Muñecos rotos de los Oscar: los ganadores de los que nadie se acuerda
Ganar el premio de la Academia suele ser el empujón definitivo para todos los actores, pero no siempre es así y alguno sale del radar.
23 febrero, 2019 01:25Noticias relacionadas
Ganar un Oscar es el sueño de cualquier actor. La cima del reconocimiento profesional, un premio dado por Hollywood, la industria cinematográfica más potente e importante del mundo. Uno piensa que cuando gana el Oscar tendrá trabajo asegurado todala vida, y es verdad que ganarlo es un empujón muy importante para los actores, pero hay que saber elegir bien cada papel, porque muchos intérpretes que ganaron el Oscar acabaron en subproductos.
Uno de los casos más recientes es el de Jean Dujardin, todo encanto en The artist, por la que ganó el Oscar pero perdió el Cesar francés. Que un actor extranjero se lleve un premio como este suele ser sinónimo de éxito. Sólo hay que ver a Penélope Cruz o Javier Bardem. En el caso de Dujardin había dos inconvenientes: no sabía inglés (ni ha intentado aprenderlo) y un registro tan ligado a la comedia que era imposible sacarlo de ahí.
Por eso su presencia en Hollywood después del Oscar se ha limitado a dos pequeñísimas apariciones en El lobo de Wall Street y The Monuments Men, en ambas haciendo de personaje francés. En su país es toda una estrella, aunque tampoco se ha prodigado en exceso. Tras The artist no ha ganado ningún premio ni ha estado en algo que no sea una comedia popular.
No fue un caso tan radical, pero sí que es extraño el destino que ha seguido la carrera de Adrien Brody, que en 2003 ganaba el Oscar al Mejor actor por su memorable interpretación en El pianista, de Roman Polanski. Tras el premio unos cuantos papeles en grandes producciones, incluido el King Kong de Peter Jackson y luego una caída a los infiernos que comenzó con ese proyecto español maldito llamado Manolete. El biopic del torero lo encadenó con Cadillac Records, Splice y Giallo. Ahora alterna sus papeles para su amigo Wes Anderson con producciones de medio pelo.
El que resume perfectamente el espíritu del actor que gana un Oscar y piensa que se va a comer el mundo y luego no se come un colín es Cuba Gooding Jr, uno de los premios más discutidos de las últimas décadas. Ganó el de Actor secundario por Jerry Maguire y ese momento mítico de ‘Enséñame el dinero’. Luego estuvo en algún intento de superproducción como Pearl Harbor, pero pronto terminó arrastrándose y sobreactuando por comedias cutres como Boat Trip o en intentos forzados de explotar su lado dramático como Me llaman radio.
Tras estar en filmes que nadie conoce como La tumba del diablo, Enchufado a la red o Marcados para morir, recibió una llamada que le ha sacado del atolladero. La de Ryan Murphy, el showrunner de series como Glee que le rescató con éxito para American Crime Story: el pueblo contra O.J. Simpson para dar vida al protagonista y las últimas temporadas de American Horror Story.
Entre las mujeres uno de los casos más llamativos es el de Mira Sorvino, uno de esos descubrimientos maravillosos de Woody Allen. Su prostituta de Poderosa Afrodita conquistó a todos y se llevó e Oscar a la Mejor actriz secundaria. Un año después estaría en la generacional Beautiful Girls y en 1997 en esa comedia incomprendida llamada Romy y Michelle. Un año después estaría en uno de sus últimos papeles de altura, el debut cinematográfico de Paul Auster, Lulu on the bridge.
El año pasado supimos que la carrera de Mira Sorvino se encontró con un obstáculo mayor a la mala suerte: Harvey Weinstein. Ella fue una de esas intérpretes a las que el productor machacó por no haber cedido a sus presiones. Directores como Peter Jackson contaban que Weinstein vetaba a Sorvino de todas sus producciones, algo que comentaba la actriz en una entrevista en la que contaba entre lágrimas todo lo sufrido en aquella época: "Pensaba que a lo mejor había sido mi culpa, o que quizás había tenido demasiados hijos. Pensaba que a lo mejor no estaba destinada a que mi carrera continuase en el mismo nivel”.
El de Sorvino es uno de los casos más duros, pero también está el de Marlee Matlin, primera mujer sordomuda en ganar un Oscar por Hijos de un dios menor en 1987. Hollywood mostraba después que no era una industria inclusiva al no encontrar papeles para Matlin, que acabó deambulando por telefilmes de sobremesa hasta que encontró su hueco en series como El ala oeste de la Casa Blanca o Mujeres desesperadas. Habrá que ver si los ganadores de este año se unen a esta lista o consiguen mantener o despegar su carrera tras ganar su ansiado Oscar.