y no sé si intencionado, porque se convirtió en promoción para Netflix, sobre todo, y nos hizo a todos estar en una posición incómoda porque yo no tengo nada contra ellos, porque es un agente más que va a hacer que haya más opciones de trabajo todos, pero haciendo algo que nosotros no entendemos como cine, que es el acto colectivo de ir a una sala a oscuras y ver una obra que empieza o termina, eso para mí es el cine.
Netflix es un agente más que va a hacer que haya más opciones de trabajo todos, pero haciendo algo que nosotros no entendemos como cine
El otro tema del que todo el mundo habla es el caso Weinstein. Él distribuyó películas vuestras en EEUU, ¿se oía ya algo?
Bueno, él tenia cierta reputación. Nosotros estuvimos con él cuando no era tan importante, cuando estaba en Miramax, una productora emergente y nosotros llevamos con él Átame y Tacones Lejanos. Con Átame tuvimos un conflicto con la censura que marcó toda la distribución, incluso se creó una nueva calificación NC 17 porque querían calificarla como X. Y con Tacones Lejanos ya tuvimos un encuentro con él que culminó con una carta abierta en Variety porque Weinstein quería cortar la película y Pedro dijo que no. Hubo un tenso tira y afloja que terminó en favor de Pedro. Ahí terminó nuestra relación con él, aunque luego nos lo hemos encontrado en los festivales, porque él arrasaba, era el que más compraba, y era una persona muy influyente y ahora nos damos cuenta de que esa influencia la usó también para un comportamiento reprochable que va a acabar con su carrera.
Esos abusos de poder, ¿ocurren también en nuestro cine?
Me temo que sí, que también en la industria española lo hemos oído de otras personas y yo espero que esto sea una catarsis y que todo el que tenga la tentación de ejercer ese poder en esa dirección de abusar, vea el peligro que corren. Que esto ejemplarice. En otros sectores me imagino que también ocurre, pero en el cine es el momento de que esta catarsis sirva para ejemplarizar.
Harvey Weinstein era una persona muy influyente, y ahora nos damos cuenta de que esa influencia la usó también para un comportamiento reprochable que va a acabar con su carrera
¿Cuáles son las próximas producciones de El deseo, habrá más mujeres y más españoles?
Pues mira, Pedro está terminando su guion y rodaremos con él, y no confirmo el nombre pero tenemos un proyecto con una directora española, que no está firmado todavía. Nos hace mucha ilusión, tendremos dos rodajes este año. También tenemos pendiente una coproducción con Argentina llamada El Ángel, pero teníamos muchas ganas de rodar. También yo creo que uno de los dos desarrollos que tenemos para plataformas se va a confirmar.
¿El proyecto de Pedro será una comedia?
No, pero no será un drama tan seco como Julieta, será un drama pero con humor soterrado.
¿Y con la película de Asghar Farhadi qué ha pasado?
Pues fue un desencuentro con su productor. Nos dio mucha pena. Teníamos criterios diferentes. Sabemos lo duro e importante que es una película, y los compañeros de viaje tienen que ser compatibles y no nos entendíamos muy bien, así que antes de que fuera un conflicto real, preferimos apartarnos. Es un proyecto muy bueno, lo veremos con gusto y nos alegramos de que se haya rodado en España, y nosotros le ayudamos en el principio, así que un poco nos veremos en ese proyecto.
Zama representa a Argentina en los Oscar, ¿qué nos pasa en España que hace años que no estamos nominados?
Creo que el sistema español de elección debería revisarse, porque desde el 98 o 99 no se ha hecho. No pongo en cuestión la película de este año, que me gusta muchísimo, pero creo que el sistema hay que revisarlo. Se lo he dicho a todos los directores de la Academia pero no me hacen ni caso. Francia nos ha copiado lo de la terna finalista, pero allí el corte lo hace un comité, porque es muy difícil dejar al voto anónimo la elección. Hay dudas de cuántea gente participa, si sólo lo hace gente con interés directo. Esa es la pregunta, ¿cuántos años llevamos sin pasar el corte? Y cada vez es más difícil, porque este año hay 92 películas, y hay obras buenísimas como The square. La categoría de película extranjera es maravillosa, de las que llegan todos los años a estar nominadas, hay al menos tres obras maestras. Yo, si me llaman, se lo vuelvo a explicar, que a veces me aburro a mí mismo contando por qué el problema está, en parte, en la forma de elegir la película.