El cine español y la Guerra Civil. Un dúo que muchos unen constantemente, aunque los datos se empeñen en confirmar que, realmente, no se ruedan muchas películas que aborden ese tema. Nuestra historia todavía asusta, y los que se atreven a tratarla en forma de películas suelen salir escaldados. Las cuentas pendientes con nuestra memoria se notan más que nunca cuando un director decide hablar del conflicto.
El último en meterse en ese ‘jardín’ ha sido Alejandro Amenábar. Tras la decepción de Regresión ha vuelto a rodar en español. No sólo eso, sino que se ha metido con uno de los personajes más españoles posibles, Miguel de Unamuno, el escritor que pasó de apoyar el golpe de estado en 1936 ha dar su inolvidable discurso en el paraninfo de la Universidad de Salamanca.
Ese es el arco temporal que abarca Mientras dure la guerra, su esperado filme que se estrena el 27 de septiembre y que compite por la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián. Una película que ha costado financiar, precisamente por el tema que toca, y que el director cree que pertenece a la lista “de las buenas”.
¿Hacer una película de la Guerra Civil es un acto de valentía?
Hacer una película en España, ahora mismo, es un milagro y una operación de altísimo riesgo, y más si sumas un drama que transcurre en la Guerra Civil y con Franco como uno de los coprotagonistas.
Es un retrato complejo del dictador. Sin ridiculizarle, mostrando sus intrigas… ¿era uno de los retos?
Todo lo que tenia que ver con el tema militar del bando nacional fue un reto, porque quieres hacer un retrato ajustado y porque yo no formo parte de ese mundo, pero tienes que dar voz a esos generales y sobre todo a Franco. Investigando me he dado cuenta de lo poco que sabía de Franco y de la Guerra Civil. Intentar entrar en la cabeza de Franco ha sido muy interesante. Diría que hasta apasionante el intentar saber qué le pasa por la cabeza a este señor que ni sus colaboradores más próximos podían adivinar.
Me gusta la contradicción, aunque en algún momento te tienes que posicionar, hablar o significarte, y alguien como Unamuno lo que hizo fue elegir el momento más inoportuno para hablar
La película cuenta cómo Franco va a Toledo sabiendo que alargaría la guerra con el objetivo de proclamarse generalísimo. No sé si conocía este hecho o fue un descubrimiento durante la investigación para la película.
Lo descubrí investigando. Toda mi generación, o yo en mi caso, había estudiado la figura de Unamuno, pero yo desconocía completamente el episodio del Paraninfo y no había oído nada de su posicionamiento en la Guerra Civil ni tampoco cómo se pergeñó el mando único en la guerra. Siempre piensas que Franco fue el primero en alzarse contra el gobierno, y fue el último en incorporarse y era uno más, pero por un golpe de suerte y por cómo juega las cartas astutamente se corona emperador de España, y esa parte que no conocía me parecía interesante, porque creo que los espectadores tampoco la conocían.
Unamuno comienza defendiendo a la derecha, y luego enfrentándose a ella. De hecho es un personaje que utilizan políticos de todos los ámbitos.
A mí me interesa todo lo que tiene que ver con la contradicción. Con las aristas y con los grises, con lo que no te lleva al blanco o al negro. En clase de guion dirían que el arco dramático de Unamuno en esos meses es oro, y eso me interesa muchísimo. Se ha usado tanto por la derecha como por la izquierda porque, precisamente esa contradicción invita a ello. Hace poco Abascal mencionó sus palabras para atacar a otro partido y eso te hace pensar, porque sientes que a veces, y eso lo cuenta la película, sus palabras son usadas porque precisamente no se casa con nadie.
¿Está mal visto no casarse con nadie, estar en ese extremo centro?
Es difícil vivir en la eterna contradicción en la que vive Unamuno. Me cuesta pensar que no hubiera cuestionado cualquier posición con la que se hubiera encontrado, pero insisto, me gusta la contradicción, aunque en algún momento te tienes que posicionar, hablar o significarte, y alguien como Unamuno lo que hizo fue elegir el momento más inoportuno para hablar, y eso me parece especialmente épico.
¿Tiene miedo a que le acusen de equidistancia, de buscar el equilibrio?
Mientras no comprometiera a mi personaje, a lo que creo que fue el espíritu que pasó aquel día, y a lo que simboliza Unamuno, yo he buscado no cargar las tintas sobre cosas que tuviera dudas. Sobre cosas que pudieran ofender, no pasa nada por envainártela si llevas la película a dónde tu quieres. Pero es que eso también forma parte de mi vida, porque yo intento ser libre sin ofender a nadie.
Cuando hay cosas que puedan ofender no pasa nada por envainártela. Pero es que eso también forma parte de mi vida, porque yo intento ser libre sin ofender a nadie.
¿Entonces no tiene miedo a que le critiquen por tibieza?
Miedo no, cuando haces una película así tienes de todo menos miedo, pero la he preparado a conciencia y la he escrito en conciencia, y en un momento asumes lo que has hecho y todos tienen derecho a opinar lo que quieran. Creo que la película funciona como espejo, literalmente, del espectador.
Hace poco decía Mike Leigh que sólo tiene sentido hacer películas históricas si hablan de nosotros. ¿Qué dice Mientras dure la guerra de España?
Todo. No he tenido que forzar mucho la escritura para hablar de Cataluña, del País Vasco, de las dos españas, del repunte de la política de extremos, de la izquierda que no se entiende... cuanto más estudiaba aquella época me daba cuenta que si cambias cuatro nombres es lo mismo que ahora.
La película fue polémica desde que se anunció el rodaje, con la Plataforma Millán-Astray pidiendo el boicot. ¿Cómo lo vivió, no se llegó a preguntar, dónde me he metido?
Cuando decides hacer una película así asumes la responsabilidad y todo lo que puede pasar. Mi sensación, y la mantengo ahora porque siguen intentando tener titulares diciendo cosas, es que no la han visto, y lo más triste es que lo mismo ni se molestan en verla y lo mismo les sorprendía que la visión no es tan negativa.
Siempre se dice aquello de ‘otra película de la Guerra Civil, cuando los datos muestran que, realmente, son muy pocas las que hablan de ello. ¿Por qué pasa eso?
Porque hay heridas abiertas, se hizo un cierre en falso en la Transición que permitió que el país diera un vuelvo impresionante. Que permitió que llegara la movida, que tengamos a Almodóvar, pero que sepultó heridas muy profundas, y cuando hurgas en esas heridas tocas material altamente sensible. Lo que creo es que este año ha habido un repunte porque hay una nueva generación que, precisamente, nos sorprendemos de lo poco que sabemos de la Guerra Civil. Creo que lo que distingue a Mientras dure la guerra es que tiene a Franco como uno de los personajes principales. La guerra no es un marco de fondo, hablamos de ella.
En España hay heridas abiertas porque se hizo un cierre en falso en la Transición que sepultó heridas muy profundas, y cuando hurgas en esas heridas tocas material sensible
Para ello era fundamental encontrar a un actor que diera vida a Franco.
Fue un quebradero de cabeza. Necesitábamos un actor que se pareciera con el maquillaje y que jugara con todos los elementos de Franco que siempre han llevado a ridiculizarle pero que no lo hiciera ridículo, y que no lo juzgara, y Santi Prego se lo llevó limpiamente.
¿Tiene miedo de que la vea la gente, cómo va a defenderla?
Como todas, la defenderé como cuando crees que has hecho una buena película. En la carrera de un director hay buenas, mejores y peores películas, y esta es de las buenas, pero financiarla ha sido muy complejo, entre otras cosas por la figura de Franco, porque su fantasma flota todavía hoy entre nosotros. La película tiene algo de catártico y animo a que la gente la vea y la recomiende. No es una película sólo de Unamuno o de la Guerra, sino que es de España, y eso espero que anime a las dos partes.
Intentas hacer las películas por una necesidad de expresarte y una necesidad moral. Yo no sabía si esta película era necesaria, pero yo necesitaba hacerla
La película comienza con una bandera republicana lustrosa y acaba con una rojigualda deshilachada, no sé si es una metáfora de España.
Como he dicho, la película funciona como espejo, y tengo algún espectador muy de derechas que me ha dicho que qué mal gusto acabar con una bandera española sucia, porque lo interpretaba como una ofensa, y para mí no lo es, porque habla de una España desgastada, dolida, peleada… Las banderas tienen mucha importancia en la película, porque muestran que tenemos un conflicto con nuestra identidad.
Igual que la escena del himno, al que nadie sabe bien cómo unirse...
El tema del himno no viene del franquismo, ya con la república hubo concursos de letra, pero nunca nos pusimos de acuerdo. Yo creo que la mejor letra para usar para el himno es la de Joaquín Sabina. A mí es la que más me gusta.
¿Tiene el cine un compromiso con la defensa de la Memoria Histórica?
¿Por qué no? Una de las experiencias más intensas que he tenido es ver La lista de Schindler. Es algo más que una película, es una experiencia catártica, y no me comparo con ella ni mucho menos, pero intentas hacer las películas por una necesidad de expresarte y una necesidad moral. Yo no sabía si esta película era necesaria, pero yo necesitaba hacerla.