"Brillante, cultivada y divertida" pero también "maliciosa, insoportable y perturbadora". Así ve la actriz francesa Melanie Thierry a la escritora Marguerite Duras, a quien da vida en la adaptación de su novela autobiográfica "El dolor", que llega el próximo viernes a los cines españoles. "Todo el mundo está subyugado por su obra, pero al mismo tiempo hay aspectos de su personalidad que podían ser irritantes y hasta detestables", ha señalado en una entrevista con Efe la actriz, conocida en España por su papel en "Un día perfecto" de Fernando León de Aranoa.
El título original de la película, dirigida por Emmanuel Finkiel y presentada en el pasado Festival de San Sebastián, era "El dolor", como la novela de Duras, pero de cara a su estreno en España se ha traducido "Marguerite Duras: París 1944". En esa ciudad y en ese fatídico año la Gestapo detuvo al escritor Robert Antelme, marido de Duras y su compañero en la Resistencia, que fue deportado y enviado a un campo de concentración.
En una atmósfera fantasmagórica y llena de silencios, una voz en "off" narra la angustia de la tensa espera, la falta de información y los arriesgados movimientos de la escritora, que entabla una ambigua relación con el policía que arrestó a su marido (Benoît Magimel), en un principio para tratar de que interceda por él. Al mismo tiempo, Duras compartía sus inquietudes con Dionys Mascolo (Benjamin Biolay), su amante y también compañero de la Resistencia.
"Atraía mucho a los hombres, y a ella también le gustaban mucho los hombres", subraya la actriz, que destaca la enorme libertad que la escritora se concedió a sí misma, algo "raro" en esa época. Thierry debutó en el cine en 1998 en la adaptación de "La leyenda del pianista del océano", dirigida por Giuseppe Tornatore, y se dio a conocer internacionalmente en filmes como "Babylon", de Mathieu Kassovitz, junto a Vin Diesel, o "Teorema Zero", de Terry Gilliam.
Su primer contacto con Duras lo tuvo de adolescente, cuando leyó por primera vez "El amante", la novela con la que Duras obtuvo el Premio Goncourt y que fue llevada al cine por Jean Jacques Annaud. "Marguerite Duras es alguien ineludible en Francia, aunque extrañamente no se estudia en los colegios", afirma. "Me gusta cómo plasma su propia vida en su obra, una vida apasionante, desde su infancia en Indochina a su experiencia en la Francia ocupada y liberada".
"La libertad que se permite en el amor -prosigue-, la pasión, su coraje para existir como escritora y después como cineasta, ya que dirigió una veintena de películas; por todo ello, siento una enorme admiración hacia ella y también ternura". Thierry considera que Duras fue una avanzada a su tiempo y que por eso su prolífica obra -40 novelas y una docena de piezas de teatro- sigue siendo actual, no ha perdido vigencia. El peso de la película de Finkiel recae en gran parte sobre el rostro de la actriz desde el primer minuto. En ocasiones se desdobla en dos en la pantalla, con un efecto fantasmagórico.
"Cuando vives algo muy doloroso o tienes una explosión de ira, sucede que tienes la impresión de verte a ti mismo llorando o con cólera. Eso es lo que trataba de transmitir el director con ese desdoblamiento", explica. Ganadora del premio César a la mejor actriz revelación en 2010, Thierry admite que, después de trabajar con Fernando León de Aranoa en "Un día perfecto", le han quedado ganas de repetir con un director español, aunque su sueño sea difícilmente realizable. "Lamento que Buñuel esté muerto", concluye.