Si alguien todavía no ha entendido el significado de la palabra ‘sororidad’ a pesar de la revolución vivida en 2018, debería pasar un rato con Arantxa Echevarría, Celia Rico y Andrea Jaurrieta. Todas mujeres, todas directoras de cine, todas nominadas al mismo premio Goya y todas apoyándose desde que sus películas salieron del horno y se enfrentaron al difícil reto de la taquilla.
Por primera vez en la historia tres mujeres son candidatas a la Mejor dirección novel. Son las tres mosqueteras de nuestro cine, tres jabatas que han luchado contra viento y marea para levantar tres historias personales y únicas, alejadas de los criterios comerciales que marcan la producción cada año. Llevan meses juntas, compartiendo eventos, premios y tiempo, y se nota que están disfrutando de una aventura que acabará el próximo sábado en la ceremonia que tendrá lugar en Sevilla. “Nos ha costado tanto levantar estos proyectos que… joder, qué guay que estemos aquí tres tías”, dice Jaurrieta, realizadora de Ana de Día en el encuentro que tuvieron en la Sala Equis con EL ESPAÑOL.
El futuro del cine español tiene su nombre, y ahora les queda romper la estadística, la dichosa estadística que dice que las mujeres en nuestra industria dirigen una primera película, pero les cuesta mucho llegar a una segunda o una tercera obra. Quizás por ello no hay ninguna directora nominada en la categoría de Mejor dirección (a secas, sin la etiqueta de novel). “Es que queda tela. Esto es la puntita del iceberg. Hemos hecho un caminito, al que nos ha ayudado Paula Ortiz, Isabel Coixet, Gracia Querejeta, Chus Gutiérrez… pero hay que hacer la autopista, y todavía vamos por un camino de piedras en burro. Es el comienzo, y esto no se va a parar”, dice con su habitual rotundidad Echevarría, directora de Carmen y Lola.
La completa Celia Rico -autora de Viaje al cuarto de una madre-, que subraya lo importante es que puedan tener esa continuidad, porque “eso será el cambio real y no sólo apoyar las primeras películas”. Para Andrea Jaurrieta es “inconcebible que en 2019 esto sea rompedor”, y prefiere no mencionar el presupuesto que todas han tenido para sus obras, porque “fliparía la industria”. “No se puede continuar así, sin buenos presupuestos. Eso hay que lucharlo. No podemos toda la vida rodar con cuatro duros y al margen, eso es inviable”.
Para ello tendría que cambiar el estado actual de una industria en la que el peso lo tienen las cadenas privadas, que sólo producen grandes blockbusters (o lo intentan) y que en los últimos años pocas veces han confiado en mujeres para ellos. La directora de Carmen y Lola sabe que su papel para “crear ese importante ese tejido industrial” es necesario, y que sabe que si uno de sus proyectos llega a Telecinco o Antena 3 lo rechazarán, y por ello pide apoyo a TVE y el ICAA, para levantar historias como las suyas.
Esto es la puntita del iceberg. Hemos hecho un caminito, al que nos ha ayudado Paula Ortiz, Isabel Coixet… pero hay que hacer la autopista, y todavía vamos por un camino de piedras en burro
Una dualidad, que para Jaurrieta “no debería ser asó” y que cree que ha provocado una “polarización” entre lo grande y lo independiente, lo “hecho al margen y con poco dinero”. Eso ha hecho desaparecer el “cine intermedio, de autor, pero narrativo y para un gran público”. “Hay que apoyar ese cine”, zanja con seguridad. Para Celia Rico algo ha cambiado, y es que se ha demostrado que esa desconfianza hacia el cine ‘pequeño’ no es justo, y que “si son universales y apelan a emociones llegan al público, creo que si las cadenas comprueban eso, todo cambiará”.
Cuotas y paridad
En 2018 la revolución feminista también ha apuntado al cine español, que ha visto cómo por fin se consolidaba el cambio en la ley para favorecer la presencia de mujeres en cargos de responsabilidad dentro de las películas. Las ayudas generales darán puntos específicos a aquellas que lo cumplan, algo que Arantxa confirma que ya les ha afectado a ellas, y por lo que apuesta por una “ley de paridad necesaria, que se mantenga hasta que deje de haber muestras de cine de mujeres, que el cine no tenga sexo”.
Los festivales femeninos es algo que siempre ha sorprendido mucho a Jaurrieta, cuyo filme no tuvo ni la ayuda del ministerio ni la de una televisión, lo que recuerda entre risas y calificándose como una “punki”. “Un director de cine en un tren me dijo que por quéno probaba con la película en el ‘circuito de mujeres’, y yo le dije que no, que por qué me quería relegar, que había muchos festivales mixtos, que por qué tenía que ser un reducto… yo no quiero eso, no hay festivales de hombres, quiero igualdad plena”.
Ahora falta cerrar esta etapa, la del éxito de su ópera prima, y empezar otra que da mucho “vértigo”, la de empezar a escribir. “Hay que tomar distancia, cerrar procesos y tomar conciencia. Yo escribí la primera sin saber si se iba a hacer y disfruté el proceso, pero ahora escribes con el objetivo de hacer otra película”, dice Celia Rico, a lo que Andrea Jaurrieta añade que en esta ella se pone “más presión” al pensar que puede no interesar a nadie.
Ella tiene claro que esta segunda tiene que hacerse con una estructura más grande. Se acabó el crowdfunding y ese esfuerzo “titánico” con el que “no se mantienen una industria”. Aunque Arantxa Echevarría lo comparte, ella se plantea “hacerla igual”, porque el control que ha tenido como productora ha sido “brutal”, y al ver la experiencia de otros compañeros que no han tenido tanta libertad no descarta repetir.
Lo que tienen claro es que, escriban lo que escriban, será algo personal, diferente. Lasmismas historias que las han llevado a hacer historia en los Goya y con las que se han abierto en canal para enseñarse al mundo “y hablar de nuestras entrañitas”. El futuro es suyo.