Bonnie y Clyde eran dos delincuentes, dos pistoleros que mataron sin piedad. El cine y la prensa idealizaron su figura, la de dos enamorados que huían y representaban a todos los abandonados de un sistema. Su muerte, tiroteados dentro de su coche en 1934 eran perfecta para la construcción de un mito, la de unos Robin Hoods modernos y enamorados que representaban la rebeldía y el inconformismo.
Cada historia tiene, al menos, otro punto de vista, y en este caso nunca se había contado. La de los encargados de darles caza, los dos pistoleros que tenían la misión de encontrarles y acabar con ellos. Mimbres para un filme con toques de buddy movie como el que ha dirigido John Lee Hancock para Netflix y que tiene a Woddy Harrelson y Kevin Costner como pareja protagonista. Costner estuvo en Madrid para promocionar Emboscada final y defender a su personaje, Frank Hamer, frente a las versiones idealizadas del filme.
El propio actor contaba a los periodistas que su familia también era de la misma zona, y también fueron golpeados por la crisis económica, pero nunca robaron ni asesinaron, y que a pesar de ello Bonnie y Clyde fueron convertidos en héroes. “Lo que hacían no era glamouroso. La película no mostraba cómo quedaban los hijos de los policías que mataban cuando no volvían a casa. La violencia tiene consecuencias y además acabaron con la reputación de Frank Hamer. Cuando su mujer vio la película demandó a Warner Brothers por difamación, y llegaron a un acuerdo, pero han tenido que pasar décadas para que se cuente esta versión”, dijo Kevin Costner.
Esa romantización del villano cree que tiene que ver con la fama, y cómo la gente excusa sus comportamientos por ser una celebridad y los villanos siempre son más interesantes a nivel narrativo. “Los héroes de verdad son tímidos y callados, nunca escuchamos sus historias en la vida real. A veces son aburridos, y las historias de bandidos tienen más color, los malos son fáciles de contar, pero las personas heroicas como Frank, de esos casi no se habla”, cuenta sobre un guion en el que vio la oportunidad de contar la cara B de un suceso mítico de la historia de EEUU.
A Kevin Costner se le notan las tablas, y antes de ser preguntado por el asunto de las armas saca él la conversación mientras cuenta que le encantaría hacer una película sobre Michael Collins… “La gente de Europa siempre se queda fascinadas por el tema de las armas y esa mierda, pero es que hemos crecido con ellas. De hecho, todas las fronteras de Europa se crearon con sangre, todos los países. ¡Y quiénes fueron más audaces que los españoles que dominaron el mundo! Nos hemos criado en sangre, y no nos recuperamos de eso, tenemos que recordarlo y tenemos que contar la historia de forma honesta”, opina antes de posicionarse a favor de las armas.
Todas las fronteras de Europa se crearon con sangre, todos los países. ¡Y quiénes fueron más audaces que los españoles que dominaron el mundo!
“Las normas tienen que ser más estrictas… Yo tengo armas. Para mí, como hombre… no se puede discutir con los anti armas, intento no hacerlo, pero déjame contarte lo que significan para mí, cómo cuando era pequeño mi padre me dio una, la misma que antes su padre le había dado a él. Y cuando me la puse en la mejilla sentí la misma sensación que debe tener una mujer cuando se pone un collar que le ha regalado su madre y se lo ha pasado a su hija. No son para matar, sino por la experiencia de estar con ellas y con mis hijos. Nunca les obligaré a que las usen, ni a que les guste, igual que tampoco les obligo a hacer deporte. Para mí no hay debate, tiene que haber leyes más estrictas, que no se vendan armas automáticas, pero por alguna razón no se hace, nos seguimos agarrando a los argumentos políticos y los miedos, y los políticos no tienen lo que hay que tener para hacerlo”, zanjó.
No le molesta hacerse mayor, al revés, dice que disfruta enseñando a sus hijos, y que ahora tiene más perspectiva de su carrera y de lo que es importante. Atrás queda aquel chaval que pensaba que sus actuaciones sólo se veían en EEUU y descubrió un mundo gracias al cine. “Pensaba que las películas solo se hacían para los americanos hasta que fue al festival de Venecia, donde estaba Silverado en Sección Oficial, y una persona de la organización me sacó de la alfombra roja para llevarme al final de una proyección de Fandango – la película de Kevin Reynolds que fue un fracaso en EEUU- y la sala estaba llena de gente de todo tupo que aplaudieron como locos. Allí vi que una película que habían masacrado en mi país había triunfado en Italia, y eso me cambió, me di cuenta de que jamás haría una película sin tener en cuenta que iba a viajar por todo el mundo”.
En lo que se muestra pesimista es en el estado actual de Hollywood, que según Kevin Costner es el mismo que siempre: “No ha cambiado nada realmente, sólo persiguen el dinero, y persiguen decisiones que no tienen que ver con el arte, sino que son una nueva forma de ganar dinero. Siempre ha sido igual, El negocio cambia constantemente en términos de que te valoran más o menos como actor, pero yo no dejo que eso me pase, no me dejo valorar por ellos y hago mis propias cosas, siempre he intentado hacerlas”. En eso sigue, ya que adelanta que está levantando un proyecto de western con papeles femeninos.