Hay pocos rostros en el cine que muestren también el dolor de una madre como lo hace el de Penélope Cruz. Sus rasgos, que parecen esculpidos para imitar a la mejor Anna Magnani del neorrealismo italiano, consiguen expresar la rabia y la impotencia de personajes que son capaces de todo por defender a sus hijos. Lo hizo en Volver, después en Ma Ma, y ahora en Todos lo saben, el filme español dirigido por el iraní Asghar Farhadi y que inauguró el pasado Festival de Cannes, algo que sólo una película de nuestra industria había logrado antes.
En la película, Cruz da vida a una madre que vuela junto a su hija desde Argentina, donde viven, al pueblo donde se crió para acudir a la boda de su hermana (Inma Cuesta). Allí se encontrará con un antiguo amor (Javier Bardem), antes de que alguien secuestre a la joven y descubra todos los secretos enconados en la familia durante años.
Un personaje que lleva a la actriz a lucirse, y que incluso la llevó a pasar una crisis de ansiedad en una escena del filme en la que tuvieron que atenderla los servicios médicos. Cruz reconoce que no fue fácil este personaje que le requirió “mucha concentración y poder soltarlo al final del día para afrontar la jornada siguiente y tirarme a la piscina”. “Yo no me llevo los personajes a casa, y menos uno así, pero siempre te afectan algo o mucho, porque tu cuerpo pasa por un nivel de estrés muy bestia y eso pasa factura. Te despierta también compasión y agradecimiento por lo que tienes en tu vida, y eso para mí era la fuerza y el motor para darle verdad al personaje”, ha contado durante la jornada de presentación de la película.
Tal fue la implicación de la película que Penélope Cruz soñaba todas las noches con el director iraní. “Soñaba con Asghar todos los días, llegaba al set y decía ‘otra vez’. Mira que le quiero y es adorable pero que al menos me dejara ocho horas de descanso, que saliera de mi cabeza… pero durante muchos meses me pasaba todas las noches”, ha contado bromeando. Elena, se une a la lista de personajes duros que le han marcado, como el de la enferma de cáncer en Ma Ma. A ambos los describe como “un privilegio” que la han llevado por “procesos difíciles”.
“Hay mucha adrenalina en nuestro trabajo. Yo no podría hacer ahora mismo estos dos personajes seguidos, mi sistema no lo resistiría, menosmal que ha habido tiempo entre uno y otro. Gracias a dios que los he separado porque no podría hacerlo de otra manera, quizás con 20 años, que tenía otro ritmo... pero ahora no”, apunta con seguridad.
Guiones sin machismo
Penélope Cruz contaba hace poco en una entrevista en EEUU que a sus hijos les educaba en igualdad, y que incluso cambiaba el final de los cuentos que consideraba machista. Su compromiso lo lleva también al cine y a los proyectos donde trabaja. Tanto en Loving Pablo como en Todos lo saben, ella y Javier Bardem cobraron la misma cantidad.
Yo cuando empecé era muy jovencita, tenía 16 o 17 años, y al principio, si notaba algo así, tampoco me atrevía a decirlo como me atrevo ahora
A los guiones también les exige que no perpetúen estereotipos machistas, y reconoce que cuando empezó en la industria esto era impensable, pero que ahora es un deber de las actrices. “Yo cuando empecé era muy jovencita, tenía 16 o 17 años, y al principio, si notaba algo así, tampoco me atrevía a decirlo como me atrevo ahora, pero es normal. Era una niña y pensaba: ‘¿será esto normal?’. Pero es que eso te va minando, aunque sean cosas pequeñitas, y terminas hablando y no te puedes callar cuando detectas algo así en un guion, y también en la vida. Es nuestra responsabilidad que cuando vemos algo así tenemos que decirlo y luchar para que no sea así”, dice contundente preguntada por EL ESPAÑOL.
Un iraní en España
El proyecto de Todos lo saben comienza hace cinco años. Asghar Farhadi llamó a Penélope Cruz para contarle un proyecto que en este trayecto ha cambiado mucho. Tanto en la trama como en su financiación, ya que originariamente tenía a los hermanos Almodóvar como productores. El director escribió pensando en la actriz y en Javier Bardem como protagonistas de estahistoria que tenía claro que quería ambientar en España, un país que conocía poco, así que hizo el petate y se vino a vivir aquí.
“Lo que más valoro de Asghar es su humildad. Él, para hacer una película española, en la que no creo que haya ningún cliché, ha dedicado cinco años e incluso se ha mudado a nuestro país y ha conseguido hasta entender bastante el idioma y hace preguntas y se ha empapado de nuestra cultura. Lo ha vivido desde aquí, eso tiene mucho mérito”, valora Cruz del director con el que espera repetir en el futuro. El director, que no conocía del todo el idioma, les hizo ensayar y les corregía por la sonoridad de sus frases. Además, todos los días les daba algún contenido para motivarles en sus escenas: “Podía ser un poema, una canción o una anécdota que él vivió de pequeño… era realmente inspirador”.
Sólo así se logra que un reparto en el que también están Bárbara Lennie, Eduard Fernández, Ricardo Darín, Inma Cuesta o Elvira Mínguez, brille tanto y que un Festival como Cannes prefiera a nuestros actores a las estrellas Hollywoodienses para llenar su alfombra roja.
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