El cine español necesitaba una revolución. Los datos eran alarmantes. Las mujeres ya llenaban las aulas de las escuelas como la ECAM o la ESCAC, pero luego tenían muy difícil producir su primer filme. Mucho más rodar una segunda. Se evidenciaba una situación de desigualdad que había que atajar. A falta de que desde las autoridades se pongan medidas para acelerar todo, como obligar a la paridad a las televisiones que producen filmes, estos dos últimos años se ha vivido la eclosión de una generación de directoras que tienen muchas en común.
La mayoría de ellas se conocen, se apoyan, se mueven en los mismos circuitos. Les gusta el mismo tipo de cine, alejado de las fórmulas más comerciales, y encima están copando los premios más importantes y son las únicas que están visitando festivales internacionales. La revolución del cine español llega de Cataluña, ya que de allí son este plantel de mujeres que tienen mucho que hablar y que marcarán la agenda de los próximos cursos.
Elena Trapé
La directora estrena este viernes su segundo filme, Las distancias. Ella ha roto la maldición de las segundas películas para las mujeres, y lo ha hecho a lo grande, ya que fue la gran triunfadora del Festival de Cine de Málaga, donde se llevó la Biznaga de Oro a la Mejor película, y también la de Mejor dirección.
Trapé fue descubierta con su ópera prima Blog, y desde entonces han pasado ya cinco años en los que se esperaba con ganas su regreso para ver de lo que era capaz. Ahora presenta un gran retrato generacional sobre unos treintañeros que han visto cómo todo lo que se les prometió era mentira. Formada en la ESCAC es uno de los talentos a tener en cuenta y una de las mejores películas españolas de lo que va de año.
Carla Simón
Hace un año y medio nadie había oído hablar de Carla Simón, pero tras su paso por la Berlinale y el Festival de Málaga su nombre empezó a sonar. La crítica se había rendido ante una pequeña joya, de esas que llegan cada bastantes años, que se llamaba Verano 1993. Con ella ha viajado por todo el mundo, enamorado al público y ganado un Goya a la Mejor directora revelación.
No sólo en España ha dado el pelotazo. Simón fue reconocida en Cannes con el premio Woman in Motion a la mejor directora joven de todo el mundo, por lo que es de esperar que su ansiada segunda película pueda llegar a los festivales internacionales más prestigiosos. Simón es de las pocas que no se formó en la ESCAC, pero aún así compartió círculos con casi todas ellas, algo que siempre ha definido como fundamental para su formación.
Elena Martín
En 2016 llegaba a las salas una película muy pequeña, dirigida por cuatro jóvenes que no llegaban a los 30 años y que habían logrado que su trabajo fin de carrera de la Pompeu Fabra de Barcelona, se estrenara en cines. Las amigas de Ágata era el relato sincero del paso del colegio a la universidad, y contaba con un descubrimiento entre sus actrices, la protagonista Elena Martín, que un año después estrenaba con éxito en Málaga -descubridor del talento femenino catalán- y en salas su ópera prima, Julia Ist.
Martín contaba el lado oscuro de las becas Erasmus, ese viaje en el que casi todo el mundo se lo pasa en grande, pero unos cuantos se dan cuenta de que han sido unos niños de papá que ahora se enfrentan a lo bueno y lo malo de la soledad. Una aproximación diferente que mostraba las buenas maneras de la realizadora.
Meritxel Colell
De nuevo el Festival de Berlín descubría un talento español. Otra vez era una mujer, y otra vez era catalana. Meritxel Colell presentaba este año Con el viento, personalísima película sobre la vuelta al pueblo de una joven a la que da vida Elena Martín, directora de Julia Ist. El círculo se cierra, y las sinergias entre ellas son tan grandes que muchas hasta han compartido a la misma montadora, Ana Pfaff, figura fundamental del cine de autor de los últimos cursos en España.
Laura Ferrés
El mundo del corto también ha vivido su momento de esplendor el año pasado gracias a Laura Ferrés, que ganó el premio Discovery al Mejor cortometraje en Cannes con Los deshereados. Esta graduada en dirección por la ESCAC se basó en su experiencia personal y la de su familia frente a la crisis económica (su padre se interpreta a sí mismo), en un trabajo que juega con los límites de realidad y ficción y que también se llevo el Goya al Mejor corto documental.