Han sido décadas de problemas, de caídas y de decepciones, pero el sueño de Terry Gilliam parece que por fin se cumplirá. El hombre que mató a Don Quijote ha ganado la batalla legal que mantenía con su antiguo productor, Paulo Branco, según ha confirmado el director del festival de Cannes, Thierry Frémaux antes de una proyección. Frémaux ha mirado su móvil y lo ha anunciado a los asistentes: “hemos ganado”.
Se acaba así un calvario para el director, que con su película ya acabada se enfrentó a un nuevo problema, el antiguo productor del filme aseguraba poseer los derechos legales de la película y pedía que se prohibiera su proyección como película de clausura.
Las cosas no pintaban bien para Gilliam y los productores españoles de El hombre que mató a Don Quijote, ya que Variety publicaba ayer por la noche que Amazon se retiraba como distribuidor de la película y el propio Branco explicaba a los periodistas en Cannes que era porque sabían que él tenía razón.
El productor portugués había convocado una rueda clandestina en su puesto en la zona reservada a la industria en el certamen para comentar la decisión judicial, una decisión que aseguró que no iba a apelar. Un retraso en la sentencia hizo que Branco se dedicara a comentar lo ocurrido hasta el momento y a airear un email mandado al productor español, Gerardo Herrero, en el que se explicaba la decisión de Amazon de salir del filme.
El productor ha dicho que siempre estuvo “disponible para alcanzar un acuerdo sobre la distribución de la película, pero fueron ellos los que no quisieron, nunca se sentaron conmigo, todo lo que han dicho son fake news, todavía estoy abierto a ello paras evitar que esta película se quede en el olvido”.
La peor parte de sis declaraciones se las ha llevado el Festival de Cannes y su director, al que ha acusado de “contaminar” la decisión judicial con su anuncio de que sería el filme de clausura antes de saber si iba a poder proyectarse. También le ha calificado de “marioneta” y dejado caer que podría pedir daños y prejuicios porque él invirtió 800.000 euros en la película.
La seguridad de Branco se caería poco después, cuando Frémaux anunció desde la Sala Debussy que él, Gerardo Herrero y Terry Gilliam ganaban este primer asalto y se aseguraban que Cannes tenía su clausura soñada.