Hay pocas frases más recurrentes que aquel “Venceréis, pero no convenceréis” que Miguel de Unamuno dio en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca delante de Millán Astray para criticar el franquismo y las acciones del bando nacional después de haber apoyado el golpe de estado contra la república. No existen registros sonoros de la épica, sólo varias versiones de lo ocurrido, pero aquel momento histórico ha calado tanto en nuestra sociedad que todavía hoy late con fuerza.
Lo curioso del asunto es que todos se han apropiado de aquella frase, y por consiguiente del propio Unamuno. Rajoy la dijo para criticar la salida de los Papeles de Salamanca hacia Cataluña, Isabel Celáa para criticar un escrache independentista a Cayetana Álvarez de Toledo, y la guinda del pastel se puso en el último discurso de investidura, donde con pocos días de diferencia fue pronunciada por Gabriel Rufián y luego por Santiago Abascal, que en la segunda votación parafraseó diciendo “ni venceréis, ni convenceréis” y fue replicado por el PNV calificando de “impresionante” escuchar a Abascal citar “a Unamuno en defensa de sus posiciones”.
El vaivén ideológico del escritor, sus contradicciones y su carisma le han convertido en una figura que todos se quieren apropiar, y eso es también lo que retrata Alejandro Amenábar en su nueva y esperadísima película, Mientras dure la guerra, un retrato del escritor desde que apoya el golpe de estado en julio de 1936, hasta que vira completamente y pronuncia el mítico discurso delante de Millán Astray. Una película que se presenta este sábado en el Festival de Cine de San Sebastián antes de su estreno el 27 de septiembre, y un personaje lleno de dobleces, para el que era fundamental encontrar un actor que le diera vida sin caer en la imitación, sin sonar pomposo e impostado.
El elegido fue Karra Elejalde, famoso por dar vida al padre de Clara Lago en Ocho apellidos vascos, personaje que le valió su segundo Goya, tras el conseguido por Y también la lluvia, de Icíar Bollaín. Ahora se medirá de tú a tú con Antonio Banderas por su maravillosa composición de Miguel de Unamuno, humana y contenido. Un papel para el que el propio Amenábar reconoce que no veía al actor: “En principio, me parecía que Karra no coincidía ni por físico, ni por edad, ni por talante con Unamuno".
"Uno y otro no pueden ser más distintos. Unamuno tenía arranques encendidos y pasionales como los que vemos en la película, pero todo el mundo coincide en que era un tipo más bien seco. Karra es todo lo contrario, es un trozo de pan que te abraza todo el tiempo. Recuerdo que antes de empezar la película, para aplacar mis dudas, me dijo: ‘Muchacho, olvidas que soy actor’”.
Confié en quien considero un actor inmenso y alguien que iba a ser capaz de convertir ese discurso de Unamuno en algo muy real y cercano. Karra es un actor volcánico
A pesar de no verle de primeras, Amenábar reconoce que se fió de “sus directoras de cásting”. “Confié en quien considero un actor inmenso y alguien que iba a ser capaz de convertir ese discurso de Unamuno en algo muy real y cercano. Es un actor volcánico, con infinidad de recursos y una energía inagotable, y es más fácil contenerla que sacar esa energía de donde no la hay. Su ejercicio fue de minimalismo y de reducir su gestualidad y su energía”, cuenta sobre el personaje a EL ESPAÑOL.
Alejandro Amenábar no tiene miedo en reconocer que no conocía el episodio del paraninfo. Es más, cree que es un ejemplo perfecto de lo poco que sabemos de nuestra historia y de la Guerra Civil. “Lo descubrí investigando. Toda mi generación, o yo en mi caso, había estudiado la figura de Miguel de Unamuno, pero yo desconocía completamente el episodio del paraninfo y no había oído nada de su posicionamiento en la Guerra Civil”, añade.
Rápidamente se sintió enamorado de un personaje que vive en “la contradicción”. “Me interesa todo lo que tenga que ver con eso, con la contradicción, con las aristas, y con los grises, con personajes que no son blancos o negros. En clase de guion te dirían que el arco dramático de Unamuno en esos meses de la Guerra Civil desde que defiende el golpe hasta que hace el discurso del paraninfo es oro. Aunque es difícil vivir en la eterna contradicción que vivía Unamuno, y me cuesta pensar que no hubiera cuestionado cualquier posición que se hubiera encontrado”, añade.
La película presenta también a un Unamuno que pasa por ser el hombre amado por todos a un héroe de la derecha para convertirse de nuevo en un revolucionario por su discurso. Todos le querían para su propio beneficio, como los políticos de ahora. Alejandro Amenábar cree que se ha “usado tanto por la derecha como por la izquierda precisamente porque esa contradicción invitaba a ello”. “Hace poco hasta Santiago Abascal mencionó sus palabras para atacar a otro partido, y eso te hace pensar, porque sientes que a veces, y eso lo cuento en la película, sus palabras son usadas porque, precisamente, no se casa con nadie”.
Un Unamuno bajado al barro, enfrentado a sus principios y obligado a reconocer sus errores. Humano y real, gracias a la labor de un actor soberbio y a un director enamorado de su personaje. Así es como ve Amenábar al escritor, y así es cómo se lo va a presentar al público el próximo 27 de septiembre, cuando Mientras dure la guerra llegue a las salas.