A Ryan Gosling le acusan siempre de hacer el mismo tipo de personajes. Hombres serios, taciturnos y de pocas palabras. Después de verle en las distancias cortas uno lo entiende todo, porque Gosling es un hombre serio, taciturno y de pocas palabras. Tan educado y directo que ventila la que uno piensa que es la mejor de las preguntas en una respuesta de cinco segundos.
Lo que también es innegable es un magnetismo y una fotogenia que arrasa con todo aunque vista un jersey imposible y un colgante noventero. Gosling ha llegado a San Sebastián como la estrella que es para presentar en la sección Perlas su segundo filme junto a Damien Chazelle, First Man, el primer hombre. Se trata de la historia de Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la luna.
Para Chazelle, Armstrong sirve para trazar su filme más convencional, y también para consagrarse como un virtuoso -las escenas dentro de la nave son espectaculares- y ahondar en su obsesión por los sacrificios necesarios para alcanzar cualquier cima, especialmente la profesional. Los apuntes más interesantes de su primera película después del fenómeno La La Land, son los que apuntan a esa cara oculta de la carrera espacial, una obsesión de EEUU por llegar el primero que supuso un despilfarro y hasta muertes, por eso Gosling defiende que First Man va más allá de una radiografía del precio del éxito.
“Este filme es más que eso. Chazelle estaba interesado en la dinámica entre Janet y Neil, y sobre todo en la cantidad de sacrificio y dolor que había en esas misiones. Entender qué había más allá de las sonrisas de las fotografías. La misión a la luna fue un éxito, pero fue una victoria que costó mucho. Cientos de miles de personas lo hicieron posible, y supuso un enorme sacrificio de vidas y de dinero. Hay muchas cosas que no conocemos y espero que la gente lo entienda y aprenda esas cosas”, ha contado Gosling a EL ESPAÑOL.
Para el actor no ha sido fácil meterle mano a un icono de la historia de EEUU, tampoco le ha supuesto presión ser canadiense. Para él su única preocupación era mostrar en su totalidad la profundidad del personaje. Para eso tuve compañeros de viaje de excepción: “Nunca he tenido tanta ayuda en una película, su hermana, la gente de la NASA, sus amigos, es algo que no podía haber hecho sólo, pero tuve toda esta ayuda y la buena voluntad de que estábamos haciéndolo bien. A pesar de ello era una responsabilidad”.
Gosling define First Man, el primer hombre, como una película “realista” que quiere contar la misión lunar como realmente fue para que el espectador viva “una experiencia y ver cosas que no sabía y pueda sentir la experiencia que no se suele contar”. “Creo que contamos lo peligrosas que eran las misiones espaciales entones, y que ese es uno de los motivos principales de hacer esta película, contar lo peligroso que era, y que la gente sacrificaba hasta sus vidas para conseguir un logro que parecía imposible”, ha dicho el actor.
Su compañera de reparto es Claire Foy, que saltó a la fama gracias a su papel de reina Isabel II de Inglaterra en la serie The Crown y que da vida a su primera mujer, Janet, que falleció este año y a la que se lamenta de no haber podido conocer. Foy, que se está llevando grandes halagos por su interpretación de mujer sufrida capaz de cantar las cuarenta a la NASA, cree que "Janet no era una mujer convencional de la época", y que las mujeres de los astronautas forman parte de la historia porque "todas tenían su propio universo interior independientemente de lo que hicieran sus maridos".