El cine costarricense, desconocido para muchos en el continente europeo, da un paso en grande en su difusión cultural con el estreno de El despertar de las hormigas este 2 de agosto. Su directora, Antonella Sudasassi, destaca la rareza de la abundancia de mujeres que hay en su país dirigiendo largometrajes. "Es una particularidad de la región. ¿Por qué? No lo sé", cuenta a este periódico.
El sello que deja Sudasassi en esta hora y media de película muestra el ansia de liberación de una mujer que se ha visto envuelta en una familia con dos hijas. Isa (Daniella Valenciano) es modista y vive en un pequeño pueblo humilde en Costa Rica. Su esposo Alcides (Leynar Gómez) desea tener un tercer hijo —esta vez un varón— pero ella no quiere. No obstante, el contexto social que rodea a la joven madre le imposibilita alzar su voz.
A lo largo del filme se aprecian varias formas de presión que, en su conjunto, conforman el funcionamiento de un sistema cultural patriarcal que reduce a la mujer a un mero vientre. Por una parte, el marido insiste noche tras noche en yacer para tener un nuevo hijo en una familia que difícilmente llega a fin de mes; por su parte, ambas hijas recuerdan a una Isa desesperada que quieren tener un hermanito en la familia; y por último se encuentra el entorno familiar y de amigos que no cesan en su perseverancia por que Isa vuelva a quedarse embarazada.
Sudasassi comenta cómo su intención era "hablar de temas que nunca se habían mencionado" en su entorno. La directora nacida en San José en 1986 echa la vista para atrás y rememora cuando su madre, que ya había tenido cuatro hijos, se quedó embarazada de un quinto: "Mi madre no quería otro hijo".
Es por ello que quiso dedicar la trama de cierta manera a las mujeres de su vida. "Mi madre, mi tía y mi abuela siempre estaban a disposición de los demás olvidándose de su propio beneficio".
De esta forma, la película cuenta con numerosos elementos simbólicos que ejercen como complemento de ese patriarcado generalizado. "Las hormigas que aparecen dentro de la casa son una característica más de esa presión", declara a EL ESPAÑOL la directora. "La naturaleza invade hasta el espacio más íntimo, el entorno se vuelve abrasivo".
Dinámicas ambiguas
El filme se aleja de cualquier patrón y cliché hollywoodiense. Es un largometraje crudo, de escenas largas y con silencios, a la vez que existe una sonoridad humana que no necesita una banda sonora para acompañar la trama.
Tampoco hay personajes encasillados. Alcides, el marido, no es ningún villano que la golpee o la maltrate psicológicamente. Sin embargo, apenas tiene en cuenta el placer y felicidad de su propia mujer. Su desconocimiento es total. De hecho, su ignorancia dentro del núcleo familiar es tal que no sabe ni dónde están los cubiertos.
El hombre en la película no es malo, simplemente repite actitudes que le han ido enseñando a lo largo de su vida
"El hombre en la película no es malo, simplemente repite actitudes que le han ido enseñando a lo largo de su vida", expresa la directora, quien ha querido dotar a Alcides de una personalidad ambigua de la cual el público tendrá que sacar sus propias conclusiones.
El despertar de las hormigas presenta una historia de "una mujer que está en una etapa de quiebre" y que enfrentarse a unos roles impuestos en un país como Costa Rica y en un pueblo tan aislado será todo un reto familiar y personal.