Uno de los momentos más espectaculares y emocionantes de Juego de Tronos se vivió al final de la quinta temporada. Daenerys, acorralada por sus enemigos, lucía sus dragones en la Fosa de Daznak de Meereen y por primera vez montaba en los lomos de Drogon. Un punto de inflexión en la serie y una de las escenas más espectaculares y vibrantes de la ficción de HBO.
Aquel escenario era real, no era obra de los maestros de los efectos especiales, y se encontraba en España, exactamente en la plaza de toros de Osuna. Fue la primera vez que Juego de Tronos venía a España. No sería la última. Los espectaculares decorados naturales, el clima y las condiciones que ofrecía nuestro país lo convirtieron en uno de los platós fundamentales desde aquella temporada hasta estos últimos seis episodios que se estrenarán el próximo domingo.
El Alcázar de Sevilla convertido en Dorne, las Bárdenas Reales como el Mar Dothraki, una Girina reconvertida en desembarco del Rey y Braavos y la joya de la corona de la anterior temporada, ese San Juan de Gaztelugatxe que se convirtió en Rocadragón para acoger el primer encuentro entre Daenerys y Jon Snow. España ha aprovechado el altísimo nivel de producción de Juego de Tronos y ha sacado un excelente rédito económico, no sólo de los rodajes, sino también de la propaganda internacional que supone que la serie de moda se ruede en tu lugar, lo que provoca un aumento exponencial del turismo.
Sólo aquella primera llegada de la megaproducción a Osuna y Sevilla se tradujo en un empujón para la hostelería de ambas ciudades. La Andalucía Film Commission estima que “durante los días previos al rodaje, con la llegada del equipo técnico, y durante la filmación hubo 12.000 pernoctaciones en distintos hoteles, lo que propició la contratación de alrededor de 140 personas”, como informa en su Memoria de Actividad y Rodajes de ese año.
Los escenarios de rodaje de la serie se han convertido en lugar de peregrinaje de los seguidores de la misma: se calcula que en todos los países donde se han rodado escenas de la serie se ha incrementado el turismo en más de un 25%. Sólo durante los días que duró el rodaje de la serie en Andalucía aumentaron las visitas a Osuna y Sevilla en un 15%. El Real Alcázar registró durante entre enero y junio un total de 735.097 visitantes, un 12,9% más que el año anterior
Con posterioridad al rodaje y una vez emitidos los primeros capítulos de la quinta temporada de la serie, Osuna ha visto incrementadas las visitas turísticas en un 30% a lo que se añade que han comenzado a visitarla ciudadanos de países que no tenían a esta ciudad en su circuito, como los americanos. Una prueba de fuego que demostró la importancia del cine como motor industrial y de los rodajes como una actividad económicá muy importante que había que potenciar.
Desde las comisiones que fomentan estas actividades se pide un informe a Hacienda que explique de forma concisa la repercusión en forma de dinero de los rodajes, pero en 2016 se realizó una estimación que marcó en 500 empleos fijos y 700 eventuales en toda España sólo por Juego de Tronos, lo que se tradujo en más de 18 millones de euros en gastos declarados a Hacienda, según la memoria económica de la Andalucía Film Commision de ese año.
Uno de los artífices de que Juego de Tronos recayera en España es Carlos Rosado. Él es el presidente de la Spain Film Commission, organización que fomenta la presencia de rodajes en nuestro país y que tiene su inicio en la Andalucía Film Commission que también preside. Es precisamente la creación de estas instituciones cuando todo empieza a fluir. “Hasta entonces España era un receptor pasivo de rodajes. No se había planteado el Estado que había que hacer una labor activa para atraerlos. Las comunidades autónomas desde sus Film Commisions empiezan a hacer acciones para atraer rodajes y crean normas y manuales de buenas prácticas para facilitarlos”, cuenta Rosado a EL ESPAÑOL.
