Adam Sandler y Larry Valentine, asiduos a participar en comedias románticas, dan vida a una pareja de amigos que por temas burocráticos deciden contraer matrimonio. Sin embargo, el funcionario que debe asegurarse de que el casamiento no haya sido por motivos económicos les obliga a actuar como una pareja feliz y enamorada. La forma 'afeminada' en la que actúan, acompañado de clichés innecesarios lo convierten en un largometraje que estereotipa y homogeneiza al colectivo homosexual. "Un matrimonio de mal gusto y malos gags. (...) Una película que deja en mal lugar al matrimonio, la homosexualidad, la amistad, los bomberos, los niños y prácticamente todo lo demás", escribió una periodista del USA Today acerca del filme de 2007.