Decía la canción de Astrud que había un hombre en España que lo hacía todo. Puede que hablaran de Javier Gutiérrez, que desde que ganara el Goya por La isla mínima no ha dejado de trabajar. Ahora se junta con tres proyectos en la cartera. La película El autor, de Manuel Martín Cuenca y que se estrena este viernes, y las series Estoy vivo-en TVE- y Vergüenza -que llegará la próxima semana a Movistar-. Al actor, que llegó al gran público por Águila Roja, pero que ya había triunfado en teatro gracias a Animalario, no le gusta esa etiqueta, “porque hay muchos compañeros sin la posibilidad de trabajar” y no le gusta “esa sensación horrible” de que acapara todos los trabajos.
Ha encadenado tres proyectos muy seguidos. ¿Elige mucho en lo que se involucra?
Mira, hay muy pocos actores en este país que puedan escoger, y yo no soy uno de ellos. Puedo decir a algo que no, pero ya está. Claro, si te llama Manuel Martín Cuenca, con un guionazo basado en una historia de Javier Cercas, pues es imposible decir que no, como lo era decir que no a una serie que llevaba ocho años en un cajón, que es Vergüenza, dando tumbos por distintas televisiones.
En El autor sale en todas las secuencias de la película.
Es algo que acojona, acojona un poco, porque es un caramelo envenenado. Es un gran personaje y en las mejores manos, pero un personaje que atraviesa toda la película y que contamina a los demás. Me apetecía y asustaba.
Además tiene un par de escenas que incluyen un desnudo muy incómodo y arriesgado.
En estas películas, Karra Eeljalde dice que son como comerse un gran chuletón. Hay que ir trocito a trocito, porque si no, te puedes atragantar, y esta película era un chuletón enorme que me lo iba comiendo día a día, despacito y fiándome en mi intuición, en el trabajo previo al rodaje y en el oficio de director.
La película habla de esa obsesión de los creadores por alcanzar su obra maestra. ¿Existe también esa obsesión en los actores por hacer la actuación perfecta?
Claro... pero cuál es la actuación perfecta, hay tantas formas de convencer y enamorar al espectador... a mí más que la actuación perfecta me vale con ayudar al director a contar la historia y a emocionar y entretener al espectador. Más allá de eso, es que puedes tener la percepción de haber hecho un gran trabajo y no llegar al público.
No sé trabajar desde otro lugar que no sea la verdad y la honestidad. Sea comedia, sea drama, sea televisión, cine o teatro, creo que necesitas de la verdad, es lo único que cuenta
Otro de los temas claves de El autor es la necesidad de llenar la ficción de verdad.
Yo es que no sé trabajar desde otro lugar que no sea la verdad y la honestidad. A veces no das con la tecla o con el camino para llegar a la verdad, pero sea comedia, sea drama, sea televisión, cine o teatro, creo que necesitas de la verdad, es lo único que cuenta.
Su personaje se enfrenta a un momento terrible en una de las primeras escenas, que es que su profesor de narrativa le dice que no vale para escribir. ¿Le ha pasado alguna vez que le hayan dicho que no valía como actor?
Claro, sobre todo al principio, y me plantea dudas, y sé que a día de hoy hay trabajos y directores que creen que no estás a la altura.
¿En algún momento le hizo replantearse que esto no era lo suyo?
No. He peleado mucho en este oficio y he entregado mucho y lo sigo haciendo a día de hoy. Todos nos equivocamos, pero trabajos como este me hacen salir de la zona de confort y no importa tanto el resultado final como el proceso en sí. El resultado está ahí y habrá espectadores a los que les guste y otros no, pero el viaje, lo que he aprendido, eso ya no me lo quita nadie y forma parte de mi bagaje y de mi mochila que usaré en el futuro para siguientes trabajos.
Hay en el filme una crítica a una élite intelectual que mira por encima del hombro. ¿Existe esa élite?
Claro que existe esa élite intelectual y está muy bien que nos riamos de ella. Es sano satirizar todo eso, no creer que lo que hacemos es tan importante. Evidentemente, la cultura, la educación y la sanidad son prioritarias en la sociedad, pero creo que hay demasiado impostor en la cultura, gente que no da la talla y que cree que está llamado a empresas mayores y que puede darnos clases a los demás ciudadanos.
Su personaje idealiza al comienzo a su profesor, haría lo que él dijera, le mira como si fuera un dios, ¿usted tiene ídolos?
Eso pasa con los actores, que tenemos unas herramientas muy poderosas que son la observación y la imaginación, pero somos material muy frágil que necesitamos de asideros, de gente que nos diga: tírate, que yo voy a estar ahí. Y lo veo más como una necesidad, un apoyo a dar ese paso, que como un ídolo o un referente.
Hay directores de cine y de teatro que trabajan desde la tiranía más absoluta y les encanta ese poder y esa fragilidad de la gente con la que trabaja, jugar a ser más dioses
Su personaje se convierte en un dios omnipotente que mueve los hilos de su edificio, una metáfora de cualquier creador.
La figura del escritor sí que juega a ser dios, más que la del director de cine, que está más supeditado a otros departamentos y a más gente. Un escritor no, hace y deshace con su mente, y el papel de dios está más presente.
¿Y hay directores dictadores?
Sí, por supuesto que hay directores de cine y de teatro que trabajan desde la tiranía más absoluta y les encanta ese poder y esa fragilidad de la gente con la que trabaja, para ser más poderoso y jugar a ser más dioses. No te voy a dar nombres, pero los que nos dedicamos a esto les conocemos.
Hablando de ese abuso de poder, ha salido a la luz varios escándalos en el mundo del cine, ¿cree que el acoso se da más en el sector?
Se da en todas las industrias, pero en Hollywood tiene todo un eco mayor y el ruido mediático se multiplica por mucho, pero está a la orden del día y tiene que ver con la educación, con el respeto, con esa capacidad de poder que tienen algunos y que se equivocan y lo usan de forma equivocada.
El cine español esta dejado de la mano de dios, y nos afecta de una forma terrible, ojalá copien algo del modelo francés y de ese respeto a la educación y la cultura
La semana pasada seis películas estuvieron entre las diez más vistas de la taquilla, ¿es de los que cree que el cine español se ha reconciliado con el espectador?
Creo que es cierto, o quiero creer que es cierto. También es que hay una calidad incuestionable, hacemos mejor cine y el espectador tiene menos complejos para comprar una entrada. Ya no está ese subgénero del cine español, que a mí me molestaba mucho, y eso viene de una intoxicación mediática que viene del ‘no a la guerra’, que todavía se arrastra en diferentes medios, pero ya nos hemos quitado ese cartel tan molesto de ‘parece cine español’.
¿Ha cambiado el cine español desde aquel ‘No a la guerra en’ su relación con el publico y las autoridades?
Con el público hemos pasado por diversos momentos, y lo que no ha cambiado es el interés del gobierno de turno en cuanto a cultura y educacion, el cine español esta dejado de la mano de dios, y nos afecta de una forma terrible, ojalá copien algo del modelo francés y de ese respeto a la educación y la cultura.