Barrio Sésamo robó el corazón de críos de varias generaciones. Espinete, Caponata, don Pimpón y compañía se convirtieron en los ídolos de los chavales. Aunque ellos fueron lo más recordado del programa infantil, a su lado también había una serie de niños actores que se ponían serios actuando junto a monigotes de gomaespuma y daban lecciones educativas a los espectadores.
Entre ellas se encontraba Ruth Gabriel (San Fernando, Cádiz, 1975), la afable Ruth y uno de los personajes de carne y hueso más carismático. Entonces era una niña que se hacía llamar Ruth Abellán, con padre actor y madre escritora, que quería triunfar en el mundo de la interpretación. El programa infantil fue su carta de presentación, aunque con cinco años ya había debutado en la serie La cometa blanca junto a su padre.
Al acabar Barrio Sésamo, con sólo 11 años, podría haber sido una de tantas niñas prodigio del audiovisual español, pero frenó durante varios años, desapareciendo del mapa hasta que regresó por todo lo alto. Lo haría con 9 años después con Días contados, la adaptación de la novela de Juan Madrid que dirigió Imanol Uribe y que contaba la relación de amor entre un terrorista (Carmelo Gómez), y una prostituta, una Ruth Gabriel que conseguía su primer protagonista en cine con un papel que era un bombón para cualquier intérprete, y rodeada de uno de los mejores repartos del cine español de las últimas décadas (Javier Bardem, Pepón Nieto, Candela Peña y Elvira Mínguez entre otros).
La película fue un fenómeno, y ella estaba perfecta en un papel complejo y duro que tenía que dar la réplica a un Carmelo Gómez en su mejor momento y que ya despuntaba. Días contados ganó la Concha de Oro en el Festival de Cine de San Sebastián y la de plata al Mejor actor para Bardem por este papel y el de El detective y la muerte. En los Goya Gabriel hizo historia con su doblete de nominaciones por el mismo papel, ya que optó al premio como mejor actriz, y como mejor actriz revelación, una categoría recién creada en la que se enfrentaba a Candela Peña y Elvira Mínguez, compañeras en su misma película. Gabriel se llevó este premio, se colocó en el foco de la industria y se convirtió en esa gran promesa que nuestro cine siempre busca.
Sus decisiones después del Goya la fueron apartando de la primera línea, y aunque lo intentó en el mercado europeo con filmes como A tres Bandas o Señales de fuego, ninguna funcionaba en taquilla y estaban a la altura de su increíble debut. En España tampoco ayudó su participación en obras como Felicidades, Tovarich o 99,9.
Fue la televisión y el teatro los que vivieron sus mejores papeles y la mantuvieron visible al público. En tele participó en series emblemáticas como Querido maestro o El comisario; mientras que en las tablas mantuvo una carrera constante aunque fuera de las grandes funciones del año. También lo intentó con la poesía, como su madre, y publicó un par de libros.
La verdad es que Ruth Gabriel nunca se ha ido, siempre ha seguido trabajando, pero nunca con la visibilidad y la repercusión que tuvo en los 90, cuando parecía que se iba a comer el mundo. Ha tenido participaciones esporádicas en series como Bandolera en 2011, Olmos y Robles en 2015 o Centro médico el año pasado. Fue precisamente en 2017 cuando encontró otro papel en cine, en el filme bélico español Zona Hostil, que pasó sin pena ni gloria por la cartelera española. Ahora prepara Los asesinatos de Goya, donde da vida a la presidenta de la Comunidad de Madrid.
Zona Hostil era un proyecto de Latido, la empresa que dirige su marido, Antonio Saura, hijo del mítico Carlos Saura y activo productor del cine español y uno de los miembros más visibles de la academia de cine europeo. Gabriel también ha dado sus primeros pasos como productora, y en los últimos años ha participado en esta labor en el documental Jerez y el misterio del palo cortado (2015) y el año pasado en el cortometraje La lección. Ruth Gabriel no tuvo los pasos contados, siguió dándolos, y desde aquel emblemático papel ha trabajado, aunque lejos de la repercusión que tuvo gracias a uno de los filmes más valientes de nuestro cine.