En 1995 el cine cambió para siempre. Una película completamente realizada por ordenador demostraba que, en el séptimo arte, los límites los ponía la imaginación. Las nuevas tecnologías conseguían realizar cualquier suelo y animar cualquier objeto. John Lasseter y su estudio, Pixar, lo demostraban materializando la fantasía de cualquier niño: ¿qué pasaría si nuestros juguetes cobraran vida?
Toy Story no se quedó en una virguería técnica o en una idea brillante, sino que además construyó una historia y unos personajes inolvidables. Aquel día el cine de animación dio un paso de gigante hacia su madurez. En Pixar, además, encontraron su franquicia más rentable y la explotaron, pero tratando cada historia como si fuera única. La continuación, en 1999, no desmerecía, y de hecho ganó el Globo de Oro a la Mejor película de comedia o musical. El cierre de la trilogía fue la guinda del pastel: una película madura, emotiva e inteligente que incluso consiguió una nominación al Oscar a la Mejor película.
Por eso sonaron muchas alarmas cuando el estudio anunció que en vez de dejar la saga en una trilogía perfecta, prefería seguir explotando la historia de Buzz, Woody y compañía. Para tranquilizar a las masas y a la legión de fans, su productor Jonas Rivera visitó España, donde mostró material del filme y contó las claves con las que quieren seguir enamorando a los espectadores.
El regreso sorpresa
En la tercera entrega, centrada en la madurez, en la despedida, y en saber decir adiós, muchos notaron una ausencia importante, la de Bo Beep, la pastorcilla de porcelana que fue el interés amoroso de Woddy las dos primeras películas. Se hacía una pequeña mención a su marcha en un momento de la película, pero no se extendían en ello. Puede que fuera por pereza narrativa y porque pensaban que el personaje ere prescindible, pero también puede ser porque tenían en mente esta historia que centra la cuarta entrega.
La película abre con el momento de la marcha de Be Boop cuando regalan a la muñeca. Tras una despedida trágica, la pandilla continúa con su vida… hasta ahora, cuando una serie de casualidades lleven al vaquero de juguete a reencontrarse con ella. En los últimos años Pixar ha hecho un esfuerzo por desarrollar más sus personajes femeninos y que no sean simples comparsas, y se notará en Toy Story 4, donde veremos a la pastorcilla convertida en una heroína de acción empoderada y que no necesita que nadie le diga lo que tiene que hacer. El propio productor confirmaba que fue complejo mostrar “a un personaje que no tenía “que ser demasiado perfecto, sino que fuera real, que no estuviera sermoneando ni siendo une estereotipo, pero tampoco queríamos que debilitara a Woody, que ella le hiciera parecer tonto o menos, que esa no fuera la dinámica entre ellas”.
El nuevo personaje
Una de las cosas que siempre ha funcionado en Toy Story es la incorporación de nuevos personajes que se incorporan de forma precisa a las tramas. Ya nadie entiende Toy Story sin Jessie o sin las apariciones hilarantes de Barbie. En Toy Story 4 se han arriesgado con el fichaje, porque rompe con las normas establecidas. Se trata de Forky, un tenedor con ojos, boca y alambre como brazos. La idea es original, en cuanto un niño crea algo que considera un juguete, lo es, y por tanto también tiene vida en el universo de Toy Story. Los creadores se han tenido que enfrentar a Forky a muchas críticas en redes sociales cuando lanzaron la primera imagen. Los tiempos cambias, y si antes el público llegaba virgen a la sala, ahora valoran cada noticia, algo que Jonas Rivera cree que “por un lado es bueno porque todo el mundo presta atención, pero la contrapartida es que eso te afecta”.
“Cuando te arriesgas y haces algo con todo el cariño del mundo y ves que es criticado, pues eso te hace sentir como cuando crías a tus hijos, crecen y quieres que la gente les acepte y les aprecie, pero te acabas dando cuenta de que eso está fuera de tu control, y eso pasa aquí”, explica el productor a este periódico. No son las únicas incorporaciones, también un motero de acción con la voz de Keanu Reeves y dos peluches de feria a los que doblan Jordan Peele y Keegan-Michael Key quieren sus dosis de protagonismo y convertirse en los robaescenas del filme.
La villana
Toda película de Toy Story tiene un villano. Han sido el oso Lotso o Stinky Pete, aunque más que villanos eran personajes que entendían la pertenencia y su forma de vida de manera diferente a Woody y compañía. En esta ocasión, y viendo el material que Pixar enseñó a los periodistas se tratará de una muñeca de nombre Gaby Gaby que vive en una tienda de antigüedades y a la que pone voz Christina Hendricks. Ella busca desesperadamente una caja de voz como la que tiene el vaquero y que le hace decir frases como: “Hay una serpiente en mi bota”. Para los más fans de Pixar, Jonas Rivera avisa, en esa tienda de reliquias habrá un guiño a cada película de la compañía, ojo avizor.
La salida de John Lasseter fue algo muy gordo y hemos pasado cosas que no se han afectado a todos, pero os digo que creo que Pixar está viviendo su mejor momento
¿Es un reboot o una secuela?
Tras el brillante cierre de la anterior película todos pensaron que la trilogía había acabado. Esta nueva historia parece un nuevo punto de inicio, con una dueña diferente. Por eso muchos han planteado que esto podría ser un reboot (reinicio) de la saga más que una secuela al uso. Jonas Rivera rechaza esa teoría, y aseguro que siempre han pensado en ella “como una continuación de la historia”. “La historia siempre ha girado en torno a Woody y su progresión como personaje. Es verdad que introducimos personajes y mundos nuevos, pero más que un reboot es una historia que continúa”, subraya.
La primera sin John Lasseter
Hace un año Pixar vivió uno de sus momentos más complejos. Su fundador y alma de la empresa John Lasseter, anunciaba que se tomaba seis meses de excedencia tras las acusaciones de trabajadores de comportamiento y comentarios inadecuados. Tras ese parón prefirió dejar la casa de animación para que siguieran su camino sin la sombra del acoso de su creador.
Lasseter es el director y padre de Toy Story, y esta será la primera sin que él esté en Pixar. Jonas Rivera reconoce que estos meses y su salida han sido “muy duros, mentiría si dijera lo contrario”. “Fue algo muy gordo y hemos pasado cosas que no se han afectado a todos, pero os digo que creo que Pixar está viviendo su mejor momento. Somos una familia, llevamos 25 años en esto, pero es verdad que nos ha sacudido hasta lo más íntimo. Ha habido otros momentos duros, como la venta a Disney, yo siempre he sido fan y amaba al estudio, pero en aquel momento fue un punto de inflexión y pensábamos que podía ser el final, pero dos días después estábamos trabajando y cuando se ha ido John ha sido lo mismo. Nos hemos puesto a trabajar”, ha zanjado. Ahora queda ver si todas esas promesas se trasladan a la taquilla, donde el listón está demasiado alto: la anterior entrega superó los 1.000 millones de dólares de recaudación en todo el mundo.