Desde antes del rodaje, cuando empiezan a localizar, ya se nota. Hay un dato relevante, y es que se estima que el 30% del presupuesto de una serie o película se queda en el lugar en el que se rueda
El antes y después lo marca el rodaje de Exodus, de Ridley Scott, que se rueda en Andalucía y Canarias y en el que hasta se gastan los clavos de las tiendas por la compra masiva del equipo de dirección artística. Por primera vez el Gobierno se da cuenta de que un rodaje es una inyección de dinero importante en la zona, pero faltaba lo más importante para atraer rodajes internacionales: los incentivos fiscales. Estos son deducciones que hacen que se devuelva a la productora un porcentaje de lo que gaste en nuestro país. De hecho, Juego de Tronos podía haber venido antes si hubieran estado instalados antes.
“La primera vez que vinieron iban buscando algo muy concreto, el Palacio de Agua de Dorne y Meereen, lo que finalmente fue Osuna, pero nosotros le enseñamos muchas más localizaciones. Entonces no había incentivos, y nos lo dejaron claro, ellos sólo vendrían si hay incentivos y les dijimos que para la siguiente temporada los habría, y así fue. Esto provocó la creación de incentivos, no en los términos que se propusieron, sino más limitados, y se traza una estrategia más ambiciosa para competir con otros países, hasta entonces nada y estábamos en inferioridad”, recuerda Carlos Rosado, que fue uno de los que convenció al Ministro Montoro gracias a las cifras del impacto económico del rodaje de Exodus.
Desde la Spanish Film Commission y los análisis que hacen lo tienen claro: los efectos económicos de un rodaje como el de Juego de Tronos se notan desde el primer minuto: “Desde antes del rodaje, cuando empiezan a localizar, ya se nota. Ya en el rodaje desplazan a los equipos y contratan bienes y servicios en la zona, nuestro objetivo es que todo lo que contraten sea de la zona para poder crear un tejido industrial. Hay un dato relevante, y es que se estima que el 30% del presupuesto de una serie o película se queda en el lugar en el que se rueda. Un rodaje puede desplazar entre 100 y 300 personas y estar aquí más de dos meses. Hay una cantidad muy estimable que se queda en la economía del lugar”.
Faltan mejores incentivos fiscales, tanto en el porcentaje de desgravación como en los límites máximos. También carecemos de estudios al nivel de nuestros competidores
El impacto económico no termina cuando HBO abandona las localidades españolas, ya que existe un efecto llamada mucho más duradero, y es cuando una localización aparece en pantalla. El encanto del Alcázar de Sevilla cuando se convirtió en Dorne hizo que muchos extranjeros quisieran conocerlo. “Primero hay un efecto llamada por la reputación del destino. Si ha sido capaz de acoger a una gran producción, la industria sabe que es una garantía, y luego está el impacto mediático. Todos los periódicos dais informaciones sobre localizaciones y eso genera un flujo de visitantes. En España se han dado a conocer lugares que no se conocían y se han incrementado las visitas de manera exponencial”, apunta Rosado.
Desde aquella primera visita de Daenerys y compañía gracias a los incentivos, España se ha convertido en industria de rodajes. Sólo en 2017 -año en el que no estuvo Juego de Tronos- se consiguieron 1406 rodajes en Andalucía, la cifra más alta de su historia, y eso a pesar de dos deficiencias que tenemos en nuestra industria y que señalan desde la Andalucía Film Commission: “Faltan mejores incentivos fiscales, tanto en el porcentaje de desgravación como en los límites máximos que aleja a las grandes producciones, ya que sólo se les devuelven tres millones y es muy poco dinero. El segundo elemento es industrial, y es que carecemos de estudios cinematográficos y audiovisuales al mismo nivel de nuestros competidores, como los de Pinewood en Londres o en Europa del Este, donde están saturados”. Errores a solucionar si no queremos que todo lo conseguido estos años se esfume y el próximo Juego de Tronos deje su dinero fuera de España